La producción de agua potable y su distribución demanda un importante esfuerzo para que llegue a cada uno de los hogares, por lo que es esencial reflexionar sobre la cantidad de agua que se consume para racionar su uso.
Asimismo, es de suma importancia detectar a tiempo las pérdidas de agua para evitar el derroche, observando pérdidas visibles en inodoros, goteos en canillas, duchas, entre otros.
Por otra parte, las pérdidas de agua pueden ser internas por eso se debe controlar la presencia de humedad en las paredes o en el terreno que pueden ser consecuencia de cañerías averiadas.
Tanto en el baño con la ducha y el inodoro, como en la cocina con el lavado de vajillas y le preparación de alimentos que requiere el lavado de verduras, entre otros, se requiere un uso racional de este vital elemento.
Una ducha de 10 minutos implica un gasto de 100 litros de agua, por lo que se recomienda reducir su duración. En la cocina se recomienda cerrar la canilla mientras se enjabonan los platos y luego usar el agua necesaria para enjuagarlos, así como tampoco se debe dejar la canilla abierta para descongelar los alimentos, durante el cepillado de dientes o al afeitarse.
En este sentido, para el riego de las plantas, es recomendable realizarlo a la noche o bien, temprano en la mañana para evitar que se evapore el agua utilizando la regadera en lugar de manguera para disminuir el consumo; también se puede aprovechar el agua que se pierde de los aires acondicionados o la que se utiliza para lavar las verduras en la cocina. Para el lavado del automóvil se debe utilizar un balde y no dejar correr el agua con la manguera.
De esta manera, el uso racional del agua nos incluye a todos no solo para evitar el incremento en las tarifas sino también para evitar el derroche de tan vital elemento.