¿Senderos o pistas en el Parque Libres del Sur?

Todo emprendimiento tiene un uso principal y generalmente otros secundarios.
En este marco toda acción que sobre el mismo se haga debe respetar la idea de su creación, salvo que la comunidad en su conjunto haya decidido darle otro destino.
El Parque Libres del Sur nació en 1939 como un paseo público arbolado frente a nuestra laguna, recordando la batalla de Chascomús.
Se diseñaron senderos para que los vecinos pudieran recorrerlo, se lo iluminó, se colocaron estatuas que lo hermosearon, cañones que materializaban su homenaje, fue albergue de un retoño del Pino de San Lorenzo, se intentaron habilitar dos lagos que por circunstancias desconocidas no prosperaron y además de compartir el espacio con el Museo Pampeano, supo tener un zoológico ya desaparecido.
Desde hace ya varios años aloja, en uno de sus extremos, el monumento a Raúl Alfonsín el primer Presidente de la Nación que ha dado nuestra tierra y que fue quien con su prédica y acción afirmó la recuperación de la democracia en la Argentina.
Durante muchos años se permitió el acceso de vehículos al Parque, algo equivocado que finalmente y por fortuna se prohibió.
Sus senderos se transformaron definitivamente en peatonales, como la condición de parque público lo establece.
No obstante, desde hace un tiempo su aspecto se ha ido deteriorando, de las estatuas iniciales ya casi ninguna queda, el segundo lago nunca se puso en marcha y permanece dormido y los caminos se fueron descuidando, con tramos que fueron desapareciendo por falta de mantenimiento, pero que los vecinos continúan usando como un “caminito”.
Hace pocas semanas vimos que se iniciaban obras con máquinas viales y tuvimos la esperanza que se renovaran sus  senderos y se los reforzara con conchilla para el recorrido de los caminantes, se  recuperaran sectores perdidos pero iluminados como el que lleva al monumento a Alfonsín, el que permite acceder a la plazoleta que recuerda al Canciller Atlio Bramuglia, en la que se encuentra el monumento a los ex combatientes y caídos en la Guerra de Malvinas, y el que llega hasta la Escuela Municipal Nº 1 “Juan Galo de Lavalle”.
Nada de eso ocurrió sin aporte de calcáreo o con poco se ejecutaron calles, sobre los que aún permanecía en uso, de alrededor de 7 m de ancho:
Su destino no lo conocemos, pero parece más deportivo por sus semejanza a una pista, que para quienes pasean, quienes además ven la conchilla transformada en barro, pese a que se rompió una empalizada del lago para usarlo como  un desagüe.
No parece que lo realizado tenga que ver con el uso principal del Parque, sino más bien sobre la base de priorizar alguna función secundaria que no hace a su rol de paseo público.