El conductor admitió que él cobrada un porcentaje de dinero por cada joven que se internaba.
El conductor Marcelo “Teto” Medina rompió el silencio luego de haber sido detenido y liberado seis días después, vinculado a la causa de la comunidad terapéutica “La Razón de Vivir”, investigada por explotación laboral y reducción a la servidumbre.
Medina habló en el programa “Argenzuela”, por C5N, donde hizo un repaso de cómo llegó al mundo de las drogas y cómo se acercó a la organización. “Hace unos años muere mi papá y caigo en una depresión grave. Yo siempre fui un tipo alegre, tomaba jugo y era deportista, pero a los 48 años entré en el mundo de las drogas. Y me encuentro que no sabía qué hacer con mi vida. La droga te lleva a un lugar donde no te importa nada, donde sos una basura y no te querés”, indicó.
“Tuve la valentía de hablar con mi hija y decirle que estaba mal, que hiciera algo porque no podía conmigo. Había tenido dos o tres episodios personales de estar tirado en la cama y decir si matarse era esto, yo lo hacía”, apuntó.
“Conocí a una persona que estaba charlando y me dice: ‘Pintó ahí’. Mi cabeza estaba destruida, porque esto es una cuestión de autoestima, y entré. Tomé cocaína y sos Superman, es algo muy engañoso. Por las drogas perdí todo, no tengo ni auto”, expresó.
“Hay un montón de chicos que están internados, que si salen y no tienen contención, mañana van a tu casa y hacen desastres. Pero no porque sean malas personas, sino porque ellos mismos no pueden con ellos. Llega un punto que la droga te lleva a detestarte, te odiás”, reflexionó.
“Cuando termino mi tratamiento de internación –explicó casi sin pausa-, empiezo a ir a grupos y juntarme con gente en rehabilitación. Ahí aparece el ‘Teto’ Medina, la tele me salvó la vida. Porque cuando entro en los grupos, decían: ´Estoy internado con el ‘Teto´. Y llego a coordinador de grupo, empiezo a sentir que necesitaba vivir en recuperación. Y vivo feliz”.
Al ser consultado sobre su imputación, aclaró: “Yo a ese lugar iba los martes a las 11 de la mañana y a las 17 estaba en mi casa. Explicame qué puedo saber yo si iba nada más que seis horas por semana. Pero lo que le dije al fiscal es: ¿por qué ningún chico me lo vino a contar? Nunca vi nada”. Sobre las condiciones edilicias del lugar, detalló: “Yo las habitaciones nunca las vi. Almorzaba con los chicos, comían bien. No se querían ir”. En ese sentido admitió que cobraba un porcentaje por cada chico que se internaba: “Sí, 2.500 pesos. Estamos hablando de seis chicos en un año. Yo desconozco cómo es la incorporación”.
En tanto, volviendo a la causa por la que está imputado, cerró: “Me muero por ver a los chicos. Es más, sigo recibiendo mensajes”. (DIB) ACR