Qué piensan las voces médicas y científicas protagonistas de la comunicación de la pandemia en la Argentina

Infobae eligió a 14 destacados especialistas que desde la irrupción del COVID-19 ayudaron a la sociedad argentina a comprender con información veraz y conocimiento las claves de un tiempo dominado por la incertidumbre. Qué podemos esperar para el 2021

El 2020 fue un año que puso a prueba a la humanidad en lo que refiere al manejo, gestión y respuesta frente a una pandemia y un virus desconocido, altamente contagioso y potencialmente mortal como lo fue y lo sigue siendo el SARS-CoV-2, que de un brote inicial en Wuhan China hace un año exacto, la enfermedad COVID-19 se propagó rápidamente por el mundo, y hoy más de 80 millones de personas en el mundo se contagiaron, 1.7 millones fallecieron y 45 millones se recuperaron, según datos de la Universidad Johns Hopkins.

En la Argentina y en los últimos 3 días, se registraron 14.402 nuevos contagios por el nuevo coronavirus y 187 personas que murieron por COVID-19. En total, el país contabiliza 1.578.267 positivos, de los cuales 1.402.227 casos son pacientes recuperados y 133.539 son confirmados activos. Las víctimas fatales suman 42.501.

En este contexto global y nacional atravesado por la pandemia, la ciencia argentina se destacó sobremaneraCientíficos, médicos, investigadores -en definitiva profesionales de la salud y sectores vinculados- trabajaron sin descanso en la lucha contra el nuevo coronavirus. Algunos focalizados en hallar un tratamiento que pueda resultar beneficioso contra la afección; muchos otros en contribuir en el proceso de desarrollo y ensayos clínicos de las vacunas candidatas y todos haciendo un enorme y gran esfuerzo en reunir datos precisos y obsesionarse con la información científica veraz y chequeada-en un escenario en donde los papers científicos relacionados con el COVID-19 son miles y de acceso abierto- para poder comunicar a la población de la mejor manera posible y con la información con la que se iba contando.

 

Infobae conformó un listado con las voces médicas científicas destacadas, 14 científicos, investigadores y médicos de diferentes disciplinas y especialidades que sin descanso ayudaron a la sociedad argentina a entender lo que estaba sucediendo, y trabajaron a destajo para informar y comunicar sobre un virus, del que se fueron conociendo un gran cantidad de particularidades, a medida que pasaban primero los días, meses y ahora ya se puede hablar de un año. 365 días en los que la salud y todos sus subáreas fueron los grandes protagonistas indiscutidos de la información que se vio y difundió en los medios de comunicación masivos de la Argentina, combatiendo la incertidumbre, las noticias falsas que circulaban y tratando de aminorar el miedo de los y las argentinas frente a una enfermedad nueva.

Estos profesionales de la salud fueron los más consultados sobre la pandemia por el COVID-19 a lo largo de el 2020, y es por ello que este medio reunió sus visiones sobre lo comunicado en relación al nuevo coronavirus que circuló este tiempo; qué se sabe y qué falta saber sobre el SARS-CoV-2; cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus; qué podemos esperar a partir del acceso a las vacunas y el posible escenario que con el que nos podemos encontrar en 2020:

Pedro Cahn, prestigioso infectólogo y director científico de la Fundación Huésped (M.N. 39319)

 

Graduado en la Universidad de Buenos Aires en 1971, Pedro Cahn es un médico especializado en infectología y referente en la lucha contra el VIH en el país. Desde 1989 es director científico de la Fundación Huésped y fue presidente de la Sociedad Internacional de Sida (IAS) en el período 2006-2008.

El ex jefe y actual consultor de la División Infectología del Hospital Juan A. Fernández en Buenos Aires, Argentina, es también profesor titular del Departamento de Medicina. Forma parte del equipo de infectólogos que asesora al gobierno durante la pandemia y su voz fue una de las más requeridas de los noticieros de todos los canales y dio numerosas entrevistas para distintos programas de radio y televisión como La noche de Mirtha, Intrusos, Intratables y PH, entre muchos otros.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

-La información que circuló fue de la buena y de la mala. Hubo infomedia, tal como lo señaló la OMS, con muchas informaciones que llevaron confusión a la gente. Algunos comunicadores, lamentablemente, hicieron campaña en contra de las medidas de aislamiento y criticaron la “cuarentena más larga del mundo”. Ya no se habla de eso. Otros comunicadores ayudaron muchísimo a difundir la información como corresponde e hicieron que la gente tomara conciencia sobre los cuidados.

-¿Qué nos falta saber del virus para tranquilizarnos o para preocuparnos?

-Nos falta saber muchas cosas. Conocemos poco pero lo poco que conocemos nos ha permitido contar por lo pronto con una luz esperanzadora: las vacunas. Sin embargo, el inicio de la vacunación no significa el fin de la pandemia. Tenemos que dar pasos importantes en términos de tratamientos para los casos graves.

-¿Cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus?

-El conocimiento del virus evolucionó a una velocidad inesperada. Nadie se hubiera imaginado que un virus cuyo genoma fue informado por China el 7 de enero de 2020 y distribuido por la OMS el 10 de enero del 2020 pudiera ser tan rápidamente estudiado en muchas de sus variantes, en sus manifestaciones clínicas, en sus consecuencias y también, por supuesto, en relación a la posibilidad de tratamientos y vacunas.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

-Debemos esperar una progresiva reducción en la mortalidad porque vamos a vacunar en primer lugar a los equipos de salud y trabajadores esenciales, pero luego a las personas más vulnerables, es decir a mayores de 70 primero, mayores de 60 luego y por último personas de 18 a 59 años con comorbilidades. Para poder lograr un control de la pandemia necesitamos tener vacunada a más del 70% de la población y para que eso ocurra necesitamos que las distintas compañías que producen vacunas sean capaces de escalar la producción de una manera tal que permita el acceso equitativo a todos los países y eso está todavía por verse.

-¿Cómo analiza el 2021 en términos de la continuidad de la pandemia?

-El 2021 va a ser un año de transición, un año con barbijo y con distanciamiento social, por lo menos el primer semestre. Si no lo hacemos vamos a tener una segunda y una tercera ola mucho más importante. Si no queremos volver a situaciones de restricción de la movilidad restrinjamos nuestra movilidad voluntariamente. El virus no camina solo, camina con nosotros. A seguir cuidándose.

Eduardo López, infectólogo y uno de los principales asesores del Presidente en la lucha contra el coronavirus en Argentina (M.N. 37586)

 

Eduardo López se recibió de médico en la Universidad de Buenos Aires y realizó buena parte de su carrera en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Allí hizo su residencia e instruyó a futuros médicos. También creó el Laboratorio de Infectología que todavía funciona y en el que se investigó, por ejemplo, el síndrome urémico hemolítico, la hepatitis A y el sida en niños y en fetos.

Desde hace 15 años es el jefe del Departamento de Medicina. Su palabra es una referencia en el tema y es uno de los integrantes del comité de expertos que asesora al Presidente en la lucha contra el nuevo coronavirus. Durante el 2020 dio muchas entrevistas para Fantino a la tarde, Intratables, Animales Sueltos, Nosotros a la mañana La peña de Morfi, entre muchos otros.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

-Como toda pandemia, apareció un caudal de información que no reflejaba la realidad o que luego tuvo que modificarse debido a que la información que se circuló era inadecuada. En Argentina, hubo mucho trabajo periodístico y de líderes de opinión sobre la pandemia, y en muchos casos hubo que rectificar la información que se dio porque los datos clínicos y médicos que aparecieron corrigieron lo que se había dicho inicialmente. Quizás lo menos acertado que se dijo fue sobre el uso de barbijo por parte de la OMS. Así como hubo información sobre un número grande de tratamientos que prácticamente hoy quedaron atrás. Por otro lado, aparecieron datos muy contradictorios con lo cual la dificultad que teníamos para entender al virus empeoraba. Lo que se sabía no se comunicó bien, sobre todo a determinadas franjas etarias como adolescentes y adultos jóvenes.

-¿Qué nos falta saber del virus para tranquilizarnos o para preocuparnos?

El virus presenta todavía algunas facetas no previstas que nos las mutaciones. En general, los virus respiratorios producen dos mutaciones por mes. Este virus ha mutado mucho más, especialmente la última mutación que produjo 29 sustituciones y 17 mutaciones lo ha hecho en dos meses y medio. Nos falta saber de este virus tres cosas: en primer lugar, el dato más importante que es si el virus va a mutar de tal manera que pueda hacer que las vacunas que hoy por hoy son efectivas dejen de serlo; en segundo lugar, si va a aparecer una mutación de este virus que lo haga más virulento, es decir que de enfermedad más grave; y por último, debemos seguir trabajando en la búsqueda de un tratamiento para combatir la enfermedad.

