Ricardo Calderón, primer arquitecto chascomunense

Entrevista

«La arquitectura es música petrificada», parafraseó el primer arquitecto chascomunense al momento de referirse a su profesión, a su elección de vida, esa que indudablemente está ligada a su naturaleza de artista, de músico nato.
Es que para Ricardo Calderón, con más de 50 años como arquitecto, todo estuvo «sincronizado», desde sus comienzos, esos que ligó tanto a la música como a lo que luego fue su profesión, la cual inauguró entre los nacidos en Chascomús.
«Lo mío en la música es todo de oído, desde los 3 años. Es lo que genéticamente heredé de mi mamá, que sí estudió mucho. Yo salí tocando como sin querer. Mi abuela se sentó conmigo en el piano y se dio cuenta que hasta componía…», aseguró Richard, refiriéndose a una de sus pasiones.
«La música tiene que ver con la arquitectura sobre todo en mí, porque así como hago música o pseudomúsica, porque no he estudiado, me ha acompañado siempre la arquitectura. Y justamente hay una definición que dice que la arquitectura es música petrificada», remarcó quien fuera fundador de la Facultad de Arquitectura en La Plata.
Siguiendo con su exposición sobre las artes que le fascinan, Calderón añadió:»Hay algunos, como un estudioso de la arquitectura, Bruno Zevi, que se tomó el trabajo de tomar pentagramas musicales, como por ejemplo de música barroca, y compararla con ritmos de la arquitectura barroca. Hay elementos de la música que coincide perfectamente con elementos de la arquitectura de la época».
Justamente, su perfil como arquitecto, también quedó expuesto desde el vamos, tal cual relató quien inició el estudio formado por Pancho Verbic, Eduardo Etchegoyen y Nico Ibarra: «Desde muy temprana edad estuve armando casas, con bancos y hasta de arpillera, no me tuvieron que hacer ningún test vocacional conmigo. También tuve facilidad para el dibujo…ahora tenés que saber manejar el Autocad. Fundamentalmente jugaba a hacer casas, que fue lo que finalmente terminé haciendo por más de medio siglo».
Richard y la profesión
«Es importante ser honestos con el destino de nuestra obra»
Luego de reconocer que «comencé haciendo proyectos que luego firmaron otros, porque en Chascomús no había arquitectos», como de informar que arrancó a estudiar la carrera en laFacultad de Ingeniería, que tenía un Departamento de Arquitectura, Ricardo Calderón aseguró que en su profesión «más que definir la tarea en sí, es importante definir el destino; ser honestos con el destino de nuestra obra».
Seguidamente, el primer arquitecto chascomunense, ese que supo perfeccionarse -muchas veces becado – en Italia, Alemania, Francia y Estados Unidos, agregó: «Nuestra obra cubre funciones tan magníficas como lo es darle habitación al hombre, como es componer el funcionamiento de una ciudad. La importancia se lo está dando el objetivo; el logro es materializar lo proyectado. Como decía Le Corbusier, la arquitectura es una búsqueda paciente, tanto en la elaboración del proyecto como en la materialización».
Tras explicar que «cuando hacemos una obra pública, podemos expresar nuestras ideas sobre la arquitectura», Richard resaltó que en su caso «toda la vida hice vivienda, por lo que tuve una obligación primordial: considerar a quién va a vivir en el proyecto. Por ende, en el estudio siempre hacemos una investigación previa que tiene que ver con cuál es el modo de vida del cliente, cuál es el gusto, qué condiciones necesita para estar bien y ser feliz».
Como conclusión, el ahora jubilado esgrimió: «La casa que más me gusta, es la que más feliz hizo a sus habitantes. He tenido la suerte de que mucha gente me diga somos muy felices en la casa que hicimos. Y dicenhicimos justamente porque la proyectamos juntos, con sus necesidades y su forma de vida, además de pagarla».
Un artista creyente
«No puedo decir cuál fue mi mejor obra, pero sí que mi comitente más importante fue Dios»
Además de artista y buen colega de los arquitectos que se recibieron después, «sabiendo que una profesión se fortalece no con una competencia fulera, sino con un espíritu de cuerpo», Ricardo Calderón es creyente, hasta incluso con pasado misionero compartido con un postulado al Premio Nobel de la Paz.
«En la época universitaria participé en una institución que se llamaba Acción Misionera Argentina, con la cual llevamos el Evangelio a distintos lugares donde también aparecían otras ramas de la religión como los protestantes. Fue una experiencia muy linda, donde en las vacaciones trabaja en una tribu mapuche, justamente donde el ahora padre Pedro Opeka nominado al Premio Nobel de la Paz por su gran labor construyendo viviendas en aldeas de la Isla de Madagascar, hizo su primer casa de adobe. Fue en Junín de los Andes y la hizo conmigo», aseguró Richard.
Posteriormente, dejando en claro que es un hombre de fe, Calderón remarcó: «No puedo decir cuál fue mi mejor obra, pero sí que mi comitente más importante fue Dios. Le hice una casa a Dios. La Capilla del Parque de la Piedad ha sido mi cliente más importante, al punto que hubo arquitectos de los más reconocidos de Argentina, que nunca pudieron hacer un templo».
Un vecino convencido
«Siempre supe que Chascomús era mi lugar en el mundo»
Si bien tuvo muchas oportunidades de viajar, Ricardo Calderón reconoció que su lugar en el mundo es Chascomús, la ciudad que eligió para vivir, que no es solo desarrollar la profesión.
«Cuándo estaba estudiando me preguntaban ¿qué vas a hacer en Chascomús? Y yo les decía VIVIR, que no es solo desarrollar una profesión con éxito o no. En una escala como la mía creo que lo tuve, porque siempre tuve mucho trabajo, entonces mal no me fue. Nunca tuve el objetivo de ser rico; he regalado mucho trabajo. El vivir no es solamente desarrollar la profesión, en el vivir pesa la pertenencia y yo siempre supe que Chascomús era mi lugar en el mundo», comentó Richard.
Más allá de sentirse chascomunense, el primer arquitecto local comentó que «de los lugares visitados, los que más me gustan son los que están ligados entrañablemente con el sentimiento. Lo más lindo de los viajes está ligado a la palabra amor, a conocer lugares que tienen que ver con los familiares, con los amigos, que para mí también son parientes».

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