La violencia doméstica no cesó en cuarentena

Desde hace 12 años una oficina en la Corte Suprema de Justicia de la Nación trabaja las 24 horas recibiendo casos en la Ciudad de Buenos Aires

Pese a que durante los primeros días del aislamiento social obligatorio no se registraron casos, la difusión de que se seguían recibiendo denuncias revirtió la situación rápidamente. En los últimos meses crecieron los casos por maltratos a adulto mayores.

La violencia doméstica no es un tema nuevo en ninguna sociedad. Considerada por muchos siglos como un tema a tratar en el ámbito privado, lejos de la atención pública, no importaba que vecinos, familiares y amigos supieran del maltrato hacia una mujer o sus hijos, de eso no se hablaba. Pero en el 2008 esa percepción fue radicalmente cambiada desde la Corte Suprema de Justicia de la Nación que planteó, con la creación de la Oficina de Violencia Domestica (OVD), otra perspectiva más vinculada a la defensa de las víctimas.

A cargo de la vicepresidenta de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Dra. Elena Highton de Nolasco, la oficina atendió, desde su creación, 174.170 presentaciones por hechos de violencia doméstica ocurridas en la Ciudad de Buenos Aires. De este total 116.340 casos fueron derivados a los equipos interdisciplinarios y los 56.175 restantes se canalizaron como consultas informativas y 1.655 como extra jurisdiccionales. Además, el 11 % de las personas afectadas concurrió más de una vez a realizar una denuncia.

Más allá de la silenciosa pero valiosa función que realiza el equipo interdisciplinario que trabaja en la dependencia judicial, hubo un hito que marcó su positivo desarrollo: permitió contar con datos estadísticos sobre esta problemática e identificar a las personas más afectadas: mujeres, el 63 % son jóvenes y adultas y el 15 % son niñas y adolescentes; niños y adolescentes, 14 % y varones adultos, 8 %.­

Para conocer más sobre las tareas que realizan y cómo la cuarentena impactó en su trabajo, La Prensa dialogó con la directora de la OVD, la abogada Analía Monferrer, quién brindó una visión integral del extenso trabajo que se ha desarrollado en estos últimos años.­

-En estos doce años en que entró en funcionamiento la OVD, ¿cómo fue trabajar en la visualización de un tema que por mucho tiempo fue considerado del ámbito privado del hogar?

-El proyecto comenzó en 2004, pero la oficina inició su funcionamiento específicamente en el 2008 principalmente por el pedido de jueces y juezas del ámbito civil de familia que querían tener los elementos suficientes para poder adoptar las medidas de protección para las víctimas. Desde el área de la OVD, por lo menos desde la Corte, se evalúa que se consiguió un impacto muy positivo en los logros obtenidos en estos 12 años y por varias cosas. La primera porque se redujo notablemente el tiempo en que se consigue la evaluación de riesgo, que antes los jueces tenían que esperar 3 o 4 meses porque era la demora de los equipos interdisciplinarios del Ministerio de Justicia, del cuerpo médico forense, que estaban colapsados por la cantidad de casos. Ahora la persona ingresa en la OVD y es atendida por un equipo multidisciplinario y de inmediato se deriva sin tener que esperar tanto tiempo un informe de riesgo. Después lo que se observó también es que antes en los medios se caracterizaban todos estos hechos de violencia como pasionales y con el trabajo de la OVD y la Corte en el área se comenzó a modificar el lenguaje y a no utilizarse más esa palabra para denominar estos casos. Esto permitió también que el tema fuese incorporado por la sociedad que hoy conoce más sus derechos y por eso aumentaron las denuncias, más allá de que surja la pregunta si hay más violencia que antes, algo que no podemos contestar no porque antes no se registraban estadísticamente estos casos o no se manifestaban en público. Ahora con esos datos, la Corte ha contribuido a esa visibilización, porque si vos no lo contás es como que no existe. Otro punto favorable fue que la intervención del foro penal ayudó en esa difusión y en dejar de creer que la violencia domestica es un asunto privado, concepción que abarcaba que no se podía hacer la denuncia o que se dijera no nos metamos. Desde la Corte siempre se incentivó a que todas las personas puedan hacer las denuncias y no las víctimas solamente. Es decir, lo puede hacer una tercera persona, como un familiar o una amiga, y también una médica que la atiende o los maestros. Ellos pueden hacer la presentación y se pueden dictar medidas de protección.

-¿Las 174.170 presentaciones sólo se dieron en la Ciudad de Buenos Aires?

