Por Andrés Lavaselli
Mientras la evolución de los contagios, que frenaron su descenso, fija en el horizonte inmediato del Gobierno de Axel Kicillof una prolongación de las restricciones tal y como rigen ahora, la política bonaerense, tanto del oficialismo como en la oposición, comienza a aparecer atravesada por movidas que, si bien se desarrollan hoy, apuntan un poco más allá, hacia el aún conjetural escenario electoral.
El anuncio del proyecto de ley para incluir en la llamada “zona fría” a 50 ciudades del interior de la provincia, cuyos habitantes pagarán el gas más barato, es una de esas iniciativas. Originalmente trabajada por la massista Liliana Schwindt y el lavagnista Alejandro “Topo” Rodríguez, la idea fue tomada por Máximo Kirchner, el jefe de La Cámpora, que amplió el área de cobertura y le dio el impulso político suficiente para que su aprobación rápida, luego de años de idas y vueltas, no suene para nada descabellada. En un contexto de inflación alta, especialmente en los rubros de alimentos, el impacto se hará sentir en las franjas de población de menores ingresos –la que más indirectamente se beneficia de los altos precios de los commodities-, la más afectada por el parate de actividad asociado a la pandemia, de la zona de la provincia históricamente más refractaria, en términos electorales, al oficialismo. Distritos que, en buena medida, son gobernados por la oposición
Kicillof ya tiene definido, también, el primero de una serie de paquetes de medidas pensados exclusivamente para el interior, pero más apuntado al campo en sentido amplio. Es decir, para un sector situado por encima en la pirámide social que el que recibirá la baja del gas más importante Lo que importa: Ambos anuncios se complementan en términos sociales.
En términos electorales, el efecto buscado es evidente: Así como la conducción del Frente de Todos define al Conurbano como su fortín inexpugnable, también sabe que el interior sigue siendo… el otro. Ante eso, la sinergia entre Máximo Kirchner, Kicillof y Massa parece estratégica. Primero, porque mejorar en esos distritos aporta a la perfomance de la boleta de Diputados nacionales por la PBA, que sirve de testigo para dirimir quién gana en una elección sin distrito único. Alberto Fernández lo necesita además para tener mejores números en la cámara Baja que le permitan destrabar arios proyectos cajoneados allí. Para el Gobernador está en juego seguir o no en minoría en el Senado. Traducido: Que el Procurador sigua o no siendo Julio Conte Grand, entre otras cuestiones capitales.
El jueves, PJ bonaerense, difundió un comunicado en el que advirtió que no hay espacios para más tarifazos. Fue una orden de Máximo Kirchner –el texto se habría elaborado en el Instituto Patria- ejecutada por Gustavo Menéndez, lo que significa, en la práctica, el estreno de la nueva conducción de ese partido, que la Justicia aún demora en lo formal. El mensaje a Martin Guzmán es evidente. Pero pocos repararon en otro detalle, bien bonaerense: Antes de ser emitido, alguien consultó por su contenido a Fernando Gray, quien resiste aun el desembarco de La Cámpora en el partido. La cortesía podría ser estratégica: Si el plan electoral de Kicillof es lograr un empate en la cámara Baja que permita definir a la vice Magario, la esposa de Gray, que es senadora y no pone en juego su banca, resulta esencial.
Juego de espejos
Kicillof logró que la oposición le dé el ok legislativo a la ley para dar un paraguas legal a las negociaciones que mantiene con cinco laboratorios para adquirir vacunas. Son compras que difícilmente se concreten antes de fin de año. Muchos antes, deberá definir si siguen las restricciones o no, especialmente las escolares. “Todo indica Stand By”, dicen, resignados, por estas horas en La Plata. El motivo: Se frenó fuerte la baja de casos. La preocupación no es solo el malestar de los padres de alumnos en zona 2, sin presencialidad. El impacto económico también es elevadísimo. El mal humor en vastos sectores que tienen dificultades para trabajar por momentos supera al miedo al contagio.
Juntos por el Cambio, en paralelo, acentuó el minué electoral que también tiene a la provincia como centro. O más bien a una actora que debe definir si sigue siendo una actora de la provincia o no: La exgobernadora María Eugenia Vidal. La híper difundida reunión con Mauricio Macro sirvió para blanquear dos cosas: 1) El expresidente quiere que sea candidata en PBA (podría ser la contracara de Victoria Tolosa Paz o Fernanda Raverta) y 2) La relación entre ellos mejora. O en todo caso es menos mala. Igual que en el oficialismo, nadie piensa aquí en una ruptura, pero hay tironeos. Sin definir, Vidal sabe que arriesga: Una nueva derrota en PBA podría ser fatal de cara a 2023. Internamente, casi todos creen que jugará en CABA. Igual, la réplica del sector duro ya llegó: Patricia Bullrich, que quedaría obligada a una interna con Vidal en Capital, estrecha filas con Jorge Macri, que ahora dice que podría encabezar una boleta este año. Pero él también arriesga: Casi todo el radicalismo en más cercano a Larreta y a Santilli, que corre por ahora como su candidato bonaerense. (DIB) AL