Malvinas: honores para la madre de un soldado argentino que por primera vez visitó la tumba de su hijo

Elma Pelozo en el cementerio de Darwin. El veterano Julio Aro la acompaña llevando su silla de ruedas. El comandante de las Fuerzas Británicas en las Islas del Atlántico Sur mantiene una respetuosa distancia luego de darle la bienvenida. El teniente de aviación y sacerdote, Adrien Klos, se emociona de rodillas frente a la madre del caído argentino
Elma Pelozo en el cementerio de Darwin. El veterano Julio Aro la acompaña llevando su silla de ruedas. El comandante de las Fuerzas Británicas en las Islas del Atlántico Sur mantiene una respetuosa distancia luego de darle la bienvenida. El teniente de aviación y sacerdote, Adrien Klos, se emociona de rodillas frente a la madre del caído argentino
De rodillas frente a la madre del soldado argentino, el teniente de aviación de las Fuerzas Británicas en el Atlántico Sur deja que las lágrimas se deslicen despacio por su cara. Ella le habla en español, él solo responde en inglés, pero ninguno necesita comprender las palabras para sentir que están unidos en este silencio profundo que envuelve al cementerio de Darwin, en las Islas Malvinas.
-Los bendigo a todos para que Jesús los lleve de regreso a sus hogares y a sus familias. Mi hijito no volvió, pero deseo que ustedes vuelvan sanos a sus seres amados – dice la madre.
-Amén – responde el militar conmovido.
-Les ha tocado la difícil tarea de obedecer y de dar todo por su Patria como nuestros hijos también lo hicieron. Hoy ustedes están acá y nosotros allá, pero al final del camino estaremos todos juntos cuando el Señor nos llame a su lado.
-Amén.
-Ya lo dijo Jesús: Yo soy la verdad, el camino y la vida y sin mí nadie llega al Padre. Entonces, vamos a seguir todos juntos esas pisadas para llegar al lugar que Dios nos prometió.
-Amén.
-Cuando vi a los soldaditos con su uniforme me imaginé a mi hijo escondido entre ellos. Fue como volver a verlo. Me ilusioné y pensé que él le preguntaba a su jefe si podía salir de la fila para venir a abrazarme. Y el oficial le daba el permiso y nos abrazábamos…Todos estos soldaditos son también mis hijos.
“Me llevo en mi corazón el haber encontrado a mi hijo. Lloré, recé, pude dejarle una flor de tela y un rosario. Me sentí más cerca de él, aunque es duro saber que ahí está su cuerpito, un cuerpito que salió de mí…”, dice emocionada.