Apunta a un lugar estratégico en la región. MaBxience ya envió la sustancia activa para fabricar 60 millones de dosis de AstraZeneca. Richmond elaborará 5 millones mensuales de Sputnik V. El acuerdo de Sinergium para producir Sinopharm avanza y las fórmulas locales están en camino.
Según estimaciones realizadas por la consultora Airfinity, hacia fines de 2021 Argentina se podría posicionar como el octavo productor mundial de vacunas. De acuerdo al último informe elaborado por la compañía especializada en análisis de datos de ciencia y salud, las proyecciones indican que el país compartiría ese ranking con naciones que ya se ubican al tope de la producción como China, Estados Unidos, India, Reino Unido y Rusia. De la región, pero un poco más abajo en las posiciones, también se ubicarían Brasil y Cuba.
Si bien el Ministerio de Salud evita realizar proyecciones demasiado osadas –de hecho, de un tiempo a esta parte, no suelen adelantar la cantidad de dosis que arriban hasta que los aviones aterrizan en Ezeiza–, voces autorizadas de la cartera aseguran que el ejercicio prospectivo que realiza una consultora como Airfinity podría ajustarse bastante al mediano plazo. En este sentido, Sonia Tarragona, Jefa de Gabinete del Ministerio de Salud de la Nación, plantea: “No es nada descabellado pensar que nuestro país de cara a fines de año y en 2022 se podrá consolidar como un productor estratégico de vacunas contra Covid en la región. Para diciembre, según planeamos, no solo estará toda la población inmunizada sino también apuntaremos a convertirnos en uno de las primeras naciones exportadoras de Latinoamérica”.
“A fines de este año, hay consultoras que anuncian que la producción mundial de vacunas se estaría multiplicando por seis y que el mundo accedería a los niveles necesarios para conseguir la inmunidad global. Más allá de conseguir ese tremendo objetivo, el hecho de acercarse ya representaría muy buenas noticias”, señala Bernabé Malacalza, doctor en Ciencias Sociales (FLACSO), docente de la Universidad Nacional de Quilmes e Investigador del Conicet. A la fecha, los laboratorios del planeta elaboraron 1.73 mil millones de vacunas, y de acuerdo a las proyecciones que realiza Airfinity, para el 31 de diciembre –en una situación ideal– esa cifra podría incrementarse a 11 mil millones.
“Este tipo de informes suelen tener en cuenta el incremento en las capacidades de producción, la cantidad de plantas activas, la posibilidad de aumentar la producción que tienen esas plantas y las que no están funcionando pero lo harán en breve”, advierte el especialista en relaciones internacionales. Luego completa: “Si bien hay que tomar con pinzas estos números, en la medida en que prevén una situación idílica, en parte representa un síntoma de lo que estamos viendo en el presente. Hacia 2022 nuestro país, sin dudas, será un productor mundial de vacunas anti Covid”.
Otro de los ejes en que se concentra el estudio es que buena parte de ese salto en la producción será empujado por laboratorios privados localizados en países de renta media y baja. Desde esta perspectiva lo detalla Malacalza: “Entre un 80% y 90% de la aceleración de la fabricación hacia el año próximo será impulsada por empresas ubicadas en naciones de renta media y baja. Me refiero a India pero también a Argentina. Lo bueno sería que los países productores también sean los que más rápido inmunizan a sus poblaciones”.
La cadena de valor vinculada a las rutinas productivas es multipaís. ¿Qué quiere decir ello? Que por más que una nación sea la que finalmente resulta identificada con la tecnología desarrollada, siempre son varias las que aportan lo suyo. Esto sucede de esta manera porque la ciencia y la tecnología a nivel mundial también participan del proceso de globalización que ha pulido el capitalismo durante las últimas décadas. El slogan “El capitalismo no tiene bandera”, en 2021, parece llenarse de sentido.