-¿Cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus?

Es evidente que el conocimiento del virus ha sido fantástico y que ha evolucionado rápidamente. Hay dos ejemplos de esto; con extrema velocidad se secuenció todo el virus, es decir se conoció todo su material genético, permitiendo elaborar tratamientos y vacunas. Por otro lado, también es cierto que los organismos internacionales regulatorios facilitaron a través de nuevas reglamentaciones la posibilidad de estudiar este virus con menos requerimientos. El conocimiento ha sido fantástico. Creo que lo que nos falta es encontrar rápidamente nuevas drogas con efectos genuinos de tratamiento y curación.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

En primer lugar, estas vacunas -por producción y porque no hay vacunas para toda la humanidad-, se van a tener que trabajar sobre grupos especiales; personal esencial, adultos mayores de 60 años (donde la enfermedad impacta más) y fuerzas de seguridad, bomberos e inclusive maestros. El acceso a vacunas va a ser diferente en países centrales que en países periféricos, es decir que será asimétrico. A su vez, será paulatino, las vacunas se van a ir incorporando a través del tiempo, por eso habrá que certificar muy bien el plan de vacunación.

-¿Cómo analiza el 2021 en términos de la continuidad de la pandemia?

Estamos terminando un año con números preocupantes. Porque hemos aumentado desde el 10 de diciembre hasta hoy más de un 60% el número de casos. En esto está el riesgo de que en vez de tener un repunte de casos, estemos frente a un rebrote. Vamos a tener pandemia durante el primer semestre del año -con número mayores o menores- y debemos trabajar para evitar la hospitalización, el pasaje a terapia y la mortalidad.

Fernando Polack, infectólogo pediatra, investigador argentino que dirige la Fundación Infant (M.N. 83428)

 

Pediatra graduado con honores en la Universidad de Buenos AiresFernando Polack se formó como infectólogo en Johns Hopkins School of Medicine, el hospital más prestigioso de Estados Unidos. Allí fue profesor de Pediatría, Inmunología, Microbiología Molecular y Salud Internacional durante diez años y luego continuó otros siete años como profesor titular de Pediatría y Vacunas en la Universidad de Vanderbilt.

Condujo el capítulo argentino del estudio mundial para probar la eficacia y seguridad de la vacuna de Pfizer-BioNtech contra el COVID-19, que se montó en el Hospital Militar. Formó parte de entrevistas y conversatorios para divulgar el avance de la vacuna. Contrajo coronavirus en dos oportunidades.

Durante el 2020 dio numerosas entrevistas a noticieros y programas como Animales Sueltos, Odisea A dos voces, entre otros. Además, lideró la investigación del uso del plasma de convaleciente para pacientes infectados, uno de los principales avances a nivel tratamiento. Para muchos, por su conocimiento y claridad para explicar, pero sobre todo por la relevancia de su trabajo en relación al coronavirus, Fernando Polack fue el hombre del año en la Argentina. En muchas oportunidades habló con Infobae para compartir información y su análisis de la situación siempre resultó fundamental. Oportunamente, le preguntamos:

-¿Cuál es su lectura sobre la efectividad de la vacuna de Pfizer?

-Lo que se anunció acerca de que la eficacia de la vacuna es del 95 % es extraordinario. Las vacunas respiratorias normalmente tienen una eficacia del 40 por ciento. Ese es típicamente un buen resultado, un resultado deseable. Y, como regla, las vacunas solo protegen contra la enfermedad más grave y no contra las manifestaciones leves de las infecciones. Es decir que la vacuna de la gripe, por ejemplo, no pretende prevenir cualquier gripe sino específicamente las gripes severas. Que esta vacuna contra el coranavirus tenga una protección general del 95% contra toda forma de Covid-19 es verdaderamente notable.

-¿Qué podemos esperar de esta vacuna en relación a la Argentina?

Una vez autorizada la vacuna para administración de emergencia, debería avanzar para comenzar a ser utilizada. Sé que hay conversaciones, según lo hicieron público las autoridades, entre el gobierno nacional y Pfizer. Ojalá la vacuna llegue a la Argentina lo antes posible. Es lo que deseamos para nuestros familiares, amigos y compatriotas: vacunas efectivas.

-¿Qué opinión tiene sobre las otras vacunas que están en preparación?

-Nosotros en el equipo elegimos permanecer en silencio desde hace un tiempo hasta tener datos científicos, para poder opinar con sustancia. No hacer futurología. Y aplicamos ese mismo principio para opinar sobre otras estrategias, no importa cuál sea. Ojalá todas las vacunas funcionen y lo antes posible.

-¿Podemos esperar muchas reinfecciones de coronavirus? ¿De qué tipo?

-En general, las temporadas virales duran dos o tres meses y para cuando nuestras defensas en la nariz se acabaron los virus han emigrado al hemisferio norte. Entonces tenemos un episodio cada año o cada par de años. Pero como el coronavirus se ha quedado por un buen tiempo en Buenos Aires, se producen los recontagios. Es lógico imaginar que en una segunda infección, que van a ser menos frecuentes que las primeras en 2020, se tendrán resfríos, ojos llorosos, catarros, algo de decaimiento pero es muy probable que haya menos cuadros graves porque las defensas del cuerpo ya conocen al coronavirus. Eso no quiere decir que no vaya a haber algunos casos de gente que pueda tener coronavirus severo.

-¿Cómo se deberían administrar las dosis de las vacunas que fueran llegando?

-Como no habrá inicialmente vacunas para toda la población, se priorizará a los grupos de riesgo según recomienda, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud. El personal que trabaja en salud es el más expuesto y se calcula que ese conjunto es de unas 500.000 personas en el país. Obviamente otro grupo prioritario para vacunas son las personas mayores.

Ángela Gentile, médica infectóloga, pediatra y epidemióloga, Jefa de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez (M.N. 49.908)

 

Ángela Gentile se recibió en 1980 en la Universidad de Buenos Aires. Se especializó en pediatría y en 1988 comenzó a trabajar en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez donde actualmente es jefa del Departamento de Epidemiología.

Es presidenta de la Comisión Nacional para la Eliminación de Sarampión y Rubeola y profesora titular de Epidemiología en la Universidad Austral y de Infectología en la Universidad Austral y en la UBA, es integrante del Comité de Expertos que asesora al gobierno y su voz fue una de las más escuchadas en los reportes diarios del Ministerio de Salud. Durante la cuarentena fue muy requerida por diversos ciclos como Animales Sueltos, Intratables, Buenos días América La noche de Mirtha, entre otros.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

-La información que circuló sobre la pandemia fue adecuada pero debería haber sido mejor. Es decir, tenemos todo en nuestras manos para mejorarla. En general, la comunicación tiene que estar fragmentada y dirigida a cada grupo etario. El mensaje que se le da a un adolescente es totalmente diferente al que se le da a un adulto mayor. Que la comunicación sea coordinada entre todos los actores es clave. Eso es lo que va a permitir más transparencia y por ende confianza, y que la gente entienda y nos siga. Sobre la vacunación hay muchos mensajes contradictorios y deberíamos unificar con datos y evidencia científica el mensaje.

-¿Qué nos falta saber del virus para tranquilizarnos o para preocuparnos?

Nos falta saber sobre la transmisibilidad, sobre todo con estas nuevas cepas, y el peso que pueden llegar a tener las mutaciones del virus. Esto nos va a permitir tener mejores propuestas para la prevención. Esto es un punto importante porque va de la mano con saber cuánto puede durar la inmunidad de la vacuna, otro punto sobre el que nos falta entender para tener un horizonte más claro.

-¿Cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus?

-Realmente el conocimiento sobre el virus avanzó muy rápido. En diciembre ya teníamos la información del genoma viral que nos permitió tener diagnósticos y posteriormente vacunas. Si no lo hubiéramos tenido en ese momento la situación hoy sería totalmente diferente.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

-El acceso a la vacunación no implica el fin de la pandemia, es simplemente un nuevo horizonte. Tenemos que seguir cuidándonos y trabajando en la prevención. Pensemos que en este momento se sabe que tenemos que tener alrededor de dos tercios de la población vacuna en el mundo para poder tener la inmunidad de rebaño que cese la circulación del virus. Estamos muy lejos de esto. Los estudios de seroprevalencia en las ciudades -que es donde mejor y más eficazmente el virus se transmite- demuestran que se ha logrado apenas un 15% de seroprevalencia, un número bajo. Vamos a comenzar con los grupos más vulnerables para bajar el riesgo de mortalidad. Si logramos bajar las complicaciones y la mortalidad evidentemente el impacto va a ser importante.

