Ensayos con sorgos, quién da más
El uso de silajes de sorgo en sistemas ganaderos de la Cuenca del Salado se ha incrementado notoriamente debido a su mayor rusticidad en ambientes marginales y a su bajo costo por kilo de materia seca producida.
Su incorporación en los sistemas productivos en la región central de la provincia de Buenos Aires se ha promovido con una notable mejora genética, lo que ha permitido ampliar la diversidad de materiales disponibles e incrementar su potencial de producción.
La creciente adopción del cultivo en los sistemas productivos ha conducido a los técnicos de la Estación Experimental Agropecuaria Cuenca del Salado de INTA a realizar ensayos comparativos orientados a evaluar aspectos referidos al comportamiento de diferentes híbridos de sorgo.
Según comentan los profesionales del INTA al fundamentar ese trabajo «conocer el comportamiento de distintos híbridos de sorgo con destino a silaje, en condiciones de campo, a través de la determinación del rendimiento y los parámetros de calidad resulta fundamental en un proyecto productivo». Por tal motivo, y dado que existe una gran variabilidad genética, con distintos tipos morfológicos y una permanente aparición de nuevos materiales que dificulta la elección del híbrido que se planea ensilar, desde la experimental se impulsa un trabajo de seguimiento desde hace más de una década.
Con el objetivo de evaluar el comportamiento de distintos híbridos del cultivo con destino a silaje, en condiciones de campo, a través de la determinación del rendimiento y los parámetros de calidad los técnicos del INTA realizaron un ensayo comparativo de híbridos de sorgo durante 10 años en la Chacra Experimental Chascomús, perteneciente al Ministerio de Agroindustria de la Provincia de Buenos Aires, en el marco del trabajo integrado INTA-MAIBA.
Para la experiencia se utilizaron 57 materiales híbridos comerciales con características morfofisiológicas contrastantes bajo un mismo manejo, agrupándolos en 6 tipos: (i) Fotosensitivos (FOT); (ii) Sudán (SUD); (iii) Doble propósito (DP); (iv) Nervadura marrón (BMR) De bajo grano (BMRb); (v) De alto grano (BMRa) y (vi) Graníferos (GRA).
Según comentan los técnicos del INTA el trabajo permitió «analizar el rendimiento en materia seca total (MST), la digestibilidad (Dig.) y la materia seca digestible (MSdig).
Con el ensayo interanual se pudo determinar que el rendimiento en Materia Seca Total, varió entre materiales en función del año. En años de escasas precipitaciones el mismo fue afectado en todos los tipos sin encontrarse diferencias significativas entre ellos (Tabla 1), mientras que en años de elevadas precipitaciones, se encontraron diferencias significativas entre tipos con una clara tendencia a favor de los tipos forrajeros. Los fotosensitivos registraron valores de materia seca total iguales o superiores al resto en todos los años. Por debajo se ubicaron los Sudán y los dobles propósitos – que en general rindieron más que los de bajo grano – y por último los graníferos y de alto grano, que presentaron los menores rendimientos de materia seca en casi todos los años. En cambio, en cuanto a la digestibilidad, los tipos BMR (a y b) se destacaron en la mayoría de los años, registrando los valores más elevados en 6 de los 8 años en los que participaron.
Con el ensayo los técnicos de la Estación Experimental Cuenca del Salado del INTA concluyeron que «la materia seca digestible por hectárea (dato de surge de multiplicar el rendimiento en MST x la Digestibilidad) fue mayor en los sorgos tipos fotosensitivos, los cuales registraron valores iguales o superiores al resto de los tipos en los 10 años de ensayos».
En estos tipos, según observaron los profesionales «el mayor rendimiento en materia seca digestible por hectárea está dado por un mayor rendimiento en materia seca total, que sobre compensa su menores valores de digestibilidad respecto a otros tipos de sorgo».
Sin embargo los referentes del INTA destacan que «esta no es la única variable a tener en cuenta para la elección del tipo de sorgo a ensilar, sino también el sistema de producción». En sistemas de cría vacuna con bajos requerimientos, «los tipos FOT pueden ser una buena opción, ya que permiten obtener elevados volúmenes de producción con cierto grado de estabilidad en el tiempo, lo que es importante a la hora de planificar la oferta forrajera». En cambio, «en sistemas de alta producción, habrá que resignar volumen de producción en busca de incrementar la calidad de la ración».
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