El agua, las torres que se pierden entre las nubes, las alfombras rojas de los hoteles. Restaurantes en todas las cuadras y el vaivén de los yates amarrados. Puerto Madero tendría que ser un imán para el consumo. Sin embargo, ya no es así. Este barrio costero de la ciudad de Buenos Aires padece una de las peores crisis de su corta historia.
Durante los tres años que duró la construcción del Paseo del Bajo, la cantidad de clientes mermó. Cuando finalmente terminó la obra, llegó la pandemia de coronavirus que terminó de despojar a la zona de turistas y oficinistas, dos factores claves para el movimiento en esta zona.
Hernan Zenteno – Hernan Zenteno
El Mirasol, restaurante ubicado sobre Alicia Moreau de Justo al 202, fue uno de los primeros en apostar a Puerto Madero. En su página web se definen como pioneros porque sirvieron sus primeros platos en 1994, cuando en pleno menemismo el lugar florecía. Más allá de las crisis cíclicas de la Argentina, Puerto Madero siempre conservó una clientela de buen poder adquisitivo y un gran flujo de turistas. Ahora, la pandemia generó un panorama inédito que los tiene en la cuerda floja.
Son cerca de las 13.30. Eduardo Pelle, el encargado de El Mirasol, está sentado cerca de la caja registradora. Se encuentra rodeado de mesas y buena parte están vacías. Antes, dice, en el restaurante comían, en promedio, 300 personas por día. Ahora, solo 50.
Además, dice que si la situación se mantiene será muy difícil sostener un local tan grande en funcionamiento. “Es una lástima no poder aprovechar el tipo de cambio, que para el turista sería favorable y seguramente vendrían muchos a la Argentina. Si nos mantenemos con estos números, esto no es sustentable, estamos condenados al cierre”.
Al caminar por Alicia Moreau de Justo, está claro que la propuesta de locales que ofrece Puerto Madero, por el momento, le queda demasiado grande a todos, y muchos ya tomaron la decisión de cerrar. La lista es amplia: La Parolaccia Casa Tua, Sottovoce (el de Recoleta sigue abierto), Le Pain Quotidien, Fabric Sushi y Burger King, entre otros.
En junio, cuando cerró Casa Tua, fuentes vinculadas a la empresa indicaron a LA NACION que quedaron desvinculados “por mutuo acuerdo” 25 empleados de ese local. Además, la empresa cerró una planta productora de panes y pastas ubicada en el barrio de Barracas, en la que 13 de los 49 empleados “no quisieron llegar a un acuerdo con la empresa”, informaron. La empresa seguirá funcionando con 11 locales.
En el caso de Fabric, hay un cartel en la puerta donde aclaran que, cuando se normalice la situación, volverán a abrir. Mientras tanto, las facturas se acumulan debajo de la puerta de vidrio. En el caso de Burger King, desde la empresa indicaron a LA NACION que el cierre se dio por una decisión estratégica de la empresa. También cerraron otros cuatro locales para mantener la sustentabilidad del negocio.
Hard Rock, otra de las marcas que ocupa uno de los grandes locales de Puerto Madero, también está en la lucha por mantenerse a flote. Rubén González, gerente general del Hard Rock en Buenos Aires, recibe a LA NACION en el salón del restaurante, en donde a las 14 hay solo cuatro mesas ocupadas.
“Tratamos de mantenerlo en funcionamiento, que la rueda siga girando y tratando de no endeudarse. El fuerte es el turismo, sobre todo los brasileños y también los oficinistas. Todo aumentó, pero nosotros no pudimos aumentar los precios, así que resignamos rentabilidad para tratar de ser competitivos. Hablamos con operadores turísticos de Brasil y nos dicen que la Argentina se va a llenar de turistas, pero pronostican que van a llegar más cerca del otoño o invierno. Además, no venimos de Disney: en los últimos tres años también tuvimos la construcción del Paseo del Bajo. Ahora estamos en un 5% de la facturación habitual. Los fines de semana levanta y llegamos al 50%”, describe González.
Ariel Amoroso, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés de la Ciudad, señala que se reunió con gastronómicos de Puerto Madero hace unos 10 días. Allí le relataron sus penurias que ya vienen desde hace rato. Ahora, los restaurantes ya no cuentan con la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) y todos tambalean.
“Hay un problema grande en Puerto Madero que viene desde hace ya unos años. Los costos son muy altos, tanto los alquileres como las expensas son muy caras. La ATP fue algo muy bueno para el sector pero ya no contamos con eso y al barrio le pega la pandemia por todos lados; no hay oficinas, no hay congresos, no hay turistas, no hay fiestas. Invitamos a la gente a que venga, Puerto Madero es un lugar espectacular y no es cierto que los lugares son muy caros”, dice Amoroso.
Ayer, según indicaron desde la asociación, el Gobierno de la Ciudad aprobó una ordenanza que les permitirá a los lugares gastronómicos intervenir el espacio al aire libre que tengan habilitado para instalar calefactores, toldos, luces, entre otros artefactos. “La resolución es una buena noticia porque permite un mejor uso del espacio al aire libre”, agrega Amoroso.
Diego Pardo es el gerente general de i Central Market, sobre la calle Macacha Güemes 322. Explica que tuvieron que readaptarse, el delivery creció muchísimo, también el take away y sumaron miles de seguidores en sus redes sociales, pero todo eso, cuando aún no podían abrir el salón, significaba el 10% de la facturación habitual. También invirtieron una buena cantidad de dinero en equipos que toman aire desde afuera y lo filtra porque no pueden prender los aires acondicionado. Estos artefactos no se ven en otros locales.
“Ahora estamos manteniendo el mismo nivel de calidad y servicio, pero con el 40% de la facturación. En diciembre nos fue mejor y llegamos al 60%. Pero económicamente estamos peor ahora que en el medio de la pandemia, porque en ese momento recibíamos el ATP, el dueño del local y los proveedores también eran más contemplativos, pero ahora eso se acabó, todos quieren cobrar y todos aumentan los precios. Todo el barrio está complicado. Por ejemplo, nosotros estamos frente al Hotel Hilton que también está con un mínimo nivel de ocupación. Pero somos muy positivos, esto va a pasar, también contamos con mucho apoyo de los clientes”, señala Pardo.
En cuanto a los hoteles, Gabriela Akrabian, presidenta de la Cámara de Hoteles de la Ciudad, describe que la ocupación de los hoteles en Puerto Madero, es similar al resto de la Ciudad y promedia entre el 8 y 10 por ciento. “Tampoco hay ATP para los hoteles, lo que si funciona es el Programa de Recuperación Productiva, pero fue complejo sacarla porque pidieron muchos requisitos y no todos llegaron a obtenerlo, esperamos que en este mes haya un nuevo llamado para sumarse. Tenemos registradas 23 bajas de hoteles que cerraron definitivamente en la Ciudad, pero en Puerto Madero aún no cerró ninguno porque son todos grandes hoteles cinco estrellas”.