Las siete claves de la investigación judicial
Diego Armando Maradona llegó a tomar 30 Alplax, un ansiolítico, tranquilizante, sedante, por día. Esa dosis provocaría un coma farmacológico en cualquier paciente normal, pero en él hacía poco efecto. Para colmo ingería, al mismo tiempo, 13 cervezas por día. En eso estaba cuando apareció en la cancha de Gimnasia y Esgrima de La Plata el día que cumplió 60: con serias dificultades para hablar y caminar. Semejante intoxicación de medicamentos y alcohol llevó a pensar en una internación y un control, pero al médico, que en la Clínica Olivos le habló de esa posibilidad, Diego le contestó: “ya sé doctor, no me explique nada. Pero dejenmé tranquilo. Yo ya viví”.
Las idas y venidas relacionadas con la muerte de Maradona dejan planteadas una serie de preguntas en la causa judicial que requerirán de respuestas.
1.- ¿Hubo mala praxis médica?
Es lo que debe resolver, en primera instancia, el equipo de fiscales. Hay un punto de base que es que Maradona no quería ningún tipo de internación, de manera que la llegada a la casa de Tigre no fue una decisión que le gustara a los médicos, sobre todo los que lo trataron en la Clínica Olivos. Pero es una decisión que adoptó Maradona y firmaron sus tres hijas, Dalma, Giannina y Jana, además de los dos médicos que lo atendían en la última época, Leopoldo Luque y Agustina Cosachov. El punto es determinar si, pese a que la permanencia en la casa del barrio San Andrés era inadecuada, la falta de un médico permanente o un desfibrilador son elementos suficientes para considerar que hubo un delito.
2.- ¿Cuándo decidirán los fiscales?
Los fiscales Laura Capra, Cosme Irribarren y Patricio Ferrari, liderados por el fiscal general John Broyard, tomarán alguna decisión importante este mismo domingo, pero mantienen hermetismo. Hay un dato obvio: no llamaron a declarar a quienes tenían el papel central en la atención de Maradona, Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov. Eso significa que los fiscales dudan entre llamarlos a prestar declaración indagatoria, es decir que les podrían imputar un delito, o simplemente como testigos.
3.- ¿Por qué a la casa de Tigre?
Como adelantó Página/12 este sábado, la decisión de que Maradona vaya a la vivienda del barrio San Andrés fue difícil. La alternativa pedida por los médicos de Swiss Medical era la internación en una institución de las llamadas de tercer nivel, es decir con control psiquiátrico y verificación de los medicamentos, la comida y la bebida. Las hijas y los médicos explicaron que Diego no aceptaba esa alternativa, no había forma de que firme el consentimiento. Cuando un médico le empezó a explicar, el astro respondió con la frase transcripta en esta nota: “yo ya sé todo. Dejenmé tranquilo. Yo ya viví”. La segunda alternativa era la intervención judicial, sobre la base de que Maradona constituía un peligro para sí mismo. Las hijas y los médicos dijeron que no estaban en condiciones de hacer ese planteo, no querían semejante confrontación con Diego y tácitamente sostuvieron que Diego tenía derecho a decidir. La tercera posibilidad era la que finalmente se adoptó: la casa de Tigre. Los médicos dijeron que no había ningún control en una vivienda donde el propio Diego manejaba las cosas, aunque los fiscales no encontraron evidencias de que consumiera alcohol ni de que se automedicara.
4.- ¿Cómo se explican las contradicciones de los enfermeros?
Con los días, los fiscales fueron percibiendo lo que ocurría dentro de la casa. Durante horas y horas Diego no aceptaba ni que ingresen a su habitación, ni que lo tocaran ni que le hicieran ningún control. Es la razón por la cual la enfermera Dahiana firmó un informe en el que dice que Maradona se negó a un control. El coordinador le pidió que incluya eso falsamente por una cuestión legal. ¿Cuál era la realidad? Que como Maradona no dejaba que entren, quisieron igualmente poner en el informe que cumplían con el control para esquivar responsabilidades. Ante los fiscales, al final Dahiana contó la verdad. Tampoco sabemos si realmente el otro enfermero, Ricardo, verificó que estaba con vida a las 6.30 ni si Dahiana verdaderamente lo escuchó ir a orinar a las 7.30. De todas maneras, no son cuestiones decisivas, pero muestran lo que ocurría.
5.- ¿Cuál fue el papel de Luque y Cosachov?
Como se sabe, Luque era de confianza de Maradona. Algunos lo definen más como un médico-fanático de Diego, que como un médico adecuado. Por supuesto que está muy cuestionada la medicación que se le daba antes del cumpleaños de 60, pero hay que tener en cuenta que, además, Maradona se automedicaba, es decir, que consumía las dosis que quería: tenía acceso a la medicación, lo que llevó a consumos como el señalado más arriba, 30 Alplax por día. Además, por entonces ingería alcohol. Eso llevó a que se hablara de desintoxicación y a tweets de la familia que mencionaban a los chupa sangre, sugiriendo que el entorno lo tenía así para obtener ventajas económicas. El otro punto de confrontación fue la operación en la cabeza: el doctor Alfredo Cahe dijo esta semana que era una operación prematura, innecesaria y lo mismo opinaron en su momento los médicos de las clínicas de La Plata y Olivos. Luque impuso su opinión pero al final una alianza entre Claudia Villafañe y el abogado Víctor Stinfale impidió que él fuera el cirujano. Quién operó fue el doctor Pablo Rubino, aunque Luque estuvo. El siguiente conflicto fue la insólita foto que el médico se sacó con Diego después de la operación, violando la privacidad del paciente. Las hijas hicieron conocer su indignación. Todo esto podría eshibir de falta de profesionalismo, partiendo también de la base que no actuó un médico clínico en todo el proceso.
6.- ¿No hubo un médico en todo el fin de semana largo?
En principio no, pero es lo que investigan los fiscales. Como consignó este diario, el jueves anterior hubo una pelea entre Maradona y Luque. La cocinera, Monona, dio a entender que “lo echó a piñas”. El enfermero Ricardo declaró que hubo un empujón. Desde el jueves hasta el hallazgo del cuerpo Luque no volvió a Tigre. Por lo que se sabe hasta ahora, respecto de la emergencia en sí misma –cuando encontraron a Maradona sin signos vitales– las cosas funcionaron aceptablemente: no hubo demora excesiva de las ambulancias, a las que se llamó de inmediato. Pero las preguntas son otras: ¿era obligatorio que hubiera un médico en la casa? ¿era imprescindible una ambulancia? ¿un desfibrilador? Por ahí van a transitar parte de las evaluaciones que tiene que hacer la justicia, en función de los protocolos que correspondían. A eso se agregaría lo que sostuvo el doctor Alfredo Cahe: que se subvaloró el peligro cardiaco.
7.- ¿De quién es la responsabilidad?
Todo hace pensar que la muerte de Maradona derivará en un largo conflicto judicial. Lo real es que el astro estaba con una fuerte depresión, afectado por una intoxicación de medicamentos y alcohol y alojado en un lugar inadecuado. En ese marco, no aceptaba nada y, al mismo tiempo, sus allegados no transitaron el camino de declararlo incapaz y darle intervención a la justicia. De hecho, consideraron que Diego tenía derecho a decidir. El margen judicial que queda es evaluar esa situación y también si hubo negligencias de un equipo médico personal que era el querido por Maradona, pero que aparentemente no tenía la envergadura que se necesitaba. (Pagina12)