-Esas son las presentaciones de todas las personas que pasaron por la oficina, que funciona en CABA, pero hay que distinguir que 116.340 casos que sí se atendieron en la oficina. Pero hay una distinción ahí para hacer. Por un lado, está la persona que ingresó y fue entrevistada por el equipo interdisciplinario, con una psicóloga, una trabajadora social y una abogada, que labró un acta, evaluó el nivel de riesgo e hizo, si se necesitaba, un informe médico. El resto de las 56.175 presentaciones fueron consultas informativas. Es decir, son personas que vienen a la oficina, pero todavía no están decidida a hacer una denuncia en sí. Sólo piden información acerca de cuales son todas las opciones que tiene a su alcance. A veces es algo rápido y otras es casi asimilable a la atención de un caso porque la consulta informativa te puede llevar 40 minutos. El pasar por la oficina no es algo obligatorio, siempre es voluntario, y la idea es que la persona cuando quiera hacer la denuncia este realmente convencida de hacerlo. Sucede a veces que la persona está convencida, pero después por el circulo de la violencia quieren levantar o sacar la denuncia. Siempre hay que estar trabajando para poder sostener a esas personas.

-¿Hubo algún cambio en la instancia en que una víctima denuncia la violencia? ¿Sigue aguantando por años para tomar coraje o deciden antes pedir ayuda?

-Ahí hay varias cuestiones. Primero lo ideal, y que no ocurre, es que la persona se reconozca como víctima de violencia, vaya detectando las situaciones y que esté totalmente convencida de hacer la denuncia y no volver atrás. La víctima hace la denuncia cuando puede por eso la idea de la Corte de que la OVD este las 24 horas en funcionamiento todos los días del año para que en el momento en que la víctima de violencia tome la decisión de salir y hacer la denuncia el Poder Judicial este abierto y esperándola. Lo que hemos notado en una comparación según distintos años es que el nivel de riesgo empezaba a disminuir en general. Es decir, una persona viene y el equipo puede evaluar si hay un nivel de riesgo bajo, medio, alto o altísimo. Sin embargo, en los últimos datos que sacamos para publicar nos arrojó que hicimos un análisis de mujeres y el promedio de espera de que una persona ha sido víctima de violencia y en que hace la primera denuncia oficial es casi de 6 años. Es decir, una mujer soporta casi seis años de ser víctima de violencia domestica antes de ir a hacer la denuncia a la OVD. Esto hay que entenderlo con lo que es la característica de los hechos de violencia porque no es que una persona se levanta un día y la pareja la golpeó salvajemente. No, esto pasa una vez que han pasado 6 o 8 años y a veces es un hecho aislado, pero generalmente la violencia empieza con la indiferencia, los insultos, los empujones, los golpes y asilarla de su ámbito familiar, de trabajo u estudios. Esto va en aumento hasta que se da el hecho de violencia más grave que, a veces, es lo que decide a la persona a ir a hacer la denuncia. Porque nadie va a la OVD porque le están pidiendo la clave del celular y, sin embargo, sí lo pueden hacer, no hay que esperar a la violencia física para hacer una denuncia de violencia.

-¿Cuesta mucho romper el círculo vicioso?

-Sí, esa espiral de violencia que denomina esas relaciones de pareja es muy difícil. De hecho, se puede notar porque pasan casi 6 años para que tomar la decisión de hacer la denuncia. Es complejo, pero siempre desde la oficina decimos que estamos abiertos las 24 horas y que cualquiera puede hacer la denuncia, no solo la víctima sino la amiga, la familia, entre otros, que saben qué está pasando y puede hacer la denuncia. Además, las medidas de protección se dictan si es que los jueces toman la decisión de adoptarla, que es casi en la mayoría de los casos, de forma inmediata.

CUARENTENA

-Entre los grupos etarios afectados por la violencia doméstica llama la atención el porcentaje de los varones adultos, ¿qué notaron que sucedió durante la pandemia?

-La mayoría de eso varones adultos son mayores que generalmente son víctimas de hechos de violencia por parte de sus hijos mayores de edad. Se da mucho que les sacan las pensiones; que en la casa del adulto mayor se instaló el hijo con su familia y lo van relegando a un espacio del mismo; o no lo dejan disponer de sus bienes. A esto se suma también incluso la violencia física. Algo que me llamó la atención hace poco fue que en una semana se dieron tres casos que parecían un calco: el hijo varón de 35 a 40 años que no tiene trabajo y juega todo el día a la play maltrataba a sus padres, personas mayores de entre 68 a 82 años.

-¿Cómo impactó el aislamiento obligatorio en la cantidad de casos recibidos en la oficina?

