Se trata de trastornos ocasionados por el aumento de la temperatura del cuerpo como consecuencia de la exposición prolongada a altas temperaturas y humedad o el esfuerzo físico intenso en altas temperaturas.
En estas situaciones el cuerpo tiene dificultades para regular su temperatura y pueden aparecer síntomas tales como como fiebre alta, cambios en el estado mental o el comportamiento (confusión, agitación, dificultad en el habla), piel seca o sudoración excesiva, náuseas y vómitos, piel enrojecida, pulso acelerado, respiración agitada, dolor de cabeza, agotamiento, cansancio o debilidad, sed intensa y sequedad en la boca, sensación de calor sofocante, mareos o desmayos.
Para evitar estos cuadros es importante, cuidar la hidratación y la alimentación, dar el pecho a los lactantes con mayor frecuencia, ofrecer a los niños abundante agua segura y jugos naturales durante todo el día, no ofrecer bebidas con cafeína o con alto contenido en azúcar (como las gaseosas corrientes), reducir la actividad física en los horarios de mayor calor, permanecer en lugares ventilados y frescos, vestirse con ropa holgada, liviana, de algodón y colores claros.
Por su parte, se recomienda no exponerse al sol directo entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde. Y nunca antes de cumplir 1 año de vida.
Mantener a los niños, los mayores y las personas más vulnerables, en lugares bien ventilados, usar ventiladores o aire acondicionado (ya sea en casa o lugares públicos) cuando la temperatura ambiente es muy elevada.
Nunca permanezca con ellos ni los deje solos dentro de un vehículo estacionado y cerrado.
Ante la aparición de los síntomas mencionados consultar al Centro de Atención Primaria más cercano.