Autocrítica de un ex jefe de inteligencia, mientras sigue sin novedades la búsqueda

Submarino desaparecido

El submarino ARA San Juan desapareció el 15 de noviembre de 2017 con 44 tripulantes a bordo. A pesar de un gran esfuerzo, que incluso contó con la ayuda de grandes potencias como Estados Unidos, Rusia e Inglaterra, los restos del navío todavía no fueron hallados.
Para el contraalmirante retirado Manuel Guillermo Tomé, la tragedia del ARA San Juan estaba escrita. Sólo faltaba definir la fecha y quiénes serían las víctimas. «Lo que ocurrió, debió advertirse que iba a ocurrir: cuándo, con qué y a quién le tocaría se definiría en el tiempo. Ahora lo sabemos», lamentó. En un duro repaso de la historia de las Fuerzas Armadas, el exjefe de inteligencia de la Armada habla de «la degradación» de esa fuerza, como consecuencia de un presupuesto insuficiente, salarios bajos y la consecuente baja autoestima de sus integrantes. En su llamado a realizar una profunda autocrítica dentro de la Armada, Tomé expresó su «más sentido respeto para las familias de los 44», y rápidamente deja una síntesis que luego argumentará en detalle: «Aun sin conocer las auténticas y concretas causas de este siniestro, existe una realidad inocultable respecto a la situación de las Fuerzas Armadas que se conjuga con aquel infortunio».
Pero el mensaje también va dirigido a la clase política y su reacción una vez ocurrido el peor desenlace para los submarinistas. Para Tomé, hay una cuota de «oportunismo» en la dirigencia: «Ahora se echarán culpas, se acusarán oficialismo y oposición, se descabezará a la Armada y se hablará de reestructuración, todo posiblemente necesario y, posiblemente, oportuno u oportunista». El contraalmirante retirado hizo una cronología de la situación de la Armada y destacó que en 1984, tras la recuperación de la democracia, se incorporó equipamiento, pero luego llegaría la escasez en las FFAA: «Llegaron las seis corbetas MEKO-140, las cuatro MEKO-360 y los submarinos, entre ellos el ARA San Juan, entre otros buques. Pero después sobrevino una estrechez de recursos que impidió mantenerlos y las conducciones superiores de la Armada no dijimos nada».

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