Marta Cohen, reconocida patóloga pediátrica argentina, vive en el Reino Unido y trabaja en el Hospital de Sheffield, al norte de Inglaterra (UK GMC 6.036.622)

 

Marta Cohen nació en Trenque Lauquen, se graduó en la Universidad de La Plata (UNLP) en 1984 y se radicó en el Reino Unido. Es directora clínica de Farmacia, Diagnóstico y Genética del Hospital de Sheffield y fue noticia este año al ser distinguida con el título de oficial de la Orden del Imperio Británico, uno de los galardones más prestigiosas del Reino Unido, otorgado a la médica en reconocimiento a su trabajo sobre la muerte súbita del lactante

Es profesora honoraria del Departamento de Oncología y Metabolismo de la Universidad del Hospital de Sheffield, hizo en Argentina una residencia en Patología General en el Hospital de Clínicas y la residencia en Patología Pediátrica en el Hospital Infantil Ricardo Gutiérrez. Durante la pandemia, su voz fue una referencia para conocer la situación en el Viejo Continente.

Durante este año dio diversas entrevistas en programas como Fantino a la tarde, Intratables y Nosotros a la mañana, entre otros.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

-El mundo al principio en general estaba muy desinformado, no tengo dudas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) no estuvo a la altura de las circunstancias, la información no fue estandarizada en todos los países, no se informó lo mismo. Además, se permitió que información pseudo científica circulara.

Esto mismo fue más notorio en la Argentina, en donde muchos medios de comunicación permitieron o dieron espacio a personas que negaban la pandemia, antivacunas, etc, que hicieron que la gente no tuviera confianza y entrara en una situación de mayor ansiedad.

Creo que la información del Gobierno fue un poco más politizada que científica. Hubiera sido mejor que hubiera sido más certera y transparente. Cuando todavía no había una vacuna o que cuando todavía no se sabía cuando llegaba la pandemia al país era mejor decirlo, que ya había pasado lo peor, etc. La ciencia se quedó corta en la expresión de las informaciones oficiales, ya que es la primera vez que esta pandemia nos golpea tan fuerte en cien años.

-¿Qué nos falta saber del virus, para tranquilizarnos o para preocuparnos?

La ciencia sabe mucho del virus. Probablemente nos falta saber un tratamiento específico pero sabemos cómo ingresa al organismo, cómo muta, cómo infecta, enferma, quiénes son las personas que tienen mayor riesgo, etc. Nos falta también una vacuna que pueda estar disponible para todas y pueda contemplar las diferentes mutaciones, no solamente la de ahora sino la que puedan venir en el futuro. Lo comparo con el VIH, nunca llegamos a la vacuna pero sí se encontraron tratamientos eficientes, entonces tal vez aunque no haya una vacuna desarrollada que sea 100% efectiva, nos falta encontrar los tratamientos.

-¿Cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus?

La ciencia fue impecable. Muy rápidamente estaba publicado cómo el virus se originó, cuál era su genoma. Esta epidemia se conoció el 1 de enero y el 7 de febrero se conocía el genoma, inmediatamente se comenzó a trabajar sobre los test de diagnóstico de reacción en cadena de polimerasa o PCR, se supo cómo infectaba con la neumonía, que entraba a partir de los receptores de angiotensina 2, de la enzima convertidora de angiotensina 2, supimos que afectaba a los vasos sanguíneos, y por ello podía afectar al cerebro, causar un accidente cerebrovascular, una encefalitis hemorrágica, un infarto cardíaco, una trombosis pulmonar. Entendimos por qué los pacientes con hipertensión, con diabetes, obesidad, enfermedad pulmonar furtiva crónica, cardiovascular o neurológica previa son más susceptibles.

Ya sabemos que el virus ha mutado más de 4 mil veces, conocemos sus mutaciones. Cada uno en el campo de su especialidad, sabiendo como la pandemia afecta a la salud mental ,y los aspectos económicos. La ciencia en todas sus áreas se mostró excelente y respondió de una manera apropiada. Lamentablemente esto no fue escuchado por todos los gobiernos de todo el mundo de la misma manera ya que las decisiones políticas no siempre escucharon a la ciencia en general. Ya hay más de 90 mil artículos publicados en la literatura en revistas científicas de toda índole sobre el COVID-19 y estas publicaciones son todas gratis. Es la primera vez que uno puede leer revistas de primera línea con acceso gratis, esto es muy importante ya que permite compartir los conocimientos para poder acabar con la pandemia.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

-Cuando estén las vacunas y sean administradas a las personas de más de 60 años, a las personas con vulnerabilidades, preexistencias y al personal de salud, ya se va a poder disminuir la mortalidad significativamente. Eso se va a notar. Sin embargo, es muy importante destacar que las vacunas no son la panacea, no son lo único a tener en cuenta y tampoco son motivo para relajar los cuidados diarios. Si la vacuna tiene un 90% de eficacia, quiere decir que 10 de cada 100 vacunados no van a despertar inmunidad. Pero además una pequeña fracción de ellos pueden contagiarse y tener una enfermedad leve, pero también contagiar, y afectar a alguien que no tenga inmunidad, que no esté vacunado o que no haya despertado la inmunidad.

La inmunidad va decreciendo con el tiempo. Si uno se vacuna y tiene un 90% de inmunidad a las dos semanas después de la segunda dosis está fantástico, pero a lo mejor a los seis meses como hipótesis, esto puede haber disminuido al 60% o al 50% y ahí es que con los resultados de la Fase IV sabremos cuándo revacunar o dar una dosis de refuerzo. La inmunidad se va despierta, no la consiguen todos y que aún una pequeña fracción aunque uno está vacunado y con inmunidad puede contagiarse y contagiar. Lo que tenemos que esperar es seguir usando barbijos, cuidando el distanciamiento social, estando a más de 2 metros de distancia con personas que no son de la burbuja propia y además reforzar la higiene de manos de forma continua. Los tres pilares son las vacunas, la responsabilidad individual y los testeos masivos.

En la Argentina los testeos rápidos diarios deberían ser al menos 1 millón. De esta manera se podrían identificar al 80% de los asintomáticos que circulan y que si no se identifican y aíslan el virus se va a seguir propagando y a mayor circulación mayor incidencia de mutaciones.

-¿Cómo analiza el 2021 en términos de la continuidad de la pandemia?

-La pandemia en el 2021 se va a presentar de diferentes maneras en los países de acuerdo al cumplimiento de los 3 pilares: vacuna, responsabilidad individual y los testeos. Naciones de la Unión Europea, Canadá, Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Japón tienen comprado más del 50% de las vacunas con anticipación y no tienen más del 50% de los habitantes del mundo. Canadá compró 9 dosis por habitante, Estados Unidos 7, Reino Unido 6. Hay países en África con excepción de Sudáfrica que no recibirán vacunas y dependen de organizaciones internacionales y la ayuda social de fundaciones. Allí no llegaría antes de 2022.

La pandemia terminará primero en los países en donde tengan disponibilidad de vacunas, donde la gente sea responsable y se cuide para cuidar a los otros y se realicen muchos testeos. Donde no estén estos condimentos, la pandemia durará más tiempo y el futuro depende de nosotros.

Conrado Estol, médico neurólogo con formación en los EEUU, a quien la pandemia lo volvió casi una voz de consulta obligada (MN 65.005)

 

Neurólogo especialista en Accidentes Cerebro Vasculares (ACV), Conrado Estol nació en Nueva York y se graduó con honores académicos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires en 1982.

Completó su formación como residente de Clínica Médica en Nueva York y de Neurología en la Universidad de Pittsburgh (Pennsylvania), y realizó la especialización en ACV-stroke en Boston con el Profesor Louis Caplan, experto de reconocimiento mundial en ACV.

