Alberto Fernández definirá con Rodríguez Larreta y Kicillof la extensión de la cuarentena en medio de la pulseada entre el oficialismo y la oposición

El Presidente pule los anuncios económicos y espera una alta adhesión de los bonistas al canje de la deuda, que vence este viernes. El jefe de Gobierno porteño criticó ayer el proyecto de reforma judicial que tendría esta semana media sanción en el Senado

Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof deberán empezar a definir en estas horas la continuidad de la cuarentena en el Área Metropolitana que volverá a renovarse a partir del lunes en medio de una fuerte pulseada política entre el oficialismo y la oposición y con la atención centrada en iguales proporciones en la crisis sanitaria, la economía y el tratamiento de la reforma judicial, en la que el Gobierno buscará media sanción el próximo jueves.
Es la primera vez que la víspera de la extensión del aislamiento, con reaperturas y visibles señales de agotamiento social después de más cinco meses de su implementación, no está atravesada exclusivamente por negociaciones y tironeos entre las administraciones porteña y bonaerense y la Casa Rosada.
Ayer, la discusión pública entre el Gobierno y la oposición estaba focalizada en el tratamiento del proyecto de reforma judicial, que Alberto Fernández y Cristina Kirchner buscarán darle media sanción este jueves en el Senado, en la previa del anuncio de cuarentena, y en las versiones cruzadas de la conversación telefónica que el Presidente y Mauricio Macri tuvieron al inicio de la pandemia.
De hecho, como contó el sábado este medio, el jefe de Gobierno volverá a poner a prueba esta semana su vínculo con la Casa Rosada entre la administración de la pandemia y las tensiones internas. Este lunes, Rodríguez Larreta publicó en su cuenta de Twitter un hilo contra la reforma que defiende el Frente de Todos. “No es la forma”, resaltó frente a la sesión del jueves, fiel a su estilo, menos confrontativo que el sector más radicalizado de la oposición.
En Olivos dejaron trascender que, en verdad, era una forma del jefe de la Ciudad de buscar una instancia de diálogo.
 “Va a ser difícil”, reconocieron desde la mesa de decisiones del Gobierno porteño en alusión a la foto que Fernández, el jefe de Gobierno y el gobernador bonaerense protagonizarán sobre el filo del fin de semana. Según está previsto, unas horas después del debate parlamentario en la Cámara alta que tensó mucho más el vínculo entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio.
En la agenda de Alberto Fernández, la cuarentena empieza a ocupar un espacio cada vez menos preponderante, a pesar de que el reporte oficial de ayer del Ministerio de Salud marcó 382 muertes, un nuevo récord. En al anterior anuncio, el propio Presidente había subrayado que “la cuarentena no existe más”, que había que redoblar los esfuerzos y evitar las reuniones sociales, y destacó que la circulación del coronavirus volvía a presentarse con preocupación en el interior del país, y no solo en el Área Metropolitana.
El fin de semana, el mandatario apareció sin barbijo ni distancia social en la residencia de Olivos en compañía de Hugo Moyano, la mujer, Liliana Zulet y el hijo Jerónimo, y su pareja, Fabiola Yáñez. Para conocer la esencialidad del encuentro habría que consultar a Zulet y a Yáñez, que fueron las organizadoras.
El Presidente, por el contrario, está ahora mucho más enfocado en la economía y en el tratamiento del proyecto de reforma de la Justicia, cuya suerte asoma incierta en la Cámara de Diputados.
Por estas horas, entre Olivos y la Casa Rosada se termina de pulir el anuncio de las “60 medidas económicas” que el jefe de Estado espera encabezar las próximas semanas. Una puesta en escena que aún es motivo de análisis y que está encadenada con el proceso de adhesión al canje de la deuda extranjera de los acreedores privados que vence este viernes. El oficialismo quiere empezar a mostrar otra iniciativa, vinculada a la “recuperación” económica. Por eso en el entorno presidencial hay quienes buscan mudar al mandatario de Olivos para esa foto: la quinta, dicen, quedó asociada a la cuarentena.
En el Palacio de Hacienda descuentan que la aceptación de los bonistas, que entonces tendrán que canjear sus papeles el 4 de septiembre, será alta. En la Casa Rosada buscan cómo capitalizar mediática y políticamente el proceso. En especial porque la atención pública en torno al acuerdo preliminar que el Presidente y Martín Guzmán oficializaron el martes 4 de agosto duró un suspiro.
El anuncio de las 60 medidas, que buena parte son concentradas por el Ministerio de Desarrollo Productivo, tiene tres patas: la fiscal-financiera, la del consumo y la de la obra pública. Incluye, por ejemplo, el relanzamiento del PROCREAR y paquetes destinados al turismo.
Ayer, en las oficinas de la calle Uspallata de la administración de la Ciudad, los colaboradores de Rodríguez Larreta daban cuenta de que la idea del jefe de Gobierno es habilitar a partir del lunes las mesas para gastronomía al aire libre, la regulación del espacio público para reuniones sociales -con un máximo de ocho personas- e insistir con la apertura de escuelas para “gabinetes informáticos”, que necesita sí o sí la aprobación del Ministerio de Educación nacional.
Esta vez, hay más coincidencias sanitarias entre los gobiernos porteño y bonaerense. En parte porque el sistema hospitalario del AMBA resiste la demanda. Por el hartazgo social. Por las necesidades económicas. Y porque la discusión en torno a la reforma judicial alteró la agenda pública.
Para la oposición, no hay diferencias, como trasciende, entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner. (Infobae  – Por Federico Mayol)