WASHINGTON (The Washington Post).- La vacuna contra el nuevo coronavirus parece ser asombrosamente efectiva: en ensayos clínicos aleatorios, impidió totalmente el desarrollo de cuadros graves de la enfermedad. También superó estrictas revisiones científicos y obtuvo un permiso de emergencia de las autoridades sanitarias de cinco países, incluido Estados Unidos. Pero la semana pasada hubo novedades de último momento que nos dan una anticipo de lo que serán los próximos meses, cuando empecemos a poner el brazo para que nos apliquen un revolucionario agente farmacéutico que estará bajo la lupa de todos.
Y los interrogantes son muchos. ¿La vacuna impide el contagio o en realidad simplemente impide el desarrollo de la enfermedad? Si una persona vacunada se infecta, aunque no se enferme, ¿puede transmitirle el virus a otra persona? Ese es un factor crucial para predecir cuánto tardará la vacunación masiva en ponerle freno a la pandemia.
Los científicos también estarán atentos a cualquier reacción alérgica severa. La semana pasada, dos de los primeros trabajadores de la salud del Reino Unido que recibieron la vacuna manifestaron una severa reacción alérgica, llamada anafilaxis.
Ambas personas tenían un historial médico de reacciones alérgicas graves, y ambas fueron tratadas y se recuperaron. Una tercera persona manifestó taquicardia. Las autoridades británicas difundieron nuevos lineamientos diciendo que las personas con historial de cuadros anafilácticos debían consultar con su médico antes de darse la vacuna. Los investigadores no saben cuál de las sustancias presentes en la fórmula gatilló esa respuesta alérgica desordenada.
«Cuando se toma la decisión de lanzar una vacuna como esta, no es porque sepamos todo», dice Paul Offit, pediatra, experto en vacunas del Hospital de Niños de Filadelfia y miembro del panel asesor de la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) que dio luz verde a la vacuna el jueves pasado. «Pero creo que sabemos lo suficiente», agrega Offit.
Anthony S. Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infectocontagiosas de Estados Unidos y máximo referente del Gobierno norteamericano frente a la pandemia, dijo ayer que «esas reacciones alérgicas no justifican ni remotamente poner freno a la aplicación de la vacuna de Pfizer.»
Fauci agregó que el criterio de selección de quienes participan en los ensayos aleatorios excluye a las personas con antecedentes de reacciones alérgicas severas, y que no era sorprendente que cuando la vacuna llegase a la población en general surgieran algunos casos de alergia. El funcionario agregó que más allá de los permisos de emergencia que puedan otorgarse, las autoridades seguirán monitoreando la seguridad y efectividad de la vacuna durante mucho tiempo.
«El control de la seguridad de la vacuna no termina cuando se le aplica a la población en general», dijo Fauci.
Lo que sí sabemos es que el Covid-19, la enfermedad causada por el coronavirus, es un enemigo mortal que ya se ha cobrado 300.000 vidas en Estados Unidos y más de 1 millón alrededor del mundo. Y para apagar una pandemia, las vacunas son imprescindibles. Las autoridades sanitarias norteamericanas tienen la esperanza de que al menos el 70% de la población acepte ser inoculada con alguna de las vacunas que saldrán en los próximos meses.
«Siento que estamos haciendo algo histórico», dice Stanley Perlman, inmunólogo de la Universidad de Iowa, y otro de los miembros del panel de asesores que el jueves dio su bendición a la vacuna de Pfizer-BioNTech. «Además, con varias vacunas, aplastar la pandemia se vuelve algo posible.»
Pero Perlman reconoce estar preocupado por los potenciales efectos colaterales que todavía pueden no haber sido detectados.
«Me preocupa que aparezca algo de lo que no sepamos absolutamente nada», dice Perlman. «Lo desconocido.»
Efectiva y segura
Los criterios determinantes de una buena vacuna son dos: que sea efectiva y que sea segura. La vacuna contra el coronavirus, cuyo nombre técnico es BNT162b2 y que fue desarrollada por dos gigantes de la industria farmacéutica, como Pfizer y BioNTech, cumple con ambos estándares, según los profesionales que desarrollaron la vacuna, los que llevaron adelante los ensayos clínicos aleatorios y los científicos que revisaron y cotejaron los resultados durante los últimos meses.
La BNT162b2 recibió autorización de emergencia de la FDA y de los organismos de control del Reino Unido, Canadá, Bahréin y Arabia Saudita. Está previsto que esta semana, tras una nueva reunión del panel de asesores, la FDA le dé luz verde a otra vacuna similar, en este caso, de la empresa biotecnológica Moderna.
Los datos de los ensayos aleatorios de Pfizer-BioNTech mostraron que la vacuna de dos dosis es 100% efectiva para prevenir un cuadro grave de covid-19.
Pero aproximadamente la mitad de las personas inoculadas puede manifestar efectos secundarios leves, como fiebre, dolor de cabeza, fatiga y dolor en el lugar de la inyección. Todos esos síntomas son típicos de la mayoría de las vacunas.
De hecho, los expertos en vacunas aclaran de inmediato que eso no es ni un defecto ni un fracaso, sino incluso lo contrario. Los efectos colaterales son una clara señal de que el sistema inmunológico se ha activado, tal como se esperaba: son una característica de la vacuna, no un defecto.
«La fiebre o dolor en el lugar de la inyección son normales y en realidad revelan que el cuerpo está reaccionando, que es lo que se busca», dice Ellen F. Foxman, inmunóloga de la Facultad de Medicina de Yale. «Eso es bueno.»
«El sistema inmunológico necesita mejores agentes de prensa, porque esas reacciones no son otra cosa que el sistema inmune haciendo bien su trabajo», dice Offit.
La vacuna recién autorizada, al igual que la de Moderna, utiliza un fragmento sintetizado de información genética, llamado ARN mensajero, que está recubierto por una capa protectora de grasa para evitar que se desintegre. Cuando entra en contacto con las células del músculo de la parte superior del brazo, la sustancia incita a la maquinaria celular a fabricar una proteína que imita la forma de la proteína con púas que sobresale de la superficie del coronavirus.
En este tipo de vacunas, en ningún momento se inyecta en el cuerpo el propio coronavirus, ni siquiera parte de este. De hecho, es el cuerpo el que se convierte en el fabricante de la vacuna, creando una nueva proteína que desencadena una respuesta inmune. El sistema inmunológico fabrica anticuerpos que pueden desactivar cualquier cosa que tenga características estructurales similares a esa proteína, incluido el coronavirus.
Nunca antes se había implementado una vacuna de este tipo.
«Es muy importante ver el cuadro completo», dice Foxman. «La vacuna previene una enfermedad que sabemos que tiene muchas consecuencias graves, ¿verdad? Y una de esas consecuencias graves es la muerte.»
«Para mí, es muy claro que lo mejor es evitar todos los problemas relacionados con contraer Covid-19», dice Foxman. «Si me ofrecieran vacunarme, no lo dudaría un instante.»
(Traducción de Jaime Arrambide)
Por: Joel Achenbach Fuente: La Nación