Argentina como faro en la región
MaBxience, el laboratorio cuya planta se encuentra en Garín (Buenos Aires) y pertenece al empresario Hugo Sigman, ya ha producido la sustancia activa para el empaquetamiento y la distribución de, aproximadamente, 60 millones de dosis de la tecnología elaborada por la Universidad de Oxford/AstraZeneca. Si todo marcha como hasta ahora, a fines de junio podrían mandar 30 millones más. Los primeros lotes ya fueron distribuidos desde México y Estados Unidos a la región con excepción de Brasil. De aquí a principios de 2022 podría alcanzar el objetivo inicial, es decir, entre 150 a 250 millones. El Laboratorio Richmond, liderado por Marcelo Figueiras, en un principio estaría en condiciones de participar del último eslabón de la cadena productiva y fabricar unas 500 mil dosis por semana, es decir, unas dos millones al mes de Sputnik V. No obstante, luego de los primeros meses en que el proceso suele demorarse y se aceitan los procedimientos, podría llegar a 5 millones de dosis mensuales.
El año que viene, sin embargo, vendrá el plato fuerte cuando se ponga en marcha una planta modelo que permitirá la fabricación de nada menos que 500 millones de dosis anuales. “Durante la primera etapa Richmond se encargará del envasado de la sustancia que envía Moscú. Sin embargo, el objetivo es que en el mediano plazo, a partir de la puesta a punto de una nueva planta, también pueda encargarse de la producción de la fórmula y así completar todo el circuito productivo en el país”, precisa Tarragona.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que se hallan muy avanzadas las negociaciones para que Argentina también produzca la vacuna de Sinopharm en el laboratorio Sinergium, uno de los más importantes del continente. Desde este punto de vista, expresa Tarragona: “Hay muchos proyectos que están muy avanzados. No solo Richmond producirá la Sputnik V, sino que también está muy encaminado el acuerdo de Sinopharm para que Sinergium la fabrique en territorio local y lo que ya viene haciendo mAbxience con AstraZeneca. Además existen proyectos locales que no están cerrados pero que de aquí a unos meses podrían funcionar muy bien”. Con ello, la economista se refiere a las vacunas que desarrollan la Universidad Nacional de San Martín (bautizada “Arvac Cecilia Grierson”), la Universidad Nacional de La Plata y, finalmente, la que comienzan a planificar el Instituto Leloir, el Conicet y la compañía biotecnológica Vaxinz.
Luego, continúa con el detalle del acuerdo con China. “El acuerdo de Sinopharm con Sinergium todavía no está cerrado pero sí muy avanzado. Además una vez que esté la producción se podrá escalar muy rápido. La experiencia es tremenda, ya que es la fábrica del rubro más importante de Sudamérica y cuenta con mucha experiencia en hacer este tipo de cosas. De hecho, los grupos de especialistas de Sinergium estuvieron participando del ensayo clínico que Sinopharm realizó en el país”, subraya.
Sinopharm, de la misma manera que tantos otras compañías (Pfizer, CanSino, Janssen, Medicago, Bayer y BriLife), realizó sus ensayos clínicos de fase III en Argentina. En este caso, las pruebas se llevaron adelante a través de la Fundación Huésped que lidera Pedro Cahn y los centros Vacunar. “Hoy está en una etapa de negociación de contratos, pero en muy poquito tiempo estaremos dando la noticia del comienzo de la producción a nivel local de esa vacuna también”, anuncia la funcionaria. Algo similar sucede con las tecnologías cubanas (Abdala y Soberana II), pero para comenzar a producirlas aún resta un trecho.
“Vamos hacia un mundo de pandemias permanentes, hay que estar preparados. No solo es probable sino que es muy posible tener nuevos eventos de escala similar en que la resiliencia del país se ponga en juego”, describe Malacalza. “Producir vacunas y exportarlas permitirá a Argentina desempeñar ese papel de ‘buen ciudadano internacional’ y mejorar su prestigio. La nación está dando muestras de estar en condiciones de compartir el talento y el conocimiento a otros países de la región. Tenemos mucho para ofrecer”, sostiene.