Es director de la primera Unidad de ACV en Argentina que funciona en el Sanatorio Güemes y fundador y director de Breyna Salud, centro especializado en medicina del cerebro y el corazón. Participa como columnista de Qué mañana, el ciclo de El Nueve que conduce Ariel Rodríguez Palacios, pero dio numerosas notas para ciclos como Nosotros a la mañana, La cornisa, Animales Sueltos y Cortá por Lozano, entre otros.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

-Creo que se comunicó bien, porque hubo muchas fuentes de información y se citó a personas que tenían visiones que se probaron equivocadas acerca de la no gravedad de la pandemia en marzo o abril de científicos en el exterior, pero el periodismo la verdad es que supo separar y el promedio de las opiniones eran bastante actualizadas y acertadas.

Con la cantidad de fake news y mezcla de política con ciencia en una pandemia única en la historia sin experiencia previa en la era moderna, creo que el balance es bueno en cuanto a la información que circuló y cómo se la presentó.

-¿Qué nos falta saber del virus para tranquilizarnos o para preocuparnos?

Sabemos que afecta poco a los chicos, que quizá hay una cepa nueva que los afecta un poco más, que ellos no son los contagiadores y por eso el colegio se puede abrir; sabemos que la cuarentena sirve para frenar el avance del virus, al igual que las otras medidas no farmacológicas como la máscara y la distancia, y lo que decía Japón de los ambientes ventilados y con poca gente. Aprendimos que los asintomáticos contagian y esto es crucial. Supimos qué medicaciones parecían que podían servir y no servían y eso se descubrió bastante rápido, salvo con la transfusión de plasma que fue más complejo de definir. Sabemos la estructura exacta -y eso ocurrió el 10 de enero- de la secuencia genómica, que permitió generar las vacunas que se generaron en un tiempo récord para la historia de planeta. Sabemos que algunas personas pueden seguir con síntomas mucho tiempo, que es lo que se conoce como el síndrome post COVID y que las personas pueden reinfectarseEl hallazgo de la efectividad de la dexametasona y cómo tratar el problema respiratorio de la neumonía fue clave, así como el concepto de la hipoxemia, que hizo que la gente supiera que tenía que tener en su casa un saturómetro para conocer su nivel de oxígeno en sangre.

Todos estos aprendizajes tranquilizan. Nos tendríamos que preocupar si viéramos que el mundo emergente, o incluso el de altos ingresos no puedan vacunar con el ritmo que se ha pensado.

-¿Cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus?

-Creo que se puede resumir que nunca antes en la historia de la humanidad tanta gente aprendió tanto en tan poco tiempo. Aunque esto ha sido dramático en cuanto a las muertes en todo el planeta, creo que el haberse juntado muchos cerebros de todo el mundo para generar respuesta a esto es único. Y cómo el internet y la tecnología hizo posible que la información y el conocimiento esté en todas partes instantáneamente tiene que haber servido como un catalizador de la aceleración que tuvo la respuesta humana a esta pandemia.

No tengo dudas de que esta evolución vertiginosa y exponencial del conocimiento ayudó a controlarlo en un tiempo que es récord y que nos obligó a dar un salto cuántico en la capacidad que tenemos los seres humanos para combatir los problemas.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

Tenemos que esperar todo, tenemos que esperar que se acabe la pandemia, pero hay un enorme “pero” entre que la pandemia se va a terminar con la vacunación y cuánto tiempo va a llevar vacunar a toda la gente que hay que vacunar. Pensemos que hay que hacer 10 mil millones de dosis, o sea, 5 mil millones de personas de las casi 8 mil millones que hay en el mundo deberían inmunizarse.

Ya vemos que los EEUU, que tiene que vacunar 260 millones de personas de los 320 millones que son para controlar la pandemia, y habiendo comprado en septiembre, está teniendo problemas y Pfizer sólo puede hacer 50 millones antes de fin de año.

El panorama muestra países desarrollados con alto ingreso que están accediendo ya a la vacunación; a la Argentina llega la vacuna rusa con las dificultades que todos sabemos y en una muy pequeña cantidad. Entonces la pregunta es ¿realmente para cuándo podremos tener suficiente cantidad de dosis de las marcas que sean? La logística va a ser la clave; había un plan original de vacunar en el verano en la Argentina a 170 mil personas por día y estamos viendo que el despliegue del Ejército en los EEUU ha logrado vacunar 100 mil personas por día en la primera semana, lo cual muestra las dificultades enormes de la logística en escala o en masa.

La logística y la disponibilidad de vacunas es lo que realmente va a determinar que cortemos la pandemia lo antes posible y sabiendo que aunque empecemos a vacunar ahora, el efecto de reducción de la mortalidad se va a ver en varios meses. Y como dice (Antonhy) Fauci, para septiembre de 2021 podríamos esperar algo parecido a la normalidad habitual.

– ¿Cómo analiza el 2021 en términos de la continuidad de la pandemia?

-A 2021 lo tenemos que ver con dos variables importantes: una, las medidas no farmacológicas (críticas para la primera mitad del año). Esto es, usar un barbijo adecuado, mantener distancia, estar en espacios ventilados o abiertos con poca gente y no intercambiar mucho tiempo con personas que no conozcamos. Esas medidas son las que más van a controlar la diseminación de la pandemia; está claramente demostrado que de acá a abril mínimamente eso es lo que más va a disminuir la mortalidad. Y en la Argentina, el temor obvio es que las Fiestas y las vacaciones en que la gente naturalmente se relaja descuide estos aspectos. Creo que tendría que haber campañas de comunicación recurrentes que recuerden a la gente que debe hacer esto es lo que va a determinar la mortalidad en la primera mitad de 2021. Y la segunda variable importantísima es la vacunación, por eso es clave para nuestro país en particular alcanzar a vacunar al menos 20 millones de personas, y para eso tenemos que negociar no sólo con la vacuna rusa -que tiene una baja capacidad de producción en volumen- sino también por ejemplo con la de Sinovac que se hace en Brasil, AstraZeneca, Pfizer y todas las que puedan estar disponibles. Eso va a determinar que se alcance una progresiva inmunidad de rebaño en 2021 y el virus no encuentre huéspedes susceptibles.

Así que, si bien el equilibrio de balance de rebaño se va a alcanzar en un año y medio o dos años y que este virus sea un virus más, aunque haya corregir la vacuna por pequeños cambios anualmente, volver a una vida relativamente normal se tendría que poder volver a lo largo de 2021.

Daniel Stamboulian, médico clínico e infectólogo, profesor Emérito de Infectología de la Facultad de Medicina de la UCES y Voluntary Profesor of Medicine of the University of Miami (MN 25441)

 

Daniel Stamboulian se graduó como médico con Diploma de Honor en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en 1962 y completó su residencia en el Hospital de Clínicas José de San Martín. Como pediatra, viajó para trabajar en áreas rurales de la provincia de Jujuy, donde organizó el Servicio de Pediatría del Ingenio Ledesma.

En 1987 el doctor Stamboulian creó la Fundación Centro de Estudios Infectológicos (FUNCEI). Sus objetivos son la investigación y la educación de la comunidad y de los profesionales médicos, farmacéuticos y enfermeros.

Es Profesor Emérito de Infectología de la Facultad de Medicina de la UCES y Voluntary Profesor of Medicine of the University of Miami. Desde hace más de quince años conduce el programa de televisión A Ciencia Cierta por Canal METRO y es habitualmente convocado para aportar sus conocimientos en diversos canales de noticias y ciclos como Animales Sueltos, La noche de Mirtha e Intratables. En varias oportunidades habló con Infobae para compartir información y su análisis de la situación siempre resultó fundamental. Le consultamos:

-¿Cómo analiza la evolución de la pandemia a lo largo de estos meses?

-El epicentro de la pandemia por SARS-CoV-2 comenzó a fines de diciembre de 2019 en la ciudad china de Wuhan, y con cierta celeridad se extendió a 190 países del planeta. Esta fuerza de amplificación hacia el mundo entero es lo que impulsó a la OMS a declarar la emergencia de salud pública mundial el 30 de enero de 2020 por el nuevo coronavirus, que paralizó al mundo durante meses.

Cuando se avanza en el estudio sobre cómo se extendió el coronavirus SARS-CoV-2 es importante tomar como marco la epidemia por SARS 1 (en el año 2002-2003 ) y MERS (2012). El SARS 1 se trató de una infección muy severa con el 10% de mortalidad pero que no es extendió a muchos países. Se concentró en Canadá pero tuvo una mortalidad alta, mucho mayor que la actual por COVID-19 (entre 3 y 4%, según estimaciones de la OMS).

