Martín Guzmán adelanta cómo viene la economía 2021

El titular del Palacio de Hacienda aseguró que aumentarán el empleo y el salario real. Indicó que tiene una estrategia antiinflacionaria consistente. Afirmó que el dólar no está atrasado, que acompañará la evolución general de los precios y que las reservas subirán el año próximo. Definió las condiciones de negociación con el Fondo Monetario Internacional y responde las agresiones de economistas del establishment.

Con la pandemia dejada atrás, la economía 2021 crecerá por lo menos 5,5 por ciento. El salario subirá en términos reales. La inflación bajará del nivel de este año hasta el 30 por ciento. No habrá una brusca devaluación con un tipo de cambio oficial que acompañará la evolución general de los precios. Las reservas del Banco Central subirán. Habrá un nuevo esquema de tarifas. Uno de los principales motores de la recuperación será la obra pública y la construcción de viviendas, que impulsará el aumento del empleo formal e informal. En diálogo exclusivo con Página/12, el ministro de Economía, Martín Guzmán, adelantó qué pasará con las principales variables el año próximo, cómo marchan las negociaciones con el FMI, cómo es la relación con el poder económico y qué piensa del Aporte Solidario y Extraordinario.

¿Cómo será la economía 2021?

– Asumiendo que la pandemia está controlada con la vacuna, existe un horizonte claro de recuperación. Habrá una economía mucho más pujante respecto a la de los últimos años. La política económica tiene como principal premisa la recuperación económica, que generará más trabajo con aumentos del salario real.

La crítica que recibe por derecha y por izquierda es que está aplicando un ajuste económico

– Es una crítica absolutamente infundada. Primero, no hay forma de crecer y de estabilizar la economía con un ajuste económico. Eso nunca funcionó. La evidencia es abrumadora. Siempre que hay una recesión un ajuste económico genera más recesión. Eso es lo que ha realizado el gobierno anterior. Nosotros hacemos un Presupuesto orientado a la recuperación.

¿Por qué?

– Si excluimos partidas del momento más duro del aislamiento social, lo que se observa es una expansión del gasto público en términos reales. Se aumenta el gasto de obra pública y viviendas fuertemente, se duplica, en relación a 2019. Se incrementa la inversión en Educación y Salud Pública. El rubro en el cual hay un ajuste es en el gasto destinado al pago de intereses de la deuda a partir de la reestructuración de la deuda.

Cuando se menciona que hay ajuste es porque se baja el déficit fiscal del 7 al 4 por ciento, se disminuye la emisión monetaria, las jubilaciones siguen siendo bajas y los salarios no le ganan a la inflación. ¿Por qué ese esquema no es un ajuste?

– El salario y las jubilaciones superarán a la inflación en 2021. Y la reducción del déficit fiscal es por múltiples factores. Se da por la recuperación de los ingresos por una economía que crece. Al mismo tiempo, hay partidas en que el Estado gastó en un contexto de aislamiento social que dejan de estar presentes por la mejora de la economía. Si se excluyen esas partidas hay un aumento del gasto en términos reales, focalizado en áreas que dan más impulso a la economía en forma inmediata y que van generando condiciones para el crecimiento.

¿Qué pasará con el empleo?

– Esperamos una recuperación. El Estado tendrá un rol central en esa recuperación. El motor principal será la obra pública y la construcción de viviendas, actividades que tienen un multiplicador directo e indirecto sobre la generación de empleo formal e informal.

¿Cómo bajará la pobreza?

– Que sólo con crecimiento económico se bajará la pobreza es un eslogan. Y no está bien. Hay que hacer mucho más. Nada asegura que el crecimiento sea compartido si no hay una acción fuerte del Estado. Tiene que haber una definición de reglas de juego para que el crecimiento sea compartido. La distribución de los frutos del crecimiento tiene que ser equitativa. Tiene que haber políticas sociales de inclusión activas para la generación de puestos de trabajo. Y para la formalización de esos puestos de trabajo.

¿Cuál es el camino estructural para disminuir los niveles de exclusión social?

