Merecida jubilación, Elsa Pavia

Pasaron los años y tu vida fue dura, tan dura como la de las madres que crían solas a sus hijos, tan dura como las de las madres que han perdido a un hijo y… pudiste sobreponerte y seguir caminando aún con tu corazón astillado, aún con tus pasos que se volvían más lentos…
Fuiste una heroína en el campo de batalla de la vida diaria, con tus pesares, con tus días grises y soleados pusiste lo mejor para llevar adelante la difícil tarea de sobrevivir; porque hay dolores que hacen que sobrevivas, que vivas a medias pero cada amanecer te proponía un nuevo desafío: intentarlo todo.
Ya trabajaste, ya madrugaste, ya hiciste planillas, ya revisaste tareas laborales. ¡Si! ya cumpliste y hoy bienvenida tu recompensa debidamente merecida por una vida laboral exigente. La jubilación no significa estancamiento, ni decadencia, ni letargo, es en cambio el mínimo reconocimiento a una vida de trabajo.
Acá se extrañará tu complicidad, tus guiños, tu compañía y algún abrazo.
Que disfrutes esta nueva etapa rodeada del reconocimiento que vale la pena, el de los seres que te aman y por los que tu lucha no se acaba.
Fernanda romero

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