El jefe de Estado considera que será clave su participación al momento de cerrar el Crédito de Facilidades Extendidas, ya que tiene una formación técnica que descarta los planes de ajuste cómo método para bajar el déficit fiscal y estabilizar la economía
El jueves 19 a la tarde, Alberto Fernández y Jorge Argüello se encerraron a solas en el despacho presidencial de la Casa Rosada. Argüello es embajador en Estados Unidos y conoce cómo funciona la lógica de poder en Washington. El Jefe de Estado es amigo personal de Arguello y escuchó con atención sus explicaciones geopolíticas acerca de la agenda que Joseph Biden pensaba ejecutar desde el Salón Oval de la Casa Blanca.
Estuvieron setenta minutos reunidos, y al final Alberto Fernández respiró aliviado. Biden no era Donald Trump y su programa de Gobierno podía tener ciertas coincidencias con su mirada sobre el tablero global. El Presidente asume que habrá perspectivas diferentes que ya responden a una política de estado, pero se mostró optimista respecto a la posibilidad de construir un relación bilateral que respete las diferencias y fortalezca las coincidencias.
Alberto Fernández y Argüello conversaron sobre las posibles designaciones de Biden para su gabinete, y la atención estuvo puesta en los probables candidatos al Departamento del Tesoro y el Departamento de Estado, y cómo sería la política de la Casa Blanca respecto a los organismos multilaterales.
Café de por medio, el embajador en DC dijo las palabras mágicas ante el Presidente: “Puede ocurrir que Biden nombre a Yellen en el Tesoro”, pronosticó. Hace dos noches, Alberto Fernández recibió un chat asegurando que la designación de Yellen era un hecho mas que verosímil. Y ayer, el equipo de transición demócrata ratificó que Biden ponía el Departamento del Tesoro en manos de una economista que fue repudiada por Trump.
El canciller Felipe Solá y Argüello están preparando un perfil académico y político de Yellen para lectura personal de Alberto Fernández. Ese perfil seguramente tomará en cuenta los siguientes hechos:
- Es una economista conperfil progresista quepropone políticas activas para enfrentar el desempleo y cree en los estímulos fiscales para compensar las crisis económicas
- Es miembro de Brookings Institution, un think tank de tono demócrata y muy influyente en Washington
- Apoya el Acuerdo de Cambio Climático de París y ha pedido un impuestoa las emisiones de carbono
- Trump la echó de la FED molesto por su política de tasas de interés
- Egresada de Yale, hija de un médico judío que la educó en Brooklyn, fue profesora en Berkeley, asesoró al entonces presidente Bill Clinton y dirigió el Banco de la Reserva Federal de San Francisco.
El Departamento del Tesoro es clave en la negociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI). No sólo porque Estados Unidos tiene la mayoría en su Board, sino porque además designa al representante de la Casa Blanca en su directorio.
Yellen conoce la Argentina -estuvo en mayo de 2018- y su perspectiva económica es observada con atención por Alberto Fernández y su ministro de Economía. Martín Guzmán, cuando se confirmó su nominación, posteó un tuit que exhibe la expectativa que Yellen causa en el Gobierno.
El tuit no fue un hecho espontáneo del ministro que negocia la deuda con el FMI. Y tampoco la referencia a Joseph Stiglitz: el mentor de Guzmán en Columbia ganó el premio Nobel de Economía junto a George Akerlof. Y Akerlof es esposo de Yellen.
El ministro tiene un Dios aparte.
Casi al concluir la conversación entre Alberto Fernández y Argüello se comentó la estrategia que asumirá Biden con los organismos multilaterales y el acuerdo de Cambio Climático de París. Biden aún no había designado a John Kerry como consejero de Medio Ambiente, pero el embajador argentino aseguró al Presidente que el sucesor de Trump tenía una posición a favor del Acuerdo de París.
Kerry fue secretario de Estado con Barack Obama y participó en las negociaciones del Acuerdo de París, estudio en Yale, combatió en Vietnam, representó al estado de Massachusetts en el Senado y se presentó como candidato a la Presidencia en 2004.
El futuro consejero de Medio Ambiente es un político veterano con principios inamovibles: recibió dos corazones púrpuras por su actuación en Vietnam, y años más tarde se presentó en el Capitolio para cuestionar la conducción de la guerra que hizo la Casa Blanca en el Sudeste Asiático.
Kerry es católico como Biden, y tiene llegada directa a Francisco. Eso implica un circuito de relaciones diplomáticas que puede beneficiar a Alberto Fernández. El Papa apoya el acuerdo de París, y en la misma posición ahora aparecen la Casa Blanca y la Casa Rosada.
Esta sintonía geopolítica puede mejor la relación bilateral, al margen del ruido que habrá respecto a Nicolás Maduro y la agenda coyuntural de la OEA. A diferencia de Jair Bolsonaro que se plegó a Trump, Alberto Fernández ahora puede apalancarse en una estrategia que lo mostró a favor del acuerdo de París y en contra de una agresiva política financiera que Trump empujó desde el Tesoro.
Justo al revés de la posición que exhibe Biden con las nominaciones de Yellen y Kerry. (Fuente: Infobae)