– La pobreza se ataca cambiando la estructura productiva y con políticas concretas de inclusión social. La educación tiene un rol central, pero sabiendo que un sector de la población no tuvo las oportunidades de adquirir los niveles de educación necesarios para insertarse en el sistema productivo global. Fortaleciendo además políticas de Estado para atacar la pobreza, como la AUH.

La economía no caerá 12 por ciento; ahora las estimaciones son un descenso del 10 o 9 por ciento. Cuando una economía cae tanto también sube con intensidad. ¿Por qué en 2021 la recuperación que calculan es de sólo 5,5%? ¿Es pesimismo, es conservador o es para sorprender?

– Somos prudentes. Sigue habiendo incertidumbres porque la pandemia sigue estando. Por eso la prudencia. Ese 5,5 por ciento es la plataforma de partida. Un escenario de base.

¿Se puede crecer más?

– Puede ser, pero lo sensato es partir de ese supuesto.

¿Cómo será el descongelamiento de las tarifas?

 

– Primero, cambiaremos el esquema del gobierno anterior. No era razonable. No eran tarifas razonables para los hogares y para las empresas. No les permitía operar con competitividad ni generar incentivos para la inversión. Habrá un nuevo esquema tarifario que buscará equilibrios, que respetará el monto de subsidios determinado por el Presupuesto y que será el mismo equivalente en relación al PIB de este año.

 

El verde

¿El dólar está atrasado?

– No. El nivel del tipo de cambio oficial está bien.

¿Qué les dice a aquellos que aseguran que está atrasado?

– Tenemos fundamentos para decir que no está atrasado. Tenemos un superávit comercial robusto éste y el próximo año. No tenemos pagos de deuda a privados. Y estamos negociando con el Fondo para no tener que hacerles pagos. Tenemos controles de capitales que para el manejo del tipo de cambio oficial son efectivos. Las condiciones no se condicen con la posibilidad de un salto cambiario.

¿Entonces quiénes piden la devaluación?

– Cada vez hay menos que la piden. Hubo ruidos cuando subió la brecha cambiaria. Pero prácticamente esas voces se van callando. No la piden los organismos multilaterales. Tampoco la pide la Unión Industrial Argentina.

¿Por qué hay brecha cambiaria?

– Tiene que ver con factores financieros. Es consecuencia de la especulación financiera que se dio entre 2016 y 2019. Período en el cual ingresaron capitales especulativos para conseguir ganancias de muy corto plazo, inicialmente con las Lebac, a una tasa de interés por encima de la devaluación prevista. Y quedaron atrapados. Esos fondos se quieren ir. No tienen interés en la economía real argentina. Quieren salir de los pesos presionando sobre el dólar a través del contado con liquidación. Es un tema que llevará tiempo resolverlo pero se solucionará.

CFK-AF

Empresarios y financistas dicen que la brecha es un tema financiero pero también por la incertidumbre política generada por la relación entre CFK y Alberto Fernández.

– Es muy fácil inventar historias de ese tipo. Son historias que no son ciertas. Yo veo cada día lo que pasa en ese mercado, y la conclusión es que tiene que ver con la resaca de la bicicleta financiera que facilitó el gobierno de  Juntos por el Cambio.

En las reuniones que mantiene con empresarios y banqueros le preguntan acerca de cómo es la relación entre Cristina y Alberto.

– Más que preguntas hacen planteos sobre la situación política. Y hoy lo que existe es un frente político que le aporta al país la posibilidad de generar una síntesis equilibrada acerca de una visión de desarrollo necesario para la Argentina.

¿Cómo analiza la relación CFK-AF?

– Lo que veo en términos globales, a todo el Frente de Todos incluyendo a Sergio Massa, es que se da un espacio de reflexión que resulta en una síntesis equilibrada y efectiva para resolver los problemas que tiene el país. Así fue con la reestructuración de la deuda.

FMI

¿Para qué sirve un acuerdo con el FMI? ¿No se puede renegociar los pagos sin auditorías cada tres meses? Un acuerdo reduce los márgenes de autonomía de la política económica.

