El Presidente jamás reveló que se interesó por la salud de su antecesor y que anticipó al juez desplazado -a través de amigos comunes- que anularía su traslado por considerarlo “contrario a derecho”
En la intimidad de la quinta de Olivos ya se sabe que las relaciones políticas entre Alberto Fernández y Mauricio Macri están terminadas. El Presidente desprecia su formación ideológica y su perspectiva del poder, y el expresidente considera que su sucesor peronista es una falla del sistema institucional que pagará la Argentina por décadas.
Ese antagonismo visceral tiñe los vínculos bipartidistas y agrava la crisis de funcionamiento en la Corte Suprema, que mañana debe tratar la posición judicial de tres magistrados que cuestiona Alberto Fernández y defiende Macri. Nunca sucedió en 37 años de democracia que un Presidente cuestione tanto a su antecesor en Balcarce 50. Y viceversa.
Sin embargo, y pese a la fiereza de este enfrentamiento, Alberto Fernández hizo un gesto político que sorprendió a su círculo íntimo. Cuando se enteró de que Macri estaba internado en el Sanatorio Otamendi le envió un WhatsApp deseándole una pronta recuperación. “No me contestó, yo lo entiendo”, dijo el Presidente a un ministro que ya es como su sombra.
–¿Y para qué lo hiciste?-, le preguntaron a Alberto Fernández en Olivos.
-Yo tengo diferencias políticas con Macri, no soy como él. Y si lo operaron, me parece que corresponde enviar un mensaje entendiendo la situación personal. Soy el Presidente, y él es un expresidente. Correspondía.
-¿Con todo lo que nos dice…?-, insistieron en la quinta presidencial.
-No se confundan. Yo no quiero a Macri preso. Y tampoco voy a hacer lo que hizo con los camaristas (Leopoldo) Bruglia y (Pablo) Bertuzzi. Yo no voy a elegir a dedo para protegerme en Comodoro Py. No lo necesito, no lo voy a necesitar. Hay que terminar con la historia de los presidentes presos: nos hace mal a todos. Macri cree que voy por él. Está equivocado. Desde lo político, ya no existe. Yo estoy buscando una instancia institucional para que el sistema democrático no se desgaste. Es eso, y nada más.
Llovía lento en Olivos cuando el Presidente avanzó sobre Carlos Rosenkrantz, titular de la Corte Suprema. Alberto Fernández asume que Macri y Rosenkrantz tienen un acuerdo político y cree en la versión acerca de un encuentro entre ambos para diseñar la estrategia de defensa de Bruglia, Bertuzzi y Germán Castelli, los tres jueces federales que perdieron sus cargos por una decisión política que se tomó en Balcarce 50 y se ejecutó en el Senado.
“Creo que hubo reunión. Macri quiere que se queden Bruglia y Bertuzzi. Teme por sus hijos. Una tontería. Espero que la Corte guarde las formas. No hay razón para el amparo. No hay argumento jurídico”, explicó el Presidente a su círculo más cerrado.
Alberto Fernández no se lo contó a nadie. Pero un ministro con largo recorrido en la facultad de Derecho, los salones peronistas y los tribunales porteños reveló a Infobae que Bruglia y el Presidente son amigos desde hace 40 años. El camarista federal trasladado por decreto de Macri, que confirmó un procesamiento de Cristina Fernández de Kirchner, y hace días fue devuelto al Tribunal Oral Federal 4 (TOF4) por un decreto simple, compartió secretos y fotocopias con el jefe de Estado.
La hermana del Presidente era compañera de estudios de Bruglia, y cuando Alberto Fernández asumió le envió al magistrado un mensaje a través de un amigo común. El recado es fácil de contar: le anunciaba que iba a ordenar su regreso al TOF 4 porque consideraba “contrario a derecho” su traslado a la Cámara Federal porteña.
“Alberto (Fernández) le avisó dos veces a Bruglia. Y no hizo caso. Macri y Patricia Bullrich dicen que se quiere quedar con la Cámara Federal. No es cierto. Para Alberto (Fernández) las designaciones de Bruglia, Bertuzzi y Castelli son horrorosas”, completó el ministro que conoce como pocos el resumé político y académico del Presidente.
-¿Cristina piensa como Alberto Fernández?-, replicó Infobae.
-No sé. Llamala y preguntale.
FUENTE INFOBAE – Por Román Lejtman