“Pachorra” se encontraba internado desde el 25 de noviembre, afectado por una enfermedad coronaria. Profundo dolor en el fútbol.
Otra vez el 2020 le hace ofrece una artera jugada al corazón: como había sucedido un puñado de días atrás con el fallecimiento de Diego Maradona, nuevamente la Argentina futbolera llora la partida de uno de sus últimos héroes: en la tarde de ayer murió el mítico Alejandro Sabella, entrenador de la Selección subcampeona del mundo en Brasil 2014.
El exfutbolista falleció sobre las 15.30 del martes a los 66 años en una clínica ubicada en el barrio porteño de Belgrano, donde se encontraba internado desde el 25 de noviembre, afectado por una insuficiencia coronaria y a la que había acudido, según sus familiares, visiblemente afectado por el fallecimiento de Maradona.
La salud del símbolo de Estudiantes de La Plata se había deteriorado nuevamente el lunes tras un leve repunte durante el fin de semana que le había permitido salir del coma y entrar en contacto con sus allegados, quienes lo habían anoticiado de la llegada de un nuevo nieto y del flamante título profesional de su hijo menor, Alejo.
“Pachorra”, apodo que lo acompañaba desde su tiempo en las inferiores de River, fue el último entrenador en llevar a la Selección una definición mundialista en julio de 2014, hito que no se alcanzaba desde que lo hiciera la Argentina de su maestro Carlos Bilardo en la cita de Italia 1990, 24 años atrás.
Fue después del Mundial de Brasil que Sabella se tomó un respiro obligado de la dirección técnica, disminuido por un cáncer de laringe que superó tras un extenso tratamiento. Aquella caída ante Alemania aquel 13 de julio de 2014, con su Argentina al borde de la epopeya terminaría siendo, sin saberlo, su despedida como entrenador.
Sabella, otra leyenda del fútbol argentino que se va.
Una carrera intensa
De carrera breve pero muy exitosa como director técnico -apenas cinco años- fue la personalidad de Sabella la que lo convocó hacia el profundo cariño de sus dirigidos y el respeto de sus rivales. Su carácter reflexivo, su sensibilidad sin condicionantes, su compromiso social y su pasión por la historia -citó a Manuel Belgrano en su presentación en la Selección- hicieron de “Pachorra” un “bicho raro” en el ambiente que prontamente destacó por su perfil docente y su sabiduría.
Con su mejor amigo Daniel Passarella alejado de los bancos de suplentes, el fiel ayudante Sabella decidió encarar una carrera como entrenador principal y su primera posibilidad surgió en el club donde había mostrado su mejor versión como futbolista: Estudiantes de La Plata lo contrató en marzo de 2009 para corregir el errático rumbo del equipo que dejaba Leonardo Astrada en la Copa Libertadores.
Con una fuerte impronta entre emotiva y pedagógica, “Pachorra” logró convencer con su proyecto al plantel que lideraba Juan Sebastián Verón y cuatro meses después, en un ciclo brillante, alzó con el “Pincha” la cuarta estrella continental de su historia, tras vencer como visitante 2-1 al Cruzeiro en el mítico Mineirao de Belo Horizonte.
Seis meses después, con un plantel diezmado pero con una pericia táctica notable, aquel Estudiantes logró poner de rodillas en la final del Mundial de Clubes al mejor Barcelona de todos los tiempos, que recién logró vencerlo en tiempo suplementario tras estar todo el encuentro en desventaja. Fue la mejor producción de un equipo argentino desde que la definición intercontinental se disputa en ese formato.
Dejó el equipo platense en febrero de 2011, después de otro año de ensueño en el que fue subcampeón del Clausura, subcampeón de la Recopa Sudamericana y campeón del Apertura 2010.
Tras la fallida Copa América de aquel año y la renuncia del “Checho” Batista al banco de suplentes, Julio Grondona y Carlos Bilardo le confiaron a Sabella el mando de la Selección Argentina.
Con un equipo sólido y la premisa de conformar un grupo alrededor de un Messi en su mejor versión albiceleste, Argentina clasificó sin sobresaltos a una cita ecuménica en la que la Selección llegó a ser subcampeona tras dominar la fase de grupos con tres triunfos (ante Bosnia, Irán y Nigeria, el día de la “mojada” de Lavezzi), dejar en el camino a Suiza y Bélgica (en octavos y cuartos de final, ambos por 1-0) y superar en los penales a Holanda la inolvidable tarde en la que Sergio “Chiquito” Romero se convirtió en héroe.
Considerado junto a Messi y Mascherano como uno de los últimos símbolos de la Selección, Alejandro Sabella será velado en el predio de la AFA desde este mediodía hasta las 20 de hoy y mañana desde las 8 hasta las 10. A la cita solo podrán acudir allegados y personalidades cercanas. Luego, sus restos descansarán en el Cementerio Campanario de su amada ciudad de La Plata. Su legado, por el contrario, permanecerá para siempre en el recuerdo del fútbol argentino. (DIB)
Un “Diez” zurdo y exquisito
Nacido en Buenos Aires en 1954 y formado en las canchas de GEBA, Alejandro Sabella debutó como jugador profesional en 1974, con la camiseta de River. De pegada precisa y gambeta vertical, con la pelota pegada al pie, “Pachorra” debió alternar titularidad con un emblema del “Millonario” como Norberto el “Beto” Alonso.
“Pachorra”, campeón como jugador y DT en Estudiantes. (Archivo)
Disputó 118 partidos y ganó tres títulos en River -marcó 11 goles- pero, postergado por el “Beto”, en 1978 decidió partir a Inglaterra, donde se convirtió en figura del Sheffield United y posteriormente en Leeds (1980-1981), equipo que hoy comanda Marcelo Bielsa.
Fue hasta allí donde Carlos Salvador Bilardo se acercó para convencer a Sabella de incorporarse al Estudiantes que estaba diseñando. El “Doctor” se salió con la suya y, con plata prestada por el propio jugador, regresó al país para diagramar un equipo que terminaría consagrandosé campeón del Metropolitano 1982 y del Nacional 1983.
En el equipo platense Sabella conformó un mediocampo notable de tres enganches junto a Daniel Ponce y Marcelo Trobbiani que catapultó a Bilardo al banco de la Selección, con la que “Pachorra” disputó la Copa América de 1983.
Tras su salida de Estudiantes en 1987 -en el medio, había emigrado para jugar en Gremio, donde fue bicampeón- Sabella se despidió del fútbol argentino jugando para Ferro y más tarde del fútbol jugando para Irapuato de México.
Ya a principios de los noventa se sumó al cuerpo técnico de Passarella, primero como encargado de la reserva -dirigió, entre otros a Marcelo Gallardo- y luego como ayudante de campo en la Selección Argentina (1994-1998), Uruguay (1999-2001), Parma (2001), Monterrey de México (2002-2003), Corinthians (2005) y River (2006-2007) hasta que el “Kaiser”, su amigo y padrino de una de sus hijas, decidió postularse a la presidencia del “Millonario”. (DIB) LT Por Leo Timossi