– Tenemos que negociar con el FMI porque el gobierno anterior pidió 57 mil millones de dólares, de los cuales fueron desembolsados 45 mil millones. La única razón por la cual el FMI está metido en la Argentina es porque el gobierno de Juntos por el Cambio acudió a ellos, en lugar de atacar los problemas fundamentales que tenía la economía. Quiso disimularlos metiendo al Fondo, y todos los problemas que había se profundizaron.

¿Y qué van a hacer con el Fondo?

– Actuar con responsabilidad. Resolver un problema concreto que dejó el gobierno anterior. Lo primero es tener un programa propio que ataque las deficiencias de la economía en el contexto de la construcción del consenso sobre los pilares de un crecimiento sostenido con estabilidad. Que este el Fondo es una circunstancia. No es algo que el Gobierno quiera. Es una circunstancia impuesta por el gobierno anterior.

El FMI es el principal acreedor de la Argentina. El acuerdo es a 10 años, lo que implica auditorías cada tres meses. Usted plantea que el programa será propio, pero el Fondo tiene una misma receta para todos los países que no ha cambiado.

– Tenemos un problema concreto y lo vamos a resolver. Esto pasa por la circunstancia de lo que dejó el gobierno anterior. No es bueno que el Fondo esté en Argentina. Que eso quede claro. Pero alguien lo trajo. Y nosotros vamos a resolver el problema.

Van a pedir la reforma laboral y la previsional y un mayor ajuste fiscal.

– El Fondo podrá pedir lo que quiera, pero hoy no gobierna Juntos por el Cambio, gobierna el Frente de Todos. Y nosotros vamos a defender los intereses del pueblo argentino. ¿Cuál es la opción? Hacer un default a la deuda del Fondo. Tendría un costo inmenso. Sería hacer un default a los países, que son los socios del organismo. Pasaríamos a ser un país paria.

 

Dólares

Las reservas siguen bajando a menor intensidad, pero bajan. ¿No le preocupa esa tendencia? ¿Cuándo piensa que empezarán a subir?

– Nos ocupa el tema. Y tomamos medidas para atacar ese problema. Con las reservas hay dos conjuntos de factores: 1. Estacionales, por la estructura productiva de la economía argentina hay meses del año con más y otros con menos liquidación de divisas por exportaciones. 2. Coyunturales, por la pandemia tuvimos políticas crediticias de fuerte baja de la tasa de interés y con tasas de corto plazo muy bajas, eso debilitó el frente de las reservas. Los exportadores, en lugar de vender sus productos para tener pesos, tomaban créditos, entonces dilataban la liquidación de divisas; mientras que importadores, con una tasa de interés por debajo de la tasa de devaluación, adelantaron compras y presionaban sobre las reservas. Eso ya se corrigió. El Banco Central armonizó las tasas de interés. Ya no estamos en esa situación. La dinámica está cambiando.

¿Son suficientes las reservas?

– Tenemos reservas. Tenemos superávit comercial. El año próximo también lo vamos a tener. No tenemos pagos de deuda a los privados. Enfrentamos un escenario que nos permitirá mantener la actual política cambiaria.

¿En el 2021 van a crecer las reservas?

– Sí. El objetivo es aumentar las reservas. Cuando difunda el programa plurianual estará esa cifra.

Inflación

En este año el dólar oficial estuvo controlado, las tarifas congeladas, los salarios contenidos y hubo una recesión histórica. ¿Por qué la inflación será de casi 35 por ciento?

– Hubo una reducción fuerte de la inflación. Una baja de poco más de 20 puntos porcentuales respecto al año anterior. Además hubo una política de tipo de cambio que está en línea con la inflación. Y en la economía argentina la variable clave para la determinación de los precios es el tipo de cambio, en un contexto en el cual todavía hay un uso fuerte del financiamiento del Banco Central al Tesoro Nacional. Por eso hay que ir manejando el tipo de cambio de una manera que no provoque desequilibrios. A medida que aumenta la cantidad de pesos, parte de esos pesos van al dólar y pueden provocar una demanda excesiva que afecte las reservas.

