«La agenda con Brasil será de gran ayuda para la recuperación argentina»

Después de casi un año de trabajo, el embajador en Brasil destaca que ya no hay más barreras sanitarias o paraarancelarias para los productos argentinos. En diplomacia, las relaciones cara a cara son insustituibles.

El presidente Jair Bolsonaro hizo la semana pasada la más importante reestructuración de su gobierno desde que llegó a la presidencia. Entre otros, cambió a su canciller. El nuevo ministro de Relaciones Exterior, Carlos Franco França, es un amigo de la Argentina, un diplomático moderado que cree que nuestros destinos están inexorablemente conectados, explica Daniel Scioli en una larga conversación telefónica con este diario.

El embajador hace una suerte de balance de su gestión en Brasil. Se barrieron obstáculos al comercio, se rehizo la relación personal e institucional con las autoridades brasileñas y se han conseguido nichos de mercado e inversión, destaca. «Tengo identificado qué nos pueden comprar en cada rincón de Brasil», añade.

-El Mercosur cumplió treinta años. Parece haber dos ideas en pugna en su seno: una que considera al libre comercio como una palanca para el desarrollo y la otra que prefiere seguir apostando al proteccionismo. ¿Cuál cree que se impondrá o podrá haber una síntesis entre ambas? 

-El impacto de la pandemia en la economía real nos obliga a ser doblemente cuidadosos. Eso no significa cerrarse al mundo, sino abrirse inteligentemente para que no vaya en detrimento de nuestras industrias, que se están recuperando firmemente. La Argentina no está aislada en el bloque. Estamos en todas las mesas de negociaciones, y ya llegamos al 20 por ciento del nomenclador aduanero para ir reduciendo el arancel externo común. El presidente Alberto Fernández no está en contra per se de la apertura, pide que no afecte a nuestro sector productivo.

-Brasil era hasta la llegada de Jair Bolsonaro el país más proteccionista del mundo. Usted conversa con empresarios, gobernadores, políticos, etc. ¿Las ideas liberales del presidente tienen predicamento en la elite o son resistidas?

-En el caso de la rebaja del arancel externo común del Mercosur, el empresariado brasileño pidió una pausa para estudiar bien el tema. En abril habrá una reunión de cancilleres para debatir aspectos técnicos. Permítame una corrección mínima: la economía brasileña sigue siendo muy proteccionista. De hecho, en el Nordeste -donde nueve gobernadores administran un territorio con sesenta millones de habitantes- tiene un régimen especial de protección, subsidios y tasas de interés del 2 al 3 por ciento en reales. Brasil apuntala a los sectores productivos.

No sólo eso. Así como la Argentina implementó el IFE, el Estado brasileño aplicó lo que llaman auxilio emergencial que asistió a decenas de millones de personas. Más allá de la ideología, prevalece el sentido común.

En la Argentina, el otro día se lo dije al Presidente y al ministro de la Producción, percibo una fuerte recuperación de la industria que no podemos abortar. Este año fabricaremos 440.000 vehículos con un fuerte perfil exportador a Brasil y con cada vez mayor integración nacional. Peugeot, por ejemplo, pasó del 35 al 42 por ciento.

ESCOBA NUEVA

-Embajador, ¿conoce personalmente al nuevo canciller de Brasil? ¿Qué podemosesperar de Carlos Franco França?

-Sí, fue el primer funcionario que conocí cuando presenté mis cartas credenciales al presidente de Brasil. Nos quedamos conversando un buen rato y él me presentó al almirante Viana Rocha, que ha visitado la Argentina. Soy muy optimista. Hemos logrado grandes avances diplomáticos que se han plasmado en cosas concretas. Para la Argentina Brasil es muy importante; pero para Brasil también es importante nuestro país. Somos su tercer socio comercial. El flamante canciller es una persona moderada que tiene la profunda convicción de que los dos socios tienen que afrontar juntos los desafíos de nuestra era.

-Usted ha destacado que entre los dos países existe «una agenda positiva». ¿Podría decirse sin faltar a la verdad que es buena la relación hoy con el Brasil?

Claro que sí. Hemos reconstruido los lazos institucionales y personales con el gobierno de Brasil. Lo que busco, con todo ímpetu, es aumentar los lazos comerciales. Brasil volvió a ser nuestro principal socio y hemos tenido superávit en los dos primeros meses del año 2021. El intercambio han superado los niveles previos de la pandemia. He visitado ya diez estados brasileños y están en funcionamiento doce cámaras de comercio binacionales. Se han resuelto desde mi llegada a Brasilia 49 controversias que obstruían nuestras exportantes.

-El langostino es la más importante, ¿no?

Efectivamente, la Argentina no podía exportar lo que ellos llaman camarón desde hace muchos años. Es un logro crucial para las ciudades costeras de Chubut, Santa Cruz y la provincia de Buenos Aires. Fíjese que hablaba los otros días con un gran empresario pesquero de Mar del Plata (Solimero) y me confirmaba el enorme beneficio que implica el fin de las barreras paraarancelarias de Brasil: tiene cuatro buques que trabajan permanentemente con 850 trabajadores y encargó la construcción de un quinto barco en un astillero local.

Pero no es sólo el langostino. Hemos conseguido la apertura para productos regionales como la uva a granel, la madera de pino, la ciruela, la almendra, el chía, entre otros. Ya no hay barreras sanitarias ni fitosanitarias entre Brasil y la Argentina. Verá usted el gran impacto que tendrá en nuestras provincias. Me gustaría destacar un punto.

-Adelante.

