La temporada llega con una invasión de obras en las rutas que van hacia la costa

En distintos tramos del camino se está construyendo la autovía para garantizar mayor seguridad vial; los trabajos podrían ocasionar demoras, aunque hay sendas alternativas.

Desde las próximas semanas, Pinamar y Mar del Plata serán dos de las ciudades que modificarán su dinámica por la llegada de los turistas. Si la temporada es buena, sus calles, comercios y playas estarán colmados. Al igual que las rutas que llegan hasta la costa atlántica, algunas de ellas en obra o con trabajos de mantenimiento sobre la calzada.
La autovía 2, el camino más corto y seguro para unir Buenos Aires con Mar del Plata, no presenta mayores inconvenientes, salvo en algunas zonas donde el pavimento está emparchado o con deformaciones. Por allí el tránsito podrá circular en forma fluida, aunque los conductores deberán tomar mayores recaudos en los recambios de quincena o los fines de semana.
Pero en los caminos que conducen a Pinamar y otras ciudades balnearias, el movimiento de camiones, maquinarias y obreros podría generar mayores inconvenientes para la circulación, como se pudo comprobar en un recorrido que realizó la semana pasada. En distintos sectores de las rutas provinciales 11 y 56, desde hace algunos meses se está construyendo una doble calzada que dará lugar a la autovía, y sobre la 74 se realizan trabajos de rehabilitación y conservación del asfalto.
«El laburo viene muy bien, se avanza a buen ritmo. Cortamos hasta el 4 de enero y después retomamos. Esto no se detiene en las vacaciones», cuenta Leonardo Oros, capataz de una de las obras sobre la ruta 56. Junto a la cuadrilla que tiene a su cargo está intentando drenar el agua estancada en el pozo donde se levanta uno de los flamantes puentes con desagüe pluvial. El agua nace desde la tierra fértil que fue removida con maquinaria pesada. Por arriba de estas estructuras, que se ven cada dos kilómetros, pasará la nueva traza con lo que se completará la autovía.
Ocurre en la zona de General Madariaga, donde el alambrado ya fue desplazado hacia el interior de los campos, al menos 50 metros, para darle mayor amplitud a la banquina. Son 62 kilómetros entre Madariaga y General Conesa, un tramo de doble mano que suele cargarse de vehículos durante las vacaciones.
De Buenos Aires a Pinamar, quienes elijan este camino deberán llegar por la ruta 2 hasta Dolores, luego tomar la 63 y en Esquina de Crotto acceder a la 11 para luego ingresar en la 56 en Conesa; en General Madariaga el último tramo se realiza por la ruta 74. Esta opción tiene 357 kilómetros y demanda al menos cuatro horas y quince minutos de viaje.
Durante varios kilómetros el tránsito circuló a paso lento, con una larga hilera de conos en el medio de la ruta y el paso de camiones de gran porte que trasladaban tierra y otros materiales. Desde el gobierno provincial sostienen que los trabajos no impactarán en el movimiento de los vehículos, pero la recomendación es tomar mayores recaudos al transitar por la zona.
Estas obras, a cargo de la Dirección de Vialidad de la provincia, tendrán una inversión de $ 4800 millones de pesos que se invertirán con el objetivo de unir las rutas 11 y 56 de forma segura. Se estima que una vez terminadas las obras, los accidentes de tránsito se reduzcan en un 80%.
La opción que muchos porteños y bonaerenses eligen para evitar la ruta de doble mano es llegar a Las Armas por la autovía 2 y allí tomar la 74 hasta Pinamar, pasando por General Madariaga. Aunque, atención: en este sector también se está realizando el mantenimiento sobre la calzada, entre la 2 y la 11. En este mismo paquete de obras se incluyen trabajos en distintos sectores de la ruta provincial 29 y forma parte del Plan de Rehabilitación y Conservación de Calzada 2017, que permite intervenir más de 2000 kilómetros de corredores en 91 municipios. El presupuesto supera los $ 1000 millones.

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