El acierto con Rusia, el juego de Estados Unidos
“El país se anticipó muy bien a lo que luego se convirtió en un éxito y consagración como fue la vacuna Sputnik V. Fue de los primeros en solicitarla y aprobarla para su uso; y ello lo benefició tanto para recibir las primeras dosis, como para convertirse en un eslabón en la cadena de producción de la propia vacuna, que próximamente será fabricada a nivel doméstico por Laboratorios Richmond”, plantea Malacalza. “Argentina, en algún tiempo, a partir de sus capacidades instaladas, podría estar a la par de la producción que realiza Rusia por ejemplo. El gigante euroasiático, en el presente, es de las que menos produce; por este motivo, Moscú apunta a la desconcentración de producción en diferentes nodos”, observa.
Bajo esta premisa, el investigador del Conicet se refiere a la elaboración de Sputnik V en países emergentes con potencialidades tecnológicas y específicamente seleccionados por Putin. Salvo por China, Alemania y Corea del Sur, la Sputnik V se produce a escala en naciones como India, Egipto, Italia, Brasil, Serbia, Arabia Saudita, Turquía, Irán Bielorrusia y Kazajstán. El jueves, en esta línea, el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF) firmó un Memorando de Entendimiento para establecer una nueva planta de producción de vacunas en Bahréin para fabricar y distribuir su tecnología.
Hasta principios de mayo, de acuerdo a la consultora Axios, China (415 millones), la Unión Europea (400 millones), EEUU (323 millones), India (196 millones), Rusia (67 millones) y Reino Unido (23 millones) lideraban la lista de países productores. Un dato interesante a tener en cuenta para poder comprender cuál es el perfil geopolítico en relación a las vacunas radica en analizar cuánto de lo que fabricaron destinaron al mercado interno y cuánto lo exportaron. China y la Unión Europea exportaron 200 millones cada uno, Estados Unidos 2.5 millones, India 66 millones, Rusia 11.5 millones y Reino Unido 0.7 millones. Las fichas en el mapa de las relaciones diplomáticas se reacomodan, más si se tiene en cuenta que además de China y Rusia que ya han jugado fuerte hacia fines de 2020 y durante el primer semestre de 2021, en la actualidad el que se suma es Estados Unidos.
Si bien hasta hace tan solo unas semanas el gobierno de Joe Biden solo había enviado algunas partidas a sus vecinos del norte (México y Canadá), esta semana la Casa Blanca comunicó que, a través del mecanismo Covax de la OMS, distribuirá 80 millones de dosis, que no utiliza para su proceso de inmunización y están principalmente destinadas a Latinoamérica, África y el sudeste asiático y Medio Oriente. La primera entrega será de 25 millones, de los cuales seis serán destinadas a la región. “Estados Unidos ya empezó a jugar a partir del envío de las dosis de AstraZeneca a Canadá y a México. Biden tiene planificado mandar lotes a América Central, el patio trasero, y cuenta con un sobrante muy importante de la Johnson & Johnson que también pondrán a jugar. El ritmo de su vacunación avanza al 10% mensual, con lo cual, espera llegar a la inmunidad de rebaño para el 4 de julio y proclamar esa fecha como ‘El día de la independencia del Covid’”, expresa Malacalza.
Las vacunas se han convertido en un recurso tan estratégico como codiciado. El cuello de botella en la producción parece haberse destrabado y, a medida que avanzan los meses, las utopías se corporeizan y adquieren alguna forma. En este marco, Argentina, a través de las gestiones de su gobierno y, sobre todo, gracias a las capacidades instaladas y los recursos humanos de excelencia, podría desempeñar un papel por demás interesante.
pablo.esteban@pagina12.com.ar