-Me he fijado como objetivo primordial atender tanto el volumen comercial como el equilibrio de la balanza. Con el gobierno anterior, tuvimos años con un déficit de 8.000 millones de dólares anuales. Yo personalmente me reúno con los dueños de los supermercados, recorro las góndolas, busco los nichos para nuestros productos.

Entiendo, por otro lado, que la Argentina necesita dólares genuinos. Mi trabajo es tanto promever nuestras exportaciones como estimular las inversiones de Brasil.

-Usted ha colaborado para concretar este año una importante inversión brasileña en el sector del calzado. ¿Es un caso excepcional? 

-Quisiera destacar que la empresa Beira Rio, fabricante de 140 millones de pares de calzado por año, la primera inversión internacional la realizará en la Argentina. Yo he visitado a su presidente y fundador. Seis municipios de Misiones se dispután ahora con ahínco la llegada de la fábrica. 

Percibo que hay interés en Brasil por esta Argentina que protege el empleo y la producción. Días atrás, me reuní con los dueños de Tramontina y les aseguré que ya ha llegado el momento de que fabriquen en nuestro país algunos de sus excelentes productos. Empezaron a estudiarlo detenidamente. Sospecho que van abrir una planta en la Argentina.

DEMANDA POTENCIAL

-A mí también, embajador, me encanta recorrer las góndolas de los supermercados cuando voy a Brasil. Me apena que por cada vino argentino hay diez chilenos.

-Lo estamos revirtiendo. Hemos aumentado un 40% las exportaciones de vino y hoy ya estamos segundos en Brasilia, cuando a mi llegada ocupábamos el lugar número cuatro. Lo mismo puede decirse del aceite de oliva, que también tiene un fuerte impacto en las economías regionales. Qué hemos hecho para lograr estos avances. A mi llegada a la embajada ordene un relevamiento de la demanda potencial de cada producto argentino. Tengo identificado qué nos pueden comprar en cada rincón de Brasil. A la vez, definimos nuestra oferta exportadora. Hicimos una reunión en la Argentina con todos los ministros de la Producción de las provincias para que nos detallen qué pueden venderle a Brasil. Espero, en verdad, que cuando termine la pandemia los propios gobernadores encabecen misiones comerciales a San Pablo, a Río, a los estados del sur, para profundizar una relación estratégica.

-¿Relación estratégica que está por encima de las diferencias ideológicas entre los gobiernos, ¿verdad, embajador?

-Cuando Alberto Fernández me convocó para la embajada me dio una orden muy precisa: «Daniel hacé lo que tengas que hacer para alcanzar la mejor relación con el gobierno de Brasil»». El presidente Bolsonaro fue elegido por el pueblo de Brasil y nosotros respetajamos a rajatabla la voluntad popular. Tenemos que encontrar los puntos de contacto entre los dos países. He estado catorce veces en el Palacio del Planalto, reuniéndome con los casi todos los ministros… la agenda va mucho más allá de lo estrictamente comercial. Por ejemplo, me interesa potenciar los lazos culturales. Ya firmamos acuerdos con cuatro estados para intercambiar material fílmico, vía las televisiones públicas. Otro caso: acuerdos con los puertos secos para rebajar los costos logísticos. Los fletes han caído entre un 15 y 20 por ciento… en el fondo, defiendo la idea de que una embajada, más allá de su carácter diplomático, debe tener un fuerte sesgo comercial y práctico. Es el espíritu que contagié a los diez consulados argentinos.

-Me da la impresión de que se siente como pez en el agua en el ámbito de la diplomacia proactiva. Se lo pregunto desde un plano personal, ¿es la tarea que más lo ha atrapado en su paso por el servicio público?

Salvando las distancias, me recuerda a mi faena en el Ministerio de Turismo. Me encantaba vender la Argentina al mundo, recorrer el país y ofrecer sus bellezas para ferias, congresos, convenciones en cruceros. El turismo, en su momento, fue la actividad productiva que generó más puestos de trabajo e impacto positivo en las economías regionales. Siento eso por momentos. Estoy convencido de que la agenda con Brasil será de gran ayuda para la recuperación de la Argentina y me apasiona porque estoy volcando toda mi experiencia.

Le cuento una anécdota. El otro día fui a ver al gobernador de Brasilia, Ibaneis Rocha. Un abogado con una personalidad muy interesante, un hombre que no viene de la política, con fama de trato difícil, por así decirlo. Pienso: cómo lo encaró. Y recordé mi experiencia personal con la agobiante agenda bonaerense. Le dije entonces: «Ibaneis, primero dejame decirte una cosa. Yo fui por ocho años gobernador de la provincia de Buenos Aires y si hay algo que pensaba que me hacía perder el tiempo era recibir a los embajadores…» Se rió, se sacó el barbijo y se rompió el hielo. Y le agregue: «Conmigo no vas a perder el tiempo, vamos a hablar de cosas concretas». Construimos una gran relación, al punto que días después me invitó a una reunión con los empresarios más poderosos del Distrito Federal donde viven cuatro millones de personas. Creamos luego la Cámara de Comercio binacional. Qué quiero decir con esto. Las relaciones personales son cruciales en la diplomacia, según entiendo yo.

-¿Qué es lo que viene con Brasil?

-Avizoro un rebote espectacular, en especial en el turismo. Hay deseos insatisfechos de las gentes de aquí y allás de viajar y disfrutar de un reparador descanso después de la pandemia. No creo que las familias planeen irse lejos, me parece que elegirán destinos en la región. Es lo que se viene en el Mercosur, el boom del turismo.

(Fuente: La Prensa)