La vivienda en tiempos de cuarentena

Por el Arq. Facundo Campos y Ana María Morilla

La epidemia de dengue, la llegada del virus COVID-19 a nuestro país y la situación de cuarentena a la que estamos obligados nos invoca a plantearnos la influencia de la calidad de la vivienda en la salud. 

Este tema no es nuevo en la historia de la humanidad, hay experiencias de miles de años que aconsejan determinadas características que mejoran la calidad de vida; ya Vitruvio en su obra Los Diez libros de Arquitectura, hace 2.040 años le aconsejaba al César construir de determinada manera para cuidar la salud de los habitantes del imperio romano, y en 1348 con la peste negra escribieron edictos donde se tomaban medidas que hoy siguen vigentes, también la OMS (Organización Mundial de la Salud) trata este tema imprescindible para mejorar el estado de la salud pública y bienestar de la humanidad.

Los arquitectos estamos íntimamente ligados a la tarea de diseñar la mejor distribución, ventilación y saneamiento de las viviendas, hemos estudiado muchos años para satisfacer esto de la mejor manera.

La consideración del vínculo entre vivienda y salud cobra relevante importancia en la situación de confinamiento a la que está obligada la población actualmente, teniendo que refugiarse en el espacio del que disponga para evitar la propagación del virus altamente contagioso que hoy nos invade. 

Sabemos que este virus se trasmite por medio de micro partículas de saliva expelidas en forma de aerosol por la persona infectada que aún sin síntomas puede expulsar, estas entran en nuestro organismo por las vías respiratorias, la boca y los ojos llevadas por las manos al entrar en contacto con superficies contaminadas, por esto es de vital importancia tener algunos cuidados en nuestras viviendas.

Para mejorar las condiciones de habitabilidad debemos tener en cuenta:

  • contar con un suministro de agua potableque nos permita un fácil acceso a la higiene de manos, vestimenta, calzado, mercaderías u objetos que entren a la casa y las superficies utilizadas.  Desechando el agua acumulada en recipientes que puedan permitir la cría de mosquitos trasmisores del dengue.
  • la dimensión de los espacios: Si contamos con espacio suficiente se recomienda mantener la distancia necesaria entre personas que habiten la vivienda. 
  • aislación térmica: contar con una buena aislación en muros y techo, no solo evita la pérdida notable del confort interno, sino también patologías tales como la condensación y moho (hongos), que afectan a nuestro sistema respiratorio.
  • la ventilación: Es de suma importancia mantener los ambientes ventilados para evitar la acumulación de contaminantes o vectores de enfermedades.  Dependiendo de la estación del año se mantendrán abiertas más o menos tiempo los puertas y ventanas produciendo una ventilación cruzada; siendo en invierno menor el tiempo que se precisa para lograrlo sin enfriar en exceso el ambiente.  Se pueden utilizar medios mecánicos para lograr una óptima ventilación, extractores de aire, ventiladores o aire acondicionado.  Pensando en la propagación del dengue el uso de la ventilación natural no debe afectar de ninguna manera la utilización de mosquiteros. Hay dos elementos básicos a tener en cuenta sobre la ventilación, la cantidad de aire exterior que se ingresa, medida en ACH (cambios de aire por hora. m3/h) y la dirección de este flujo de aire, siendo conveniente realizarlo desde las zonas limpias a las zonas que posiblemente generen contaminantes, como baños, cocinas y dormitorios. Si bien es difícil lograr este flujo hacia las zonas sucias con ventilación natural, si la renovación es suficiente, el aire presenta un riesgo mínimo. Una situación que mejora el proceso de renovación de aire es la llamada ventilación cruzada, abriendo, por ejemplo, dos ventanas enfrentadas, una a vientos que generan alta presión (sotavento) y otra hacia la baja presión (barlovento).

 

  • iluminación natural

La utilización de la luz del día, ha sido un elemento esencial de la arquitectura desde la antigüedad. La arquitectura clásica con sus patios abiertos, sus limitaciones en la profundidad del edificio y el tamaño las ventanas, sacaba el máximo provecho de la ventilación natural y la luz del día, permitiendo el asoleamiento y menor incidencia en estados de depresión ocasionados por el encierro.

 

Considerando las carencias que tienen algunas viviendas en nuestra sociedad, especialmente las construidas sin asesoramiento profesional y sin tener en cuenta el peso de la tradición que por muchos milenios ha trasmitido de generación en generación el buen hacer en la construcción doméstica, creemos necesario que desde el Colegio Profesional que nos agrupa se ofrecieran prototipos que puedan autoconstruirse mejorando las condiciones de habitabilidad necesarias para un mejor bienestar.

También tendríamos que pensar la posibilidad de construir en los distintos barrios donde se considere necesario, núcleos de duchas y baños que puedan utilizar los vecinos, esta idea se encuentra en práctica en muchas ciudades del mundo y es tan antigua como las termas de los griegos en el SV aC o los famosos Baños de Caracalla del año 270 de nuestra era.