La vicepresidenta Cristina Kirchner volvió a cuestionar el funcionamiento del Gabinete de Alberto Fernández con una fuerte advertencia: «Todos aquellos que tengan miedo o que no se animen, por favor, hay otras ocupaciones, además de ser ministros o ministras. Legislador o legisladora. Vayan a buscar otro laburo», enfatizó durante un acto del Frente de Todos en el Estadio Único de La Plata.
Tras los planteos públicos de la exmandataria, la principal accionista de la coalición oficialista, varios funcionarios de Fernández quedaron bajo la lupa. En la Casa Rosada ya admiten la necesidad de «oxigenar el Gabinete», pero los cambios no serían inminentes.
Marcela Losardo, ministra de Justicia
La ministra de Justicia, Marcela Losardo, es cuestionada por Cristina Kirchner, que espera mayor proactividad para avanzar con asuntos que son sumamente sensibles para sus causas de corrupción. En el campamento kirchnerista la observan como «funcional a la familia judicial» y le reclaman que no haya defendido con mayor firmeza el proyecto de reforma que el Presidente remitió al Congreso. Funcionaria del riñón del Presidente (fue su socia en la vida privada), la Casa Rosada defiende su performance y su estilo poco confrontativo.
Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo
Matías Kulfas está al frente de un área estratégica para el control de la inflación en los próximos meses, un tema que inquieta fuertemente a la Casa Rosada y a la vicepresidenta, que ayer dijo que «hay que alinear los salarios y las jubilaciones con los precios y las tarifas». También Fernández esta semana participó de una reunión de gabinete económico en la que exhortó al ministro a redoblar los esfuerzos por controlar y contener los precios. Hace tiempo que el kirchnerismo le endilga al ministro falta de interlocución con el mundo empresario.
Felipe Solá, canciller
El canciller Felipe Solá tuvo un duro traspié cuando dio información incorrecta sobre la primera conversación que tuvo Alberto Fernández con el presidente electo de los Estados Unidos. Sus dichos fueron desmentidos por la Casa Rosada que debió hacer un control de daños con el FMI. En rigor, los cortocircuitos con el titular del Palacio San Martín datan de mucho antes. Esto es porque hay muchos contactos internacionales que se trazaron sin que el canciller estuviera al tanto. Además, Solá tiene desencuentros con el kirchnerismo por el tema Venezuela.
Ginés González García, ministro de Salud
Desgastado por la exigente gestión de la pandemia, el funcionario cometió varios errores de comunicación. El último fue esta semana cuando dijo no poder confirmar si la vacunación contra el coronavirus comenzará antes de fin de año, cuando en Rusia una comitiva hacía esfuerzos contrarreloj para traer la Sputnik V al país. Ayer, el diputado oficialista y amigo de Fernández Eduardo Valdés dijo que el Presidente «está pensando» en un cambio de gabinete y habló de «desgastes en áreas como comunicación, salud y en el área política».
Nicolás Trotta, ministro de Educación
El ministro de Educación, Nicolás Trotta, fue un férreo defensor de la suspensión de clases por la pandemia. Quedó íntimamente ligado a las aulas vacías y vinculado a los gremios docentes que se resistían a volver a la escuela por temor a los contagios. Con el correr de los meses, fue palpable el agotamiento social por la inactividad de los niños en edad escolar y se evidenciaron las primeras secuelas de un año perdido. El Gobierno se pregunta si podrá ser la cara de un plan potente de regreso a clases durante el año próximo. (Fuente: LA NACION – Crédito: Santiago Filipuzzi)