En 2012 apareció el MERS en Arabia Saudita y en los países de esa región -también una epidemia de la familia de los coronavirus- y la diferencia es que la mortalidad fue aún mayor, casi del 37 %. Entonces la pregunta que se dispara es, ¿Cuál es la diferencia con el COVID-19 en esta familia de los coronavirus que hace varios años acechan al mundo?

El COVID-19 se extiende mucho y fácilmente en la comunidad -tiene un alto grado de transmisibilidad- y provoca infecciones no muy severas – a diferencia del SARS y MERS -; es claramente menos agresivos que los anteriores. El 80% son infecciones que provoca el COVID 19 leves o moderadas. Sí, hay que mirar con atención, el 20% de las infecciones que afecta directamente a los adultos mayores porque tiene un comportamiento mucho más severo sobre todo en los que son diabéticos e hipertensos con una mortalidad muy elevada. De allí, la importancia de proteger a los adultos mayores. El impacto en esa franja etaria -podemos localizarla aproximadamente a partir de los 65 años y más- son los que nos dieron las cifras de mortalidad en el caso argentino y en el mundo en general.

-¿Cómo se para la ciencia argentina frente a la lucha contra el COVID-19?

-Tengo el privilegio de formar parte de un equipo científico de trabajo y hemos visto que la posibilidad de usar el plasma de convalecientes está demostrando ser una herramienta muy importante para controlar a los pacientes infectados. El plasma de convaleciente es el líquido de la sangre que tiene anticuerpos, que son defensas importantes contra el virus de los que ya tuvieron la enfermedad. Esto se estudiará como tratamiento para personas a las que se le detecta el virus de manera temprana para intentar evitar que empeoren”.

Creo fervientemente que los trabajos que están haciendo, el doctor Fernando Polack y la doctora Laura Bover -con el plasma de convalecientes-, abren una esperanza para que nosotros tengamos una herramienta muy útil para el tratamiento de los pacientes enfermos por el nuevo coronavirus.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

Existen muchos proyectos de vacunas y destacaré tres que están muy avanzados. Al respecto, Estados Unidos es el país con más iniciativas en marcha. Me interesa y confío en los proyectos de Bill Gates.

En primer lugar, me gusta mucho la vacuna candidata de Pfizer, ya que prometen una vacuna montada en una tecnología muy novedosa y que permite muchas posibilidades, son vacunas “de ADN” o “de ARNm”, que utilizan fragmentos de material genético modificado. En segundo, está el proyecto del laboratorio Moderna, en Massachusetts, que cuenta con un tipo de tecnología similar. Y en tercer lugar, está la vacuna que se desarrolla en Inglaterra, en la Universidad de Oxford junto al grupo farmacéutico AstraZeneca.

Para resolver la idea de acceso universal a las vacunas ya se han hecho contactos con laboratorios de la India, Europa y Estados unidos para poder producirla en escala. Esto será posible. Pienso que el control del COVID-19 va a pasar por las vacunas y creo que la creación de esta herramienta vendrá de parte de los tres laboratorios que antes señalé para que nos brinde finalmente el control de esta pandemia que tanto estamos padeciendo.

Omar Sued, infectólogo, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología – SADI (M.N. 91262)

 

Omar Sued nació en Jujuy y se recibió de médico en la Universidad Nacional de Córdoba en 1995. Realizó su especialización en Medicina Interna y como Especialista Universitario en Enfermedades Infecciosas. Como director de Investigaciones en la Fundación Huésped, es una voz autorizada en la lucha contra el HIV.

Es Presidente de la Sociedad Argentina de Infectología y Presidente del XVI Congreso Nacional de Infectología. Forma parte del comité de especialistas que asesora al gobierno durante la pandemia, participando permanentemente de la requisitoria periodística en radio, noticieros de televisión y programas como Solo una vuelta más, Minuto Uno y Desafío 2020, entre otros.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

-Estuvo siempre dominada por un gran dinamismo y mucha incertidumbre. Ya en las primeras semanas la OMS advirtió sobre la infodemia. Y después finalmente en la segunda mitad del año, sobre todo con la influencia de lo que pasaba Estados Unidos, una gran politización de la información, donde se perdía bastante la objetividad para un lado y para el otro, pero nunca nada es ni tan blanco ni tan negro.

-¿Qué nos falta saber del virus, para tranquilizarnos o para preocuparnos?

-Del virus todavía falta conocer muchas cosas. Cuál es la duración de la inmunidad, cuáles son las posibilidades de que vuelvan a haber rebrotes, cuál es el riesgo de las mutaciones y la posibilidad de que las vacunas no tengan mucha eficacia a largo plazo y si será necesario revacunar. También nos queda encontrar los mejores tratamientos para la enfermedad.

-¿Cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus?

-Evolucionó rápidamente. La colaboración internacional fue crítica para tener acceso a las pruebas de diagnóstico. Y después la colaboración de la OMS para empezar a implementar los sistemas de monitoreo, el trackeo de la pandemia… Fue un esfuerzo multilateral muy importante.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

-Las vacunas son una de las necesidades más esperadas. Afortunadamente ya están empezando a llegar y tenemos que esperar a ver qué impacto pueden tener en tanto haya un accesos equitativo a la gran mayoría de los países. Una de las discusiones que está habiendo, a pesar del esfuerzo de la OMS, es que algunos países están generando órdenes por más de la cantidad de habitantes que tiene. En ese escenario, cuando la disponibilidad de las vacunas es limitada y los recursos económicos también, es muy peligroso que se agrande esta brecha de inequidad entre los países pobres y los países ricos.

-¿Cómo analiza el 2021 en términos de la continuidad de la pandemia?

Vamos a tener el cimbronazo de aumento de casos posterior a las fiestas por toda la movilidad que hay en el país y por el descuido de algunas personas. Hay que cuidarse y mantener el distanciamiento y el uso de barbijos. Este primer mes entonces tendremos un aumento de casos, después la expansión del programa de vacunas, pero vamos a tener que esperar meses para tener un volumen importante de personas vacunadas.

Guillermo Capuya, médico cirujano, urólogo, posgrado en Comunicación Científica, Médica y Medio Ambiental de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (M.N. 65404)

 

Médico egresado de la Universidad de Buenos Aires UBA, Guillermo Capuya fue residente de Cirugía General en el Hospital Juan Fernández y de Urología en el Hospital Carlos Durand de la Ciudad de Buenos Aires. Es miembro de la Sociedad Argentina de Urología y de la Confederación Americana de Urología.

En paralelo, desarrolló un amplio recorrido como divulgador y comunicador. Es director de Relaciones Institucionales del Sanatorio Finochietto. Es una de las figuras de los noticieros de C5N y conduce Intelexis Mujer, por Canal Metro. Además, es responsable de Caras Salud, y participa de Despierta corazón, por Pop Radio. Durante el 2020 le dio numerosas entrevistas a LAM, Intratables, La peña de Morfi y Corte y Confección.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

-Los medios de comunicación tomaron un papel tremendamente importante, y todo parecía circular por una misma autopista, pero sin pensar que esto se iba a extender tanto tiempo. La mirada de cada cosa de cada medio fue distinta, y eso lamentablemente confundió a gran parte de la población porque en ningún lugar del mundo había una claridad sobre cómo iba a seguir la situación.

Nunca antes en el mundo hubo tanta información con respecto a una enfermedad, tantas publicaciones, tantas investigaciones, tanta información en todos los medios del mundo. La gente al principio comenzó a informarse mucho a través de la televisión, los portales también tuvieron un rol importante, sobre todo aquellos de acceso gratuito. Y también hubo mucha circulación de mala información en redes, que la misma OMS llamó “infodemia”.

Llevar tranquilidad a la gente con la información no significa ser oficialista, en esta época ha habido mucho alarmismo en algunos medios y esto ha generado mucho temor.

-¿Qué nos falta saber del virus, para tranquilizarnos o para preocuparnos?

Se calcula que en el mundo hay un millón setecientos mil virus que son desconocidos, de los cuales entre 540 mil a 850 mil tienen potencial de pasar del animal al hombre, debido a la alteración de la biodiversidad del ecosistema provocado por nosotros mismos. Por eso seguramente tengamos en los próximos años algún tipo de virosis de diferentes magnitudes, pero vamos a estar más preparados para afrontar estas pandemias, y en lo posible tratando de evitar que se produzcan.

-¿Cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus?

