Santilli: El juego de los errores no forzados y la seducción de Manes

Después del triunfo en las PASO, el candidato de Juntos reforzó la territorialidad y buscó cambiar lo menos posible. El trabajo «íntimo» con el candidato de la UCR.

El domingo 12 de septiembre, a las 21, Diego Santilli salió del bunker que compartió con Facundo Manes convencido de que, a lo sumo, había empatado la elección. Sus colaboradores, por una mezcla de cábala y prudencia, le habían ocultado los resultados de las mesas testigos que indicaban claramente el triunfo. Por eso, cuando el ministro del Interior, “Wado” de Pedro, anunció los primeros resultados exclamó, ante el pequeño grupo de intendentes PRO que lo rodeaba, entre sorprendido y exultante: “Ganamos la Provincia”. Esa convicción era más que la evaluación del resultado día: fue el eje ordenador de la campaña que lo trajo hasta las generales.

Santilli nunca se había jugado tanto en una elección: llegado a la política a inicios del siglo, después de juguetear la idea de hacer una vida en Nueva York, donde acarició un destino de CEO en la oficina de las Torres Gemelas donde trabajaba antes de cumplir los 25, venía de hacer toda su carrera en la Ciudad de Buenos Aires. Por eso, el salto a provincia es su apuesta mayor, una apuesta casi a todo o nada, plagada de desafíos políticos, que no imaginó dar hasta que María Eugenia Vidal decidió que su aventura bonaerense había llegado al final, no hace más de cuatro meses.

Luego del golpe inicial, “El Colo”, tal la marca personal coloquial que intenta instalar, rechequeó el rumbo con el pequeño grupo de íntimos con el que define las cosas importantes: Horacio Rodríguez Larreta, y los tres integrantes de su círculo histórico; esto es Agustín Forcheri, presidente del bloque PRO en la Legislatura porteña, Fernando Elías, vice del Banco Ciudad y Bruno Screnci, ministro de Gobierno de CABA. De ese núcleo irradió la idea de campaña “conservadora” en la que se zambulló estos últimos 60 días, avalada por la mesa política provincial de Juntos y ejecutada, en el día a día,  por dos colaboradores clave: Sebastián Spedale y Federico Di Benedetto.

En el comando de campaña lo resumen sencillo: la idea era no cometer errores no forzados e integrar de un modo inteligente a Facundo Manes, el líder radical emergente de las PASO, para no perder apoyo de su electorado. Santilli tomó esto como una tarea personal, porque los cruces antes de las primarias habían dejado heridas abiertas. Por eso invitó a Manes a cenar varias veces a su casa y ordenó que le den espacio en la propaganda para que pueda mantener el perfil diferenciado que exigen sus ambiciones 2023. Dicen que, con ese trabajo paciente, la relación mejoró bastante.

Ultra disciplinado, “coucheado” hasta el más mínimo detalle y poco afecto a perder tiempo en reuniones presenciales, Santilli arranca todos los días entre 6:30 y 7:30 una jornada cuyo desarrollo coordina vía WhatsApp. Llega confiado a la prueba final: más allá de encuestas y trabajos sobre cómo motivar a los 350 mil “propios” que cree que no fueron a votar en octubre, confía en el olfato, lo que percibe en las dos recorridas territoriales diarias. Sus asesores le anotan un solo desliz mediático: no haber podido precisar el nivel de emisión monetaria que él mismo estaba denunciando en una entrevista periodística.

En rigor, dicen que a Santilli lo molestaron más los propios que los ajenos en la campaña. Ni siquiera lo incomodaron mucho las preguntas sobre el espionaje al que, todo indica, lo sometió Mauricio Macri, con quien terminó por recomponer relaciones y al que le agradece que no haya tenido alusiones del tipo de las que en Capital le dedicó a Javier Milei para desgastar a María Eugenia Vidal. También está conforme con el aporte de “Lilita” Carrió. Lo único que lo sacó de eje fueron algunas alusiones a su vida familiar y a sus hijos, o su divorcio con la periodista Nancy Pazos, el tipo de temas que detesta tratar. Pero lo que verdaderamente lo enervó en estos dos meses relativamente calmos para alguien que pelea una candidatura mayor en Argentina, fueron las operaciones internas anticipadas. Todos saben que el próximo paso de Santilli será ir por la Gobernación en 2023 y algunos ya se largaron a competirle. Y no son solo radicales. Más bien, todo lo contrario. (DIB) AL