Félix Crous: el fiscal kirchnerista que dictaminó contra Alberto Fernández

Félix Crous ama la Justicia y el blues, y se enamoró del kirchnerismo. Funcionario judicial de larga trayectoria, trabajó como secretario en la Cámara Federal cuando apenas despuntaba los veintitantos años y de allí obtuvo, por concurso, la titularidad de la Fiscalía de Instrucción Nº 8.

Alberto Fernández lo designó en diciembre al frente de la Oficina Anticorrupción (OA), un organismo encargado de investigar a los funcionarios públicos y hacer el seguimiento y control de la presentación de sus declaraciones juradas de bienes. Fue noticia hace unas semanas al decidir que la OA abandonará el papel de querellante en las causas Los Sauces y Hotesur, donde se investigan supuestas maniobras de lavado de dinero de la familia Kirchner.

Pero hoy, volvió a la escena central al dictaminar que el Presidente debería presentara la «nómina» de aquellas personas y sociedades para las que haya trabajado que sean concesionarias o proveedoras del Estado, o realicen actividades reguladas.El pedido de Crous fue rechazado inéditamente por Alberto Fernández.

La OA depende del Ministerio de Justicia y por eso se criticó siempre su falta de independencia desde el punto de vista del diseño institucional. La anterior titular de la OA, Laura Alonso, presentó un proyecto para hacerla autárquica. Fernández prometió que iba a dotarla de independencia.

Más allá de la arquitectura institucional está el perfil del funcionario a cargo. Crous no oculta sus simpatías kirchneristas e hizo culto de la polémica en defensa de las políticas de Cristina Kirchner en 6,7,8, por ejemplo, por lo que la oposición criticó su designación por su falta de imparcialidad.

Crous se desempeñó como fiscal de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), donde actuó en el caso de la muerte de Santiago Maldonado, pero generó controversia por aportar pruebas luego cuestionadas, como testimonios que a la postre fueron denunciados como falsos. Fue apartado de la investigación por la fiscal de la causa y, luego, de la propia Procuvin.
Fue, también, uno de los fiscales que respaldaron la actuación de Alejandra Gils Carbó al frente de la Procuración General de la Nación.

Crítico del Poder Judicial
Hipercrítico del Poder Judicial, ya en su juventud tenía esa mirada. Por ejemplo, cuando asistió al acto de jura del camarista Mario Gustavo Costa como juez de tribunal oral. Allí escuchó cómo un juez le dijo a otro: «De vez en cuando el sistema nombra a alguien que vale la pena». Crous relató públicamente esa historia, que recordó ante la consulta de LA NACION un abogado que lo aprecia y que cree que, a pesar de su filiación política, sus virtudes como defensor de los derechos humanos y su honestidad hacen que sea un buen funcionario.
Es miembro fundador de la agrupación kirchnerista Justicia Legítima y trabaja en la oficina de enlace legislativo de la Procuración.
Actuó en casos de derechos humanos, como los juicios de la verdad en La Plata, y promovió la persecución de Christian von Wernich, excapellán de la policía bonaerense durante la dictadura militar.
Fue miembro de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad de la Secretaría de Derechos Humanos (1998-2013) y director de Política Criminal de la Procuración General (2003-2007). Mas allá de su carrera judicial, Crous tiene debilidad por la radio. Hizo un programa de música que se llamó Blues etílico, donde el funcionario hacía reseñas de bandas y nuevas grabaciones. También hizo Derecho viejo y Al vino, vino, en Radio Nacional. Aún hoy hace radio. En los medios se registra, además, un fugaz paso por la pantalla de Videomatch.
Es abogado egresado de la Facultad de Derecho de la UBA y tiene un posgrado en Especialización en Administración de Justicia. Desde diciembre tiene la misión de controlar el patrimonio e investigar a los funcionarios del gobierno donde se mezclan peronistas y kirchneristas.

Qué decía sobre las causas K

En una entrevista que concedió al diario La Nación en enero, había dicho que «las querellas que están en juicio seguirán adelante». Dijo que iría detrás de los criterios de los abogados, «a menos que aparezcan locuras».
Sin embargo, había sido críptico respecto de las causas que no habían llegado aún al juicio oral. «Veremos caso por caso. Hay un gran desorden con una múltiple representación del Estado que casi viola la igualdad de armas con la defensa. El caos en la acusación de varias oficinas públicas no es procesalmente pertinente. Nosotros no tenemos que mejorar el trabajo de los fiscales, sino estar ahí para controlar», sostuvo entonces.
Incluso había dicho que «los abogados de la OA no tienen un conocimiento suficiente» del caso de los cuadernos de las coimas, tal vez el más resonante respecto de la corrupción durante la anterior etapa kirchnerista.
«Si hay tanta preocupación sobre nuestra querella es porque le tienen muy poca fe a la Justicia. Y a los jueces me parece que no les tienen ninguna fe, porque si todo depende de la querella… ¿Y la prueba? ¿Y los fiscales?», sostuvo. Y admitió que el regreso del kirchnerismo al poder influiría en los jueces. «De eso no tengo dudas. Tengo 30 años en el Poder Judicial. Te puedo escribir la biografía de todos ellos, excepto de los que son mucho más jóvenes (risas)». (La Nación  – Por Hernán Cappiello)