-La secuenciación genómica del virus, desnudarlo y saber quién era e identificarlo plenamente, se hizo en tiempo récord. Con los primeros casos, enero del 2019, ya estaba secuenciado el genoma viral. Vale decir que la velocidad que tiene la ciencia para conocer a este tipo de virus es rápida, lo cual permite hacer el seguimiento, saber cómo funciona, cómo se transmite, cómo circula… Y de esa manera poder pegarle rápidamente para evitar que se produzcan otras pandemias.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

-Hay dos puertas con dos llaves. Una puerta principal que tiene que ver con el acceso a las vacunas y la otra, en caso de tener la enfermedad, tener tratamientos adecuados y específicos y seguros que nos eviten hospitalizarnos, ir a terapia intensiva y en última instancia la muerte. Sin duda alguna la vacuna es la mejor herramienta, es la medida costo efectiva más importante en sanidad después del agua corriente y las cloacas. Por cada dólar invertido lo que se recupera es muchísimo más. Tenemos una gran esperanza en que las vacunas aprobadas por ANMAT funcionen, porque sabemos que de acuerdo con los estudios presentados tienen una eficacia del 92%, esto es altísimo para una vacuna. Cuando se comience a vacunar al personal sanitario, y unas diez a quince millones de personas entre enero y marzo, y ya ahí va a aparecer otra vacuna, que es la de Oxford Astrazeneca, que tiene una muy buena eficacia y es una vacuna de mucha calidad y bajo costo, está en 4 dólares la dosis, y requiere dos dosis, y es importante para los gobiernos que se ahorren dinero.

Cuando lleguemos a un momento en que una gran parte de la población esté vacunada o haya tenido la enfermedad llegaremos a lo que se llama la inmunidad del rebaño. Eso va a evitar que la enfermedad se propague.

Si uno mira el tracker de vacunas del New York Times, hay unas 18 vacunas en fase 3, 4 aprobadas, 41 en fase 1, y 21 en fase 2. Van a coexistir en el mundo varis vacunas eficaces, seguras, que generen inmunidad, y posiblemente en un tiempo el mundo retome su actividad cuando veamos que esto funciona y las personas no nos enfermamos.

¿Cómo analiza el 2021 en términos de la continuidad de la pandemia?

Veo un 2021 con muchísima expectativa. Veo que lentamente vamos a ir mejorando a través de la vacunación, tratando de contener esta segunda ola y que no nos pase por encima, con un sistema de salud que supo responder en esta primera fase sin tener que llegar a la selección de pacientes. Es muy importante la conciencia colectiva, que haya confianza en la ciencia por parte de la gente, que haya confianza en las instituciones, y que nos puedan generar confianza por supuesto.

Daniel López Rosetti, cardiólogo especialista en estrés y enfermedades relacionadas con las emociones (M.N. 62540)

 

Recibido en 1981 en la Universidad de Buenos Aires, Daniel López Rosetti es especialista en Clínica Médica y Cardiólogo Universitario. Es Jefe del Servicio de Medicina del Estrés del Hospital Central Municipal de San Isidro, y Profesor Titular de Psicofisiología de la Facultad de Psicología, Universidad Maimónides.

Es presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés (SAMES) y en 2012 presentó e impulsó la Ley 26.835 para la enseñanza de las técnicas de Reanimación Cardiopulmonar en los colegios (RCP).

Escribió numerosos libros, entre ellos Historia clínica, que dio lugar a una producción televisiva presentada en las pantallas de TelefeAmérica TV y Canal 9 de Mendoza que fue distinguida con un Martín Fierro. Es columnista sobre temas médicos en Telefe NoticiasRadio Mitre y Favaloro Televisión y durante el 2020 dio entrevistas para Juntos podemos lograrlo, Realidad aumentada y Almorzando con Mirtha Legrand, entre otros.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

Lo que sucedió con esta pandemia fue de una velocidad inusitada, y esa velocidad marcó la agenda, la capacidad de ajuste, de precisión y de desajuste. Esto comenzó en diciembre del año pasado, y en menos de un año había vacuna. Eso es inédito.

El mundo se paralizó. Algo que no pasó ni en la Segunda Guerra Mundial, porque en ese momento se paralizó gran parte del mundo, pero no todo. En este caso fue global, fue la primera vez que el planeta dejó de girar desde el punto de vista psicosocial. Entonces, lo primero que generó fue un cambio de velocidad. Y esto afectó a la información. Pasó a ser necesario que los medios más responsables dieran información confiable, fidedigna, y que se pudiera transformar en comportamientos útiles.

Por supuesto, hubo mucha información incorrecta, mucha dañina, lo cual ha ido en contra de la ciencia misma. Creo que es central toda la información que fue emanada de intituciones científicas reconocidas. No hay que olvidar que este fue un evento médico, con consecuencias psicosociales, y la información jugó un rol importantísimo.

-¿Qué nos falta saber del virus, para tranquilizarnos o para preocuparnos?

-Del virus, muy poco. Es un virus sencillo, sin secretos, que se decodificó rápidamente. En todo caso nos falta saber las condiciones posibles de mutaciones que nos puedan jugar en contra. Interpreto de todos modo es que esas futuras mutaciones con la tecnología en desarrollo se van a poder corregir en términos de vacuna rápidamente.

Las vacunas se desarrollaron rápido porque el nivel de tecnología lo permite y fueron realizadas además en plataformas que ya existían y que se adaptaron para la ocasión: la de transportadoras de adenovirus (las de Rusia y Oxford son de este tipo), y las de virus inactivados. Ahora, los nuevos descubrimientos, las vacunas realmente novedosas digamos, son las de ARN mensajero, que son las de Pfizer y Moderna.

Pero para aquellos que creen en la teorías conspirativas y no entienden la “magia” acreditada a la velocidad de la vacuna, hay que decir que tiene que ver con tecnología que ya teníamos disponible.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

-Cuando esto apareció había algo nuevo en el planeta: un virus respiratorio con posibilidad de desarrollo fatal. Lo que no había por otro lado eran anticuerpos. Esa balanza estaba muy despareja: al principio teníamos gran cantidad de virus y cero anticuerpos. Los anticuerpos se generan de dos maneras: con vacunas o enfermándose, pero con un costo grande en enfermedad. Lo que permite la vacuna es la generación de anticuerpos sin costo en enfermedad. La vacuna entonces va a invertir ese desequilibrio que hay en el mundo entre mucho virus y pocos anticuerpos.

-¿Cómo analiza el 2021 en términos de la continuidad de la pandemia?

Como la luz al final del túnel. Posiblemente enero no va a ser diferente de diciembre en nuestro país, y marzo o abril será peor en relación a aumento de casos, pero esto puede ser modificado por la llegada de la vacuna. El segundo cuatrimestre del 2021 va a ser bisagra, y vamos a depender de cuánto acceso a la vacuna hayamos tenido. Si en enero y febrero se logran vacunar muchas personas y generar anticuerpos, eso cambiará la evolución de marzo, abril y mayo.

Jorge Tartaglione, médico cardiólogo, presidente de la Fundación Cardiológica Argentina (M.N. 67502)

 

Jorge Tartaglione se recibió en la Universidad de Buenos Aires en 1983 y se especializó en cardiología. Es presidente de la Fundación Cardiológica Argentina y Coordinador Nacional de la Campaña de Reanimación Cardiovacular en las escuelas.

Saltó a los medios de la mano de Mario Pergolini, primero en Rock & Pop y luego en Vorterix. Actualmente, trabaja en Cortá por Lozano Morfi, todos a la mesa (ambos por Telefe) y en La inmensa minoría (Radio con Vos). Entre otros, escribió los libros El cerebro que late Héroes argentinos. Doce médicos que hicieron historia.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

-La información de la pandemia se puede dividir en varias etapas. En un momento fue clara, teníamos información correcta. Después se empezó a confundir y se empezaron a incorporar conceptos ideológicos a la comunicación que nos hicieron muy mal. Después me parece que hubo un exceso de optimismo en un momento y hubo demasiadas declaraciones que no correspondían y eso generaba confusión.

-¿Qué nos falta saber del virus, para tranquilizarnos o para preocuparnos?

-Hay muchas cosas que nos faltan saber del virus. Creo que lo más importante es saber el grado de inmunidad que va a tener la persona una vez que se contagió, y el grado de inmunidad que va a ofrecer la vacuna. ¿Cuánto tiempo vamos a estar protegidos? ¿La vacuna va a impedir que una persona se contagie? ¿Cuántas veces va a mutar el virus? ¿La vacuna sirve para la nueva cepa? ¿Nos vamos a tener que vacunar todo el año?… Hay muchísimas cosas que nos quedan por saber, y a mí en particular no me interesa saber si salió de un laboratorio o qué.