-La oficina nunca dejo de funcionar durante la cuarentena y no redujo el horario de atención, aunque sí hubo una reducción del personal por una cuestión de evitar el contagio dado que no puede haber tanta gente en cierto espacio físico. Pero la diferencia fue abismal. De tener entre 42 a 50 casos por día pasamos a no tener ninguno durante los primeros días del aislamiento. Evidentemente afectó la cuarentena. Ahora se está recuperando de a poco el ingreso de casos, pero llegamos a uno 22 casos promedio por jornada. Esto, a mi entender, se debe a que al no contar con transporte se impidió que las personas se pudieran acercar. Sobre todo, las mujeres que hacen la denuncia cuando se van a trabajar, van a buscar a los chicos o hacen las compras. Esas son las excusas para poder justificar su ausencia de la casa en caso de que convivan con la persona agresora o no. Con la cuarentena no pudieron justificar nada y no había excusa para salir de sus casas. Es decir, la cuarentena ha sido el ámbito ideal para la persona agresora si convive con la víctima. Además, como la corte decreto la feria judicial para muchas personas esto significaba que los tribunales estaban cerrados y no fue así, sino que se buscaba evitar el ingreso de personas, pero los jueces y juezas siguieron dictado medidas de protección y trabajando incluso más horas que antes. Esto se revirtió a medida que la OVD difundió que seguía abierta y que las personas que salían para venir acá no violaban la cuarentena por hacer la denuncia. Pero sí creemos que una vez que se levante la cuarentena y que la gente pueda salir con mucha más libertad la oficina va a estar llena y sí vamos a poder registrar las cosas graves que están sucediendo en los hogares.

-En estos 12 años hubo hitos como el `Ni una Menos’, ¿cómo impactó esto en el trabajo de la OVD?

-En la semana y posterior a la primera marcha de «Ni una menos» no es que aumentaron los casos y las denuncias notablemente, pero llegaron más casos porque vieron la marcha. Pero sí observamos que desde entonces hubo varios casos en que el agresor amenaza a la víctima utilizando frases en que se menciona el «ni una menos». Como menospreciando la actividad o esa militancia y criticando a la pareja. Eso se menciona en amenazas y la violencia psicológica. Aun así, lo que sucedió a partir de la primera marcha sirvió para visualizar aún más los hechos de violencia.

-¿Cómo es el acercamiento de la oficina con las víctimas menores de edad?

-En lo que respecta a los niñas y niños es importante que en los colegios se hable del tema. Nosotros hemos ido con la OVD a algunos colegios a dar charlas y siempre luego de hablar se nos acerca alguien para preguntar. Es importante hablar primero de esto en la escuela porque son los primeros en detectar este tipo de casos son los que están en el plantel docente. Además, la Ley 26061 nos obliga a todas las personas a hacer la denuncia si ven una situación de violencia con un niño o niña o si están en riesgo. Pero muchos no lo hacen porque es parte de esta idea de que los hechos de violencia forman parte de la vida privada de las personas. Tanto para cuando sucede algo con un niño o mujeres adultas la gente no se quiere meter. Hay que empezar a cambiar esa lógica y hacer notar que no es un tema privado sino publico que afecta a todas las personas por igual y que afecta a toda la comunidad.

DATOS

La publicación de datos de los casos que atienden permitió generar informes estadísticos, algo no común en las instituciones, ¿cómo se podría extender a otras áreas vinculadas a esto en las provincias?

-Es fundamental contar con datos. Cuando la Corte tomó la decisión de crear la oficina el objetivo era facilitarle la tarea a jueces y juezas a través de los informes de riesgo y, también, racionalizar los recursos y mejorar la respuesta del poder judicial. Esto se logró y permitió mejorar el acceso a la justicia de las víctimas. No contar con esta información estadística no permite trabajar sobre ningún tema por lo menos acá en Buenos Aires. En este momento en Tucumán, Santiago del Estero, Santa Cruz y La Pampa tienen nuestro mismo sistema de gestión y pueden dar el mismo informe que nosotros difundimos, pero con sus propios casos estadísticos, que son más reducidos porque la población es menor a la Ciudad de Buenos Aires. Por otra parte, estamos trabajando para mejorar el sistema intermedio, que también se desarrolló en la Corte, para los sistemas judiciales que no tienen OVD. Este sistema permitirá poder tener datos comparables a nivel país de causas judiciales de violencia doméstica pero no se difunden porque aún hay que pulir el sistema y mejorar la carga.

-¿Qué expectativas a futuro tienen considerando todo el trabajo que ya han hecho?

-Un dato que se suma a nuestros casos, y que no se vio muy difundido, es que desde hace dos años empezamos a recibir también denuncias por trata con fines de explotación sexual. La Corte lo ha limitado sólo a que la víctima o un allegado puedan hacer la denuncia, lo contrario a las víctimas de violencia doméstica. Pese a que no tenemos muchos casos confiamos que con la difusión de esta posibilidad se sumen nuevos casos para poder ayudar a más personas.(Fuente: La Prensa/Mariana Badeni)