Llega la Navidad, dar la talla, cuidarnos

Con la Navidad renace el optimismo, la ilusión y los valores como la generosidad, la solidaridad y la paz

Apesar de las situaciones conflictivas y de extrema pobreza en el país y el mundo, cuando llega la Navidad el optimismo, la ilusión y los valores como la generosidad, la solidaridad y la paz se apoderan de nosotros.
El espíritu de la Navidad nos invade, es renacer y estar más en familia y entre amigos, responsablemente.
Su verdadero sentido es que Dios compartió nuestra vida humana para que nosotros pudiéramos compartir la vida divina.
La Navidad auténtica, si llegamos a encontrarla, nos sorprende y alecciona. Nos proporciona alegría allí donde no solemos buscarla, nos invita a dar un sentido a lo que hacemos, que implica necesariamente la afirmación de los valores morales. Nos abre a una esperanza humilde.
Es precisamente esa humildad lo más sobrecogedor y revolucionario que contiene: en la pequeñez de la Navidad se estrellan nuestra suficiencia, nuestra arrogancia, nuestra prepotencia. Su luz nos encamina hacia la comprensión y la tolerancia, a tener una mirada limpia, a elevar el nivel de nuestros intereses, habitualmente mediocres.
Nos acerca sinceramente a todas las situaciones humanas, especialmente las de los más desamparados.
Nos reafirma en el cansancio por la irracionalidad de toda violencia, nos anima a la paz y nos advierte sobre la erosión actual de las palabras y los sentimientos nobles.
Acaso todo esto suene demasiado lírico, pero es verdadero y necesario. (La Nación)