En la tercera semana del juicio a los ocho acusados de matar a Fernando Báez Sosa, declaró tal como se esperaba Juan Pedro Guarino, uno de los amigos de los jóvenes imputados, que también había viajado con el grupo a Villa Gesell en 2020, cuando ocurrió el homicidio. También dio su testimonio el sindicado “rugbier 11”, Tomás Ítalo Colazzo, quien estuvo en la escena del crimen y en ese momento era menor de edad.
Guarino, que estuvo imputado y luego fue sobreseído en la investigación al igual que Alejo Milanesi, aseguró hoy que sintió “vergüenza” por lo que hicieron sus amigos y añadió que, en ese momento, cuando vio a “Máximo Thomsen al lado de un chico tirado”, supuso que “se estaban peleando de vuelta”, dando cuenta de que era algo que hacían asiduamente cuando salían.
“Vi a Máximo al lado de un chico tirado. Me imaginé que se estaban peleando de vuelta, y ya cansado, me fui. Porque habíamos ido de vacaciones a pasarla bien. Ellos ya se habían peleado en otras ocasiones”, señaló Guarino, ante el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de la ciudad de Dolores.
Guarino, primer testigo de la 11va. jornada del juicio por el crimen de Báez Sosa, aseguró que le da “mucho dolor” la situación que presenció, en la que estaban involucrados sus amigos. “Sigo teniendo tristeza, enojo, dolor, no poder creerlo”, añadió el joven.
Ante las preguntas de Fernando Burlando, abogado de la familia de la víctima, Guarino dijo que se enteró de que habían matado a Fernando “a la tarde”, cuando ya estaban “con los precintos” porque “lo dijo un policía”.
De igual modo, detalló cuál era su amistad con los imputados, e indicó que no con todos tenía un vínculo “íntimo”. Dijo que era “amigo cercano” de Luciano y Ciro Pertossi, que Blas Cinalli fue “compañero de colegio” y que a Máximo Thomsen lo conocía “de jugar juntos al rugby”.
Sobre la relación posterior al crimen, si estaba enemistado, Guarino expresó: “No sé si enemistado, pero intenté cortar todo tipo de relación. Los días los tenía que pasar igual con ellos. Pude cortar cuando salí”.
Al salir de los Tribunales de Dolores, el joven habló brevemente con la prensa apostada en el lugar, y notablemente conmovido, confirmó que sin intención “de ser invasivo” les entregó una carta a los padres de Fernando, Silvino Báez y Graciela Sosa.
“Es muy doloroso, para mí, para mi familia, para la familia de Fernando; quiero Justicia por él y ojalá que con lo que yo intente ayudar hoy la familia pueda encontrar un poco más de paz”, expresó.
Sobre los acusados, añadió que no tuvo problema en señalarlos con un puntero. “Quiero que se hagan cargo de lo que hicieron, la verdadera Justicia es que Fernando vuelva y eso no va a poder ser posible por ellos”.
En tanto, la defensa y la querella que intervienen en el juicio desistieron del testimonio de Alejo Milanessi, quien también estuvo imputado y luego fue sobreseído en la causa, igual que Guarino.
El primero en plantear que no declare fue el abogado de los padres de la víctima, Fernando Burlando, quieun fue apoyado por el defensor Hugo Tomei.
Detenidos y sobreseídos
Guarino y Milanesi fueron detenidos junto a los otros ocho acusados, en el allanamiento realizado en la mañana del 18 de enero en la vivienda en la que veraneaban en Gesell, e imputados como “partícipes necesarios” por el delito de “homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas”.
Ambos permanecieron alojados junto a los otros ocho imputados en la comisaría 1ra. de Pinamar, hasta que el 29 de enero fueron trasladados junto a ellos a la alcaidía de la Unidad Penitenciaria de Dolores.
Tras participar en una serie de ruedas de reconocimiento y no ser identificados por ninguno de los testigos que intervinieron, la fiscal que llevó adelante la investigación, Verónica Zamboni, titular de la Unidad Funcional de Instrucción 6 de Villa Gesell, solicitó su excarcelación al pedir la prisión preventiva del resto del grupo.
Ambos fueron excarcelados el 10 de febrero de 2020, luego de que el juez de Garantías 5, David Mancinelli, respaldara el pedido de Zamboni.
El testimonio del “rugbier 11”
Tomás Colazo, amigo de los acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa, ocurrido en la madrugada del 18 de enero de 2020, declaró hoy que vio “cerca” de la víctima tirada en el piso a los acusados Máximo Thomsen y Ciro Pertossi, aunque no pudo precisar quiénes le pegaron al joven asesinado.
Colazo señaló además que al ver a la víctima caída le puso “el brazo a Máximo en el pecho” y lo tiró “para atrás”, con “la intención de que no se peleen más”.
“Lo que yo vi cerca fue a Máximo, me acuerdo ver de cerca a Ciro. Pegar bien, no vi quién, no estoy seguro. Luego de ponerle el brazo a Thomsen, me mira y mucho recuerdo no tengo”, declaró el joven, quien nunca estuvo imputado en el caso, pero desde el inicio de la investigación fue señalado por los abogados de la familia de la víctima, Fernando Burlando y Fabián Améndola, como “el rugbier número 11”.
Colazo relató además que antes de que fuera expulsado del local bailable, Luciano Pertossi, conocido suyo del colegio, tuvo “una discusión” en la que hubo “empujones y cayeron al piso”, hasta que “vienen los de seguridad y los separan”. “Cuando salgo y giro vuelvo a ver a Luciano agarrándose con esta persona con la que había tenido el conflicto adentro”, explicó.
Ante una pregunta de Burlando sobre qué pasó tras “la pelea” frente al local bailable, Colazo dijo: “Nos retiramos caminando por esa cuadra”. A partir de una repregunta respecto de si “en algún momento” se preocuparon por la persona que habían agredido”, agregó: “Creo que no”. Y a instancias del mismo abogado, quien le pidió que dijera qué opinión le merecen los acusados, dijo: “No lo puedo definir por esta situación. No le puedo dar. Para mí son buenos chicos, pero no tiene que ver con el suceso”. (DIB) ACR