-¿Cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus?

-El conocimiento con el virus ha sido muy grande. La ciencia se ha unido por primera vez. Con la vacuna cambió un poco eso, empezaron a trabajar por su cuenta. Y hay que destacar a los científicos en la Argentina. Han sido muy buenos, desde Gamarnik en el desarrollo del test junto al CONICET. El suero equino, un trabajo extraordinario. Fernando Polack, con el trabajo del suero convaleciente… Muchos trabajos que llegaron a un buen puerto y otros que no, pero todos se han puesto a trabajar mucho.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

-Las vacunas no van a solucionar absolutamente todo. Tenés que tener claro que te vas a vacunar y vas a seguir teniendo que usar el barbijo y te vas a tener que seguir cuidando, porque no sabemos si la persona vacunada puede contagiar o no. Por lo tanto vamos a tener que seguir usando el distanciamiento social hasta que desaparezca la transmisión comunitaria. Cuando baje la cantidad de casos por la vacuna, si te contagiás vas a poder testear más precisamente y saber de dónde te contagiaste.

-¿Cómo analiza el 2021 en términos de la continuidad de la pandemia?

-Es fundamental trabajar fortalecer la seguridad de las vacunas, que ha sido puesta en duda por un montón de personajes del país que no tienen ni idea de lo que es una vacuna. Entonces, tenemos que contarle a la población los beneficios y los riesgos, que los beneficios son mucho más grandes, y que los beneficios de la vacuna son mucho mayores al COVID-19, que va a impedir que te enfermes y te mueras, pero no que te contagies. Tenemos que saber que la imnunización de gran parte de la población lleva mucho tiempo. Va a tardar mucho hasta que tengamos la inmunidad del rebaño. Y hay que tener paciencia y no desinformar. Yo creo que el 2021 va a ser un año complejo, que nos vamos a tener que adaptar, y que esto es un cambio en el mundo. Y tener fe que cuando el Estado te dice que la vacuna sirve, sirve. Tenemos que tener esa tranquilidad.

Alberto Cormillot, médico especialista en Nutrición, desde hace más de 50 años, una referencia de la medicina en los medios de comunicación (MN 24.518)

 

Recibido en la Universidad de Buenos Aires en 1961 y especializado en nutrición y obesidad, Alberto Cormillot es una referencia de la medicina en los medios de comunicación, donde lleva trabajando más de 50 años. Comenzó en Buenas tardes mucho gusto, participó en noticieros y programas de interés general de los cinco canales de aire y fue pieza clave de Cuestión de peso, ciclo decisivo para la sanción de la Ley de Obesidad.

En 1966 creó la Clínica que lleva su nombre y un año después sentó las bases de ALCO (Anónimos luchadores contra la obesidad), una fundación formada por una red de grupos de ayuda mutua que brindan apoyo a personas con sobrepeso y problemas alimentarios. Actualmente forma parte del equipo de Cada mañana, que comanda Marcelo Longobardi en Radio Mitre y, durante la cuarentena, dio diversas notas para programas como PH, Crónicas de la tarde, La noche de Mirtha e Intrusos, entre otros.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

-Creo que la información tuvo déficits muy grandes. Una pandemia es una cosa muy seria para dejarla en manos sólo de epidemiólogos. Hay una frase que “una guerra es una cosa demasiado importante para dejarla en manos de los generales”, se necesitan otras visiones, las opiniones de sociólogos, psicólogos, gente de otras especialidades (cardiólogos, neurólogos). Hubo un manejo que no fue completo y en algunos casos fue contradictorio.

En los últimos días, sin ir más lejos, una situación que no quedó del todo clara es por qué la Anmat aprobó la vacuna de Pfizer y el Ministerio de Salud la Sputnik-V de Rusia. Después de que todo este tiempo mucha gente estuviera diciendo que si la aprobaba la Anmat se la daría, resulta que la que la Anmat no la aprueba. Cuando es el Estado el que aprueba no hay una estructura para la cabeza de la gente.

-¿Qué nos falta saber del virus para tranquilizarnos o para preocuparnos?

-Dónde atacarlo, como para poder liquidarlo. Básicamente es eso. No sabemos cuál es el ciclo, si tiene rebotes, rebrotes, si tiene continuidad, por cuánto tiempo deja inmunidad.

Se conocen muchas cosas pero si esto fuera un juego de naipes diría que sólo para “ir orejeando”, espiando a ver qué pasa.

-¿Cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus?

-El conocimiento sobre el virus evolucionó de una manera increíble. Nunca se supo tanto sobre un virus en un año, ni tuvimos una vacuna lista para dar en un año. Eso es una cosa maravillosa cómo avanzó. Porque si la vacuna llega a funcionar, aunque no conozcamos todas las cosas que conocemos nos alcanzó para ver cuál es “el ganchito” que trae en cada una de las puntas de la corona, y por qué se “engancha” en el cuerpo humano y cómo se puede hacer para bloquearlo.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

-Primero tenemos que tener acceso a alguna que esté aprobada. Tenemos que esperar que deje inmunidad robusta y que dure por lo menos un año, y si fuera posible, que además, evite que la persona transmita el virus a otros sería ideal.

-¿Cómo analiza el 2021 en términos de la continuidad de la pandemia?

-Depende en qué país uno esté. En un país que ya esté vacunando con alguna de las vacunas aprobadas, es posible que la gente tenga el año próximo una vida distinta que la nuestra, que no sabemos cuántas vacunas vamos a recibir, en qué momento, todavía no se probó el dispositivo de distribución.

El sistema de salud nunca colapsó y pudo atender muy bien y cada vez mejor, pero creo que 2021 va a ser duro y va a haber que seguir con las medidas no medicamentosas y posiblemente en el primer semestre se seguirá trabajando como en cuarentena; se volverá en algunos lugares de manera presencial a los trabajos pero nada volverá a ser como antes.

Roberto Debbag, médico infectólogo, vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (MN 60.253)

 

Recibido en 1980 en la Universidad de Buenos Aires, Roberto Debbag trabajó durante más de 20 años en el Hospital de Pediatría JP Garrahan. Es vicepresidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica y directivo de la Sociedad Mundial de Infectología Pediátrica.

Es asesor del gobierno en temas de salud vinculados a la pandemia. En septiembre, su domicilio fue vandalizado con mensajes intimidatorios por grupos antisistema. Durante la cuarentena fue una de las fuentes de consulta permanente en diferentes programas de interés general, como Animales Sueltos, Intratables, En Síntesis y La Cornisa, entre otros.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

-Creo que desde el inicio hasta este momento ha sido mala la comunicación por parte del Estado, inclusive de los diferentes ministerios de las distintas jurisdicciones. Se pensó que relatar la cantidad de casos y los lamentables fallecidos era una manera de comunicar y eso se sabe que es una parte; o sea que la información que circuló por parte del Estado fue mala y generó varias crisis comunicacionales. La última fue la de si la vacuna rusa era o no apta para los mayores de 60.

Ahora, la información más allá de lo oficial, como en todo el mundo hubo fake news. Yo pertenezco a un observatorio de comunicación digital en medios de salud y lo que hemos visto es que existe un nuevo ítem que denominamos el COVID fake y que han viralizado diferentes videos o audios que carecen de legitimidad porque no se basan en evidencias.

-¿Qué nos falta saber del virus para tranquilizarnos o para preocuparnos?

-Que el virus está evolucionando y el conocimiento que se genere de cómo se trackea al virus desde del punto de vista genético en el mundo y en la Argentina nos va a tranquilizar. Por supuesto que si este virus produce una mutación mayor como algún otro virus respiratorio ahí creo que empezaría la preocupación.

-¿Cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus?

-Es una historia única, que en 12 meses se pueda conocer desde el momento que se inicia una pandemia hasta ahora el conocimiento genético del virus, la diseminación, el mecanismo de transmisión, el conocimiento relacionado con los medicamentos -nunca hubo un virus por el que se haya hecho un estudio mundial en línea como el Solidarity-. Creo que la velocidad de la adquisición del conocimiento biológico inclusive superó cientos de veces la comunicación oficial a la comunidad de lo que se iba conociendo sobre el virus.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

-Si accedemos a vacunas y en este acceso no hay inequidad, las vacunas definitivamente son el control del coronavirus. El control de la pandemia inicialmente a través de las vacunas baja la mortalidad de las personas mayores y de aquellas que tienen comorbilidades, libera las terapias intensivas y protege al personal esencial que atiende a esos pacientes.

