Panorama político bonaerense: La decisión de las 730 camas

20 de abril de 2021. El Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se reunió con representantes de la medicina prepara. Foto: Mariano Sanda

Las claves de la reunión de Kicillof con Fernández: mensajes e internas. El gobenador, como segundo en el orden del poder. Los anuncios de esta semana. Y el indicador que pocos miran y será determinante para una opcion de hierro: Abrir un poquito o cerrar del todo el 3 de mayo?

La reunión que el viernes mantuvieron, durante tres horas, Alberto Fernández y Axel Kicillof, contiene una señal política inequívoca: En el punto más álgido del manejo de la pandemia, el Gobernador se transformó en los hechos en el segundo hombre más importante del esquema de poder, referencia exclusiva del Presidente –por encima de opositores pero más significativamente de dirigentes propios con responsabilidades de gobierno- a la hora de tomar decisiones cruciales en un momento crítico.

Fue Fernández el que llamó a Kicillof a la Casa Rosada para un encuentro que pudo haber sido reservado pero que, con toda intención, se hizo visible. Una lectura inmediata remarcó la ausencia de Rodríguez Larreta, con quien la grieta se ensanchó al cabo de una semana de cruces por las clases presenciales. Como explicación es verdadera, pero insuficiente. Al menos para el equipo del Gobernador, donde otra certeza era evaluada como más significativa: El Presidente comenzó a desconfiar de las explicaciones que le da su propio gabinete. O un sector de su propio gabinete, en todo caso.

“Cerrar fronteras no era necesario, cerrar gimnasios tampoco, el turismo no contagia y las clases presenciales no son un problema; la circulación se arregla con pocas medidas y dista de ser el foco. La pregunta que hacemos, entonces, es cómo llegamos hasta acá, dónde se contagia la gente”. Esa síntesis, que hizo un funcionario muy al tanto de lo que habló Kicillof con Fernández, encierra algunas claves bajo la apariencia caótica de una enumeración que dista de serlo. Básicamente, habla de la disconformidad con las acciones de ministerios como el de Transportes, Turismo, Educación o la Cancillería. Reproches puntuales que se combinan con una impugnación global. “La idea de que la política más acertada era aumentar los testeos y protocolizar todo nos dejó en manos de la Cepa de Manaos y nos trajo hasta acá”, cuentan que le planteó el Gobernador al Presidente.

En síntesis: Kicillof cree que su mirada sobre cómo debe responderse a la pandemia no hace más que verificarse como verdadera no solo en contraste con la que plantea la oposición, sino contra lo que sostienen en el gabinete del Presidente. Por eso es tan relevante la señal de Fernández al convocarlo a la Rosada.

¿Eso significa que, como se publicó, el capítulo siguiente es un cierre más duro?

No necesariamente. En principio, esta semana habrá algunos anuncios de ampliación de la capacidad de respuesta del sistema sanitario bonaerense, que ya fueron anticipados por este medio: 250 camas UTI más y la incorporación de centros de internación extrahospitalarios, que recibirán pacientes que necesiten asistencia respiratoria (pero no ser entubados).  La medida encierra un gesto hacia CABA: Kicillof cree que el sistema público de ese distrito no colapsará nunca porque no recibe pacientes del privado, que sí está saturado. Lo central es que el gobernador cree que esa dinámica “expulsa” enfermos hacia la provincia. ¿Cómo? A través de las prepagas, que le están ofreciendo a las clínicas del conurbano un pago más alto que la cápita de IOMA o el PAMI. De ahí, también    , el comunicado que denunció que 75 mil porteños se vacunaron en Provincia.

¿Y qué pasará el 3 de mayo, cuando venzan las medidas vigentes? Tampoco está tan claro que Kicillof haya recomendado un cierre como única opción. Es cierto que él tiene su propia interna. El scrum de los ministros-médicos (Gollan, Kreplak, Berni) quiere cerrar todo 15 días. Igual que sus asesores epidemiológicos. Pero el propio gobernador no está convencido. Se tomará al menos la primera parte de la semana que comienza para ver si se consolidan algunos indicios, muy leves, que hablan de un posible amesetamiento del crecimiento de la curva de contagios. El dato es modesto: En el mejor de los casos significa que los casos seguirán en aumento pero a un ritmo no tan alto como el de las dos semanas previas.  Hay dos números que se mencionan muy poco pero son la clave. La cantidad de camas UIT libres que quedan en el Conurbano y cuántas se ocupan por día.  Eran, al viernes, 730 y 40 respectivamente. Eso da unos 18 días de luz antes de que “explote” el sistema en la Provincia.

Con la mirada puesta allí, las alternativas que se conversaron en la Rosada son dos. Si la curva no cambia o, claro está, se atenúa, podrían volver las clases presenciales. Pero con un esquema “administrado”. Esto es: los colegios secundarios seguirían virtuales y la alternancia de la presencialidad para los primarios sería más “larga” que antes del DNU. Es decir, más días virtuales y menos presenciales. Podría combinarse con el cierre de alguna otra actividad, pero no las comerciales ni productivas.

La otra opción, si los indicadores empeoran, no tiene medias tintas: Esta vez sí se irá a un cierre total. (Por Andrés Lavaselli – DIB) AL