Crece la presión interna en el oficialismo para revitalizar el gabinete

Carteras que se lucieron poco y problemas de convivencia en determinadas áreas de gestión son algunas de las autocríticas que reconocen en el entorno del Presidente 

En los altos mandos del Gobierno, pero también en los elencos de los otros sectores de la coalición oficialista, crece la convicción de que el gabinete de Alberto Fernández necesitará revitalizarse una vez que pase lo peor de la pandemia y una vez que la resolución de la deuda-que fue planteada por el Presidente como el primer mojón de la gestión- quede atrás.

Carteras que se lucieron poco y problemas de convivencia en determinadas áreas de gestión son algunas de las autocríticas que reconocen en el entorno del Presidente. Frente a una atmósfera de rumores, en el Gobierno rechazaron durante la última semana un recambio de las figuras de los ministerios.

Lo que sí reconocen en la Casa Rosada es que hay una necesidad de abandonar la agenda reactiva de la pandemia y dar lugar a una mayor visibilidad de las políticas públicas, mostrar más acción. «Es un gabinete que tiene siete meses de vida y cuatro de pandemia», justificó en las últimas horas el ministro coordinador, Santiago Cafiero.

La única salida que nadie se anima a descartar en los pasillos de la Casa Rosada es la del secretario de Energía, Sergio Lanziani. El funcionario llegó al gabinete respaldado directamente por Fernández -a quien conoce desde 2018- en un presunto acuerdo con el PJ de Misiones. Pero al poco tiempo de asumir rompió vínculos con Carlos Rovira, el hombre fuerte del peronismo en su provincia, y exhibió chispazos con su jefe en el organigrama, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.

De hecho, hace aproximadamente dos meses que Lanziani no trabaja en el ministerio y, con el argumento de evitar los contagios por el coronavirus, montó su oficina en el edificio de Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA), en Villa Martelli. Sin espalda política y ocupando una silla estratégica (algunos creen incluso que energía debería ser un ministerio) en la Casa Rosada admiten que su salida se fue pavimentando en las últimas semanas. «Maduró el knock out: no funcionó como esperábamos el trabajo en equipo», reconoció un importante colaborador con llegada a Fernández.

En otros casos, en el Gobierno esperan imprimirle mayor dinamismo a la gestión. El Ministerio de Desarrollo Territorial y Hábitat, a cargo de María Eugenia Bielsa, tiene a su cargo un presupuesto importante para motorizar la reactivación económica. Por ahora se lució poco. Lleva ejecutado menos del 15% del presupuesto (de acuerdo al sitio del Ciudadano) y eso le vale críticas de importantes actores del oficialismo.

«No puede haber subejecución a ocho meses de gestión con todo el esfuerzo fiscal que se está haciendo», dijo un importante referente del Frente de Todos al diario La Nación. En la Casa Rosada justificaron que la cartera es nueva y debió «emparchar» distintas áreas y explican que eso demoró la puesta en marcha de los programas.

En los próximos días se espera que Bielsa y Fernández (él no cuestiona la performance de la ministra) hagan el relanzamiento del plan Procrear, un programa de amplio alcance con líneas de microcrédito y créditos hipotecarios. Será un voto de confianza. El anuncio estuvo pautado para la semana pasada, pero luego fue pospuesto porque, según afirmó un importante funcionario, «le faltaba volumen y definición para sacarlo a la calle».

El ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, también fue cuestionado internamente en los últimos días por haber «hablado de más» con el plan para los sectores vulnerables tras la pandemia. El ministro habló en Radio Mitre de la iniciativa «Potenciar Trabajo» pero también anunció un «ingreso universal», sin que eso estuviera definido. «Se le escapó», dijo un asesor del Presidente, que prefiere tener mayor control sobre el timing de los anuncios.

En la Casa Rosada hay una comprensión de las dificultades que afronta el ministro. Surfea en un ministerio que encarna las tensiones políticas de la coalición porque allí confluyen distintas terminales de poder, como las organizaciones sociales, La Cámpora, un sector residual del equipo de la exministra Alicia Kirchner y representantes de los intendentes del PJ bonaerense.

En la Casa Rosada admiten que no es sencilla la conducción de un ministerio parcelado, que además tiene la caja más grande del gabinete. «No es fácil comandar ese lugar donde abrevan distintos sectores», reconoció un funcionario cercano al Presidente.

Misiles subterráneos
Por fuera de las oportunidades de mejora que reconocen en la administración central, los otros socios del oficialismo -el kirchnerismo y el massismo- también lanzan críticas subterráneas al gabinete de Fernández.
«No puede ser que se esté gastando un dineral en los ATP y las empresas estén puteando, debería estar contenido. Falta que las cosas que se anuncian lleguen con eficacia al entramado productivo», dijo un importante referente del ecosistema del Frente de Todos en alusión al ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. El ministro, que salió del semillero del Grupo Callao, es una espada económica del riñón de Fernández y es uno de los que hoy articula las medidas para la pospandemia.
Más allá de la crítica que Cristina Kirchner le dedicó a la invitación que hizo Fernández a los empresarios del Grupo de los Seis (y que dejó leer entre líneas al compartir en Twitter un artículo de Página 12) en La Cámpora también cuestionaron a las ausencias que tuvo el sindicalismo en aquella foto, donde solo estuvo unos de los secretarios generales de la CGT, Héctor Daer.
«Alberto no pudo hacer todavía una reunión con todo movimiento obrero junto, con todas las corrientes del sindicalismo. Hay una falla en la cuestión política», dijo un portavoz de trato diario con la agrupación kirchnerista en alusión al ministro de Trabajo, Claudio Moroni, que es un viejo amigo del Presidente.
El último cuestionamiento llegó por los bloqueos de Camioneros a Mercado Libre. «Tenes que saberlo antes y no dejar que escale», alegó el representante de La Cámpora. Ayer, en la agrupación circulaba un tuit que señalaba que el expediente por el encuadramiento que reclama Hugo Moyano recaerá en un área del Ministerio de Trabajo donde todavía quedan funcionarios de la gestión de Mauricio Macri. (La Nación – Por Maia Jastreblansky)