¿Está conforme con la evolución de los precios en este año?

– La tasa de inflación era la que esperábamos. Hubo una reducción fuerte pero sabiendo que la inflación no baja a un dígito de un año a otro. Se necesita un marco general de la macroeconomía ayudado por una coordinación de precios e ingresos. Es muy importante tener una estrategia antiinflacionaria integral.

¿Por qué en el 2021 la inflación será menor si esas variables claves se empezarán a mover al alza (tarifas, salarios, dólar)?

– Porque habrá crecimiento económico. Y eso es bueno porque parte de las necesidades de financiamiento del Tesoro para cubrir el déficit fiscal no será tan inflacionaria. Lo que se necesita es un equilibrio entre las variables. Con las tarifas vamos a cambiar el esquema del gobierno de Juntos por el Cambio que era inflacionario; el nuestro no lo será. El tipo de cambio se moverá al ritmo de los precios, en un contexto que esperamos que siga bajando la inflación. Y el salario real se recuperará porque es uno de los motores del crecimiento económico, que es la demanda. En un contexto de crecimiento económico es lógico que el poder adquisitivo del salario suba. Si se observan todas las variables clave hay una proyección de control y reducción de la inflación.

En el 2020 estuvieron contenidas esas variables e igual la inflación fue elevada. Pregunto de otro modo: ¿cuáles consideran que son las principales fuentes de tensión inflacionaria?

– El tipo de cambio es la principal. Y después las tarifas. Por eso es tan importante definir un esquema consistente sobre cómo se determinarán.

¿Y el salario?

– El salario en sí no genera inflación. El salario en Argentina es una institución y tenemos que preservarla. Y buscar que el poder adquisitivo crezca por encima de la inflación para potenciar la recuperación.

Precios

¿Cuál es la estrategia antiinflacionaria?

– La forma que nosotros pensamos la política antiinflacionario es integral. Por un lado está la política macroeconómica, que incluye la política monetaria, cambiaria y fiscal. Por otro lado, la política de precios e ingresos, en un esquema donde hay inflación y pujas distributivas que si no se coordinan provocan un desancle de las variables nominales.

¿Cómo plantea esa estrategia?

– Desde el punto de vista macroeconómico hemos planteado un Presupuesto que incluye una porción de financiamiento del Banco Central al Tesoro y una política cambiaria que busca que el tipo de cambio al 31 de diciembre de 2021 termine en términos reales al mismo nivel que en diciembre de 2019. Así en dos años los precios y el tipo de cambio van a ir de la mano. En términos fiscales, habrá una menor asistencia del Banco Central al Tesoro. Junto a esta base estará la política de tarifas que modificará el esquema para que sea consistente con el objetivo de 29/30 por ciento de inflación proyectado en el Presupuesto 2021.

¿Seguirán los controles de precios?

– Habrá una política de coordinación de precios e ingresos. Es central para reducir la inflación en una economía como la argentina. Es un elemento central la coordinación de los precios. No es la política antiinflacionario per se, pero si es importante. La mesa de coordinación será central en nuestra estrategia.

Las empresas buscarán recomponer sus tasas de ganancias.

– Tiene que haber un aumento del poder adquisitivo del salario. Por lo tanto los márgenes de ganancias de las empresas tienen que respetar esa premisa porque el aumento del salario real es fundamental para potenciar la recuperación económica. Y todos se benefician con el crecimiento. El Estado tendrá un rol central en la coordinación para alcanzar la inflación proyectada.

La clave entonces es que el sector privado acepte esa coordinación. En estas semanas, los empresarios de insumos de la construcción no mostraron esa vocación. Hubo un poco más de demanda y aumentaron los precios. Es la histórica puja distributiva.

– La estabilización de precios es una tarea colectiva. La coordinación estará en manos del Estado. El sector privado estará en esa mesa de coordinación.

Grandes fortunas

Se ha publicado en varios medios que no está muy convencido del Aporte Solidario y Extraordinario de las grandes fortunas.