-¿Cómo analiza el 2021 en términos de la continuidad de la pandemia?

-En el segundo semestre de 2021 y 2022 el uso más masivo de estas vacunas de primera generación y de vacunas de segunda generación, que son las vacunas proteicas y peptídicas que van a aparecer el año próximo creo que va a empezar a controlarse la pandemia global.

Sergio Víctor Perrone, cardiólogo, especialista en trasplante cardiaco, pulmonar y cardiopulmonar (M.N. 65655)

Graduado en 1981 en la Universidad Nacional de RosarioSergio Víctor Perrone se especializa en cardiología, fue director clínico de Insuficiencia Cardíaca y Trasplante Intratorácico en la Fundación Favaloro.

Actualmente es asesor de la División Trasplante Cardiaco de la Fundación FLENI, jefe del Servicio de Trasplante Pulmonar y Cardiopulmonar del Sanatorio de la Trinidad Mitre, director clínico del Departamento de Cirugía Cardiovascular y Trasplante del Hospital Italiano de Mendoza y dirige el programa de trasplante intratorácico en el Hospital de Alta Complejidad en Red El Cruce de Florencio Varela.

Fue el cardiólogo del ídolo popular Sandro. Como divulgador, fundó y dirige la revista Insuficiencia Cardíaca y es habitual columnista de los noticieros de la TV Pública.

-¿Cómo analiza la información que circuló en nuestro país sobre la pandemia?

-Estaba en Estados Unidos a fines de diciembre del 2019 y principios de enero del 2020, cuando se informo sobre el brote en Wuhan. Debo decir que inicialmente no le di importancia e ignore el comentario de algunos bioingenieros con los que me encontraba trabajando cuando me informaron sobre un brote de SARS de poco menos de 100 casos. Pero mi alarma se prendió cuando en tan solo cuatro días me comentaron: “Doctor, explotó una bomba en Wuhan”. Inicialmente ante mi desconocimiento de lo ocurrido pensé en una bomba biológica en China, pero pronto me aclararon sobre la explosión de casos detectados, el número había incrementado un 2500 % en tan solo cuatro días. Inmediatamente cambié el objetivo de mi trabajo sobre sensores intracardíacos para seguir los casos mas de cerca e interesarme profundamente sobre el tema. Mi preocupación se dirigió a mis pacientes, en su mayoría de alto riesgo, portadores de patologías avanzadas de insuficiencia cardíaca y pulmonar, si esto llegaba a mis pacientes era posible que muchos de ellos fallecieran.

No estuvimos realmente preparados. Porque razón los organismos mundiales minimizaban el problema en China, por que se ignoraba el rápido crecimiento de casos en Wuhan cuando allí solo nos parecís haber un mensaje: La vía de contagio no es solamente la vía aérea proveniente del paciente enfermo, pues ese solo contagiará a los convivientes o a los que lo asisten; son los asintomáticos u oligosintomáticos los transmisores mas importantes y motivan su rápido crecimiento. ¿Por que se denegaba el uso de barbijos a la población diciendo que solo debían usarlo los enfermos? Se le atribuía al virus un peso tal que limitaba la distancia de contacto a poco más de un metro ignorando las formas de contagio por la vía aérea, los mecanismos de la tos, el estornudo, las microgotas, los aerosoles, etcétera.

Obviar el primer paso de una investigación: “la observación”, la ignorancia, la falta de información, de conocimiento, la ausencia de sentido común son algunas de las razones que llevaron al estado actual y que, si seguimos ignorando perpetuará este estado por más tiempo que el que todos deseamos.

-¿Qué nos falta saber del virus , para tranquilizarnos o para preocuparnos?

-Si nos fijamos detalladamente en los artículos científicos publicados referentes a COVID veremos en las más de 83.000 publicaciones en revistas científicas de todo tipo las dudas que aún existen, y lamentablemente no podremos dilucidarlas en el corto plazo. Muchas patologías llevan años en ser dilucidadas y aun así seguimos detectando nuevas y mejores terapias día a día. Deberemos convivir con este virus hasta lograr comprender su forma de actuar y cómo combatirlo. El permanecerá entre nosotros al igual que otras patologías lo han hecho y lo hacen a diario. Erradicarlo totalmente de la faz de la tierra será una tarea de años, de prevención y de cuidados. Seguramente surgirán tratamientos antivirales para aquellos casos en los cuales no hemos podido prevenir la infección.

-¿Cómo evolucionó el conocimiento sobre el virus?

-Muchísimo en un tiempo tan corto, nunca hemos visto una adaptación de un mundo lleno de diversos intereses sanitarios, científicos, geopolíticos y económicos, ya sea personales o de pequeños grupos haciendo un esfuerzo por vencer las fronteras y colaborar entre si. Independientemente de la existencia de esos intereses, finalmente la ciencia logrará vencer esos intereses en pos del beneficio de toda la humanidad, no será sencillo; hemos visto, en este escaso tiempo, lo mejor y lo peor del ser humano y esperemos que deje lecciones beneficiosas para el futuro, aunque, desde un punto de vista personal, veo difícil que todos prioricemos el bien común sobre el beneficio personal, aunque ello pueda llevar a la destrucción de nuestros seres queridos o de nosotros mismos. El sueño de “Un Hombre Nuevo” está y estará aun muy distante.

-¿Qué tenemos que esperar a partir del acceso a las vacunas?

-Las vacunas irán ayudando poco a poco en este guerra, constituyen un arma fundamental, pero no lograrán terminar la guerra hasta tanto la mayor parte de la población esté vacunada y el virus vea limitado su acceso a una persona vulnerable que le permita su replicación. Lamentablemente las medidas tomadas por los organismos multinacionales para contener la pandemia tuvieron una reacción extremadamente tardía. Permitieron que el virus no dejara lugar en la tierra por llegar, llevado por nosotros mismos, ignorando normas de transmisión básicas de cualquier patología, ignoraron la historia, la biología, el modus vivendi actual, etc. Y lamentablemente lo siguen ignorando. Un principio básico de la ciencia: “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Es una frase atribuida a Albert Einstein pero que tiene su basamento en un simple razonamiento lógico.

-¿Cómo analiza el 2021 en términos de la continuidad de la pandemia?

Creo que ya le adelanté mi pensamiento sobre el futuro que nos espera. Pero, nada mejor que revisar el pasado para ver nuestro futuro. Mi padre (médico también) no confiaba mucho en las vacunas de aquella época cuando éramos pequeños, solo nos vacunó con el advenimiento de la Sabin Oral para la prevención de la poliomielitis aguda a principio de los años 70, pero mi madre seguía a pesar de ello con todas las medidas de prevención que se venían realizando desde hacía años.

La historia de las vacunas se reporta a junio de 1798 cuando se publicó en Inglaterra una obra redactada por el medico Edward Jenner (1749-1823) que revolucionó la lucha contra la viruela; en ella describió una variante en la práctica inoculatoria basada en la observación empírica de que las personas infectadas por viruela desarrolladas en el ganado vacuno se hacían refractarias a la viruela humana. A lo largo de todo el siglo XIX decretos, leyes, ordenes, sugerencias estaban dirigidos a implementar la vacunación contra la viruela, pero al no existir la obligatoriedad, no se alcanzó una protección adecuada.

Muchos países adoptaban posteriormente la obligatoriedad de la vacunación, pero solo años más tarde se declaró oficialmente la erradicación de la enfermedad por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante la XXXIII Asambleas Mundial de la Salud celebrada en Ginebra el 8 de mayo de 1980, tras la aparición del último caso de viruela en 1977. Por si no sacaron la cuenta, pasaron 179 años desde la publicación de Jenner.

Hoy los tiempos corren mucho mas rápidos y, mas aún cuando una pandemia como la que nos ocupa afecta no solo la salud, sino la economía de pequeños y grandes países sin distinción de clases sociales, edad, credos o religiones. La vacuna ayudará a que los sistemas de salud no colapsen y nos permitan brindar una asistencia médica a todos los que la necesitan, independientemente de su edad, nivel social, credo o religión, nacionalidad, etcétera; pero los cuidados son nuestra responsabilidad, la de todos. El mundo debe seguir girando, quizás con medidas de prevención mas prematuras, alertas mas precoces y sobre todo con “responsabilidad social”, tratando de respetar, no solo nuestra salud y nuestro bienestar, sino también la salud y el bienestar del otro, quizá, ese “Hombre Nuevo” este realmente por llegar.(Fuente:Infobae)