– Estamos totalmente a favor. Es una medida extraordinaria para un momento extraordinario. ¿Cuántas veces estuvimos en una pandemia? ¿Cuántas veces la economía mundial tuvo semejante golpe? Con caída abrupta de la demanda y alteración de la forma de organización del sistema productivo. Esto no tiene precedente en el capitalismo moderno. Tuvimos que hacer un esfuerzo inmenso para asistir a los trabajadores, a las empresas y a los sectores vulnerables. Y lo tuvimos que hacer en una economía que había perdido el crédito. El crédito externo se rifó en dos años. Así como se plantea que hay un límite para financiar con emisión monetaria, también hay que entender que para cumplir con eso se necesitan ingresos fiscales. Y el Aporte entrega ingresos fiscales necesarios para afrontar problemas de la economía.

La UIA y la AEA lo resisten con el argumento de que es un ataque a la inversión privada.

– Quienes plantean eso están diciendo que es una carga tributaria permanente. Y eso no es así. Es un aporte extraordinario que tiene que ver con la pandemia y, por lo tanto, no tiene que afectar los incentivos a invertir.

¿No habrá un segundo Aporte Extraordinario?

– La pandemia está ocurriendo este año y el Aporte es de este año para cobrar en el próximo.

Poder económico

¿Por qué piensa que el mundo de grandes empresas manifiesta tanta resistencia al gobierno?

– Mucho de lo que piden que haga el Gobierno es lo que hacía el anterior, y eso fracasó.

¿Cuál es su objetivo con AEA? Es una entidad del poder económico que no muestra voluntad de cooperar; más bien se opone a cualquiera cosa que ustedes proponen. ¿Por qué piensa que ese acercamiento dará resultado?

– Hay un diálogo franco, que vale la pena. El diálogo impulsa la reflexión. Y en la reflexión hay aprendizaje social. Y aspiramos que Argentina sea una sociedad que cada día aprenda más. Y que además haya construcción de un ambiente de paz. Y por eso el diálogo vale. Desde el gobierno nacional se impulsa esos diálogos. Son diálogos que se dan con franqueza.

¿Cómo es el tono de esos intercambios?

– Si se plantea algo que ya no funcionó, se les dice que no funcionó. Es claro que hay diferencias de visiones pero también hay valor en el trabajar respetando las diferencias, articulando entre el sector privado y el sector público. Hay una experiencia reciente que está funcionando muy bien en ese sentido, que es el Plan Gas. Pero siempre con el gobierno nacional conduciendo, que fue elegido por el pueblo argentino para conducir este proceso económico.

Usted propone un escenario de paz, pero del otro lado la conducción política del poder económico (Techint y Clarín) se opone a todo. No expresa ninguna reflexión sobre lo que pasó y se dedica a tirar misiles.

 

– Trabajamos con responsabilidad para generar esa paz. Existen ejemplos concretos al respecto. Mencionaste una empresa que es parte del Plan Gas. Siempre vamos a apostar por el diálogo.

Economistas del establishment

En estos casi doce meses de ministro, implementó medidas y lideró negociaciones complejas, como la que tuvo con acreedores privados. En cada una de esas gestiones ha recibido críticas muy duras de economistas como Carlos Melconian, Miguel Ángel Broda, Juan Carlos de Pablo y Domingo Cavallo, que lo han menospreciado hasta con tono ofensivo. ¿Qué le generaban esos comentarios?

– Cada quien trabaja en función de los intereses que tiene. Nosotros, bajo el liderazgo de Alberto Fernández, trabajamos para defender los intereses del pueblo argentino.

Pero cuando lo definían como «pasante» que «vino a hacer un paper de la economía argentina», o que no sabía «cómo negociar con los acreedores» porque es un «académico que no entiende cómo funciona el mercado», el espacio de la crítica se convirtió en un ataque personal. ¿Qué sentía?

– Trabajamos con la tranquilidad de saber lo que buscamos y de saber cómo buscarlo.

Qué medida anunciaría hoy si pudiese hacerlo con un mayor margen de autonomía de la política económica.

– No hay nada que no hagamos y debiéramos estar haciendo.

azaiat@pagina12.com.ar / Fuente Página12