El gobernador no cree que haya habido traición de intndentes pese al corte de boletas. ahora, está seguro que lo apoyarán y apunta a Grindetti praa debilitar a Bullrich, lo que lo ayuda a Massa y a èl mismo. Piparo y el nivel de Miñle: la idea es que en la provincia no se caigan. La estrategia para amortigar la crisis económica.
Con la misma mesa política que lo acompañó en las PASO y sin paranoias sobre traiciones de intendentes –aun cuando muchos sacaron más votos que él-, el gobernador Axel Kicillof encara la campaña de cara a las elecciones generales con una estrategia renovada: buscará visibilizar la figura de Néstor Grindetti, lo que supone un giro de 180 grados respecto de lo que venía haciendo con Diego Santilli, al tiempo que define un paquete de medidas que apuntalen de modo indirecto los ingresos, con el objetivo de respaldar a Sergio Massa.
Kicillof, que en estos días habló “bastante” con Cristina, tiene un objetivo numérico: llegar al 40% de los votos. Cree que en una elección sin segunda vuelta y con la oposición dividida, ese nivel de respaldo le puede confirmar el 22 de octubre el triunfo que obtuvo en las PASO, cuando alcanzó el 36,41%, contra el 32,92% de los candidato sumados de junto por el Cambio y el 23,76 de carolina Píparo, la representante de La Libertad Avanza. EL gobernador e lamenta: sin la semana negra previa a las PASO, sus mediciones lo ponían cerca del 38%.
En La Plata creen que Juntos por el Cambio quedó en el peor de los mundos posibles: perdió a nivel nacional su rol de principal opositor y, a la vez, resolvió en la Provincia su interna del modo más favorable a Kiicillof. Traducción: Grindetti les parece un rival mucho más “accesible” que Santilli. ¿Razones que aducen? 1) Sus votos son puro arrastre de Patricia Bullrich, que está ahora con sus propios problemas. 2) Le encuentran flancos “débiles” propios: su “mamuska” de licencias (salida del municipio para presidir Independiente, al que también dejó para hacer campaña) es un importante. También, que su delfín, Diego Kravetz, que cometió errores gruesos en el manejo de la crisis por el asesinato de la nena Morena Domínguez, cayó derrotado en las PASO.
Por eso, Kicillof buscará potenciar los enfrentamientos retóricos con Grindetti, a quien cuestionará con nombre y apellido. Es lo opuesto de lo que hacía con Santilli: cuando el entonces precandidato lo cuestionaba, el Gobernador respondía en términos de modelo, no personalmente. Porque al que le servía polarizar era a Santilli y no él. En la mirada de Kicillof, esa ecuación se invirtió. Hay una razón suplementaria: así como cree que su tracción y la de los intendentes sirvió para que Sergio Massa también se imponga en la provincia, también está convencido de que todo lo que haga mella en Grindetti complicará a Bullrich. Lo que asegura la vuelta única en PBA contribuye a meter a Massa en el balotaje, es la lógica.
“Nosotros no podemos dejar que Píparo caiga”, es otro mantra que repiten en La Plata. Es que los casi 24 puntos que sacó la candidata de LLA, que también se explican por la tracción de Milei, son casi el nivel óptimo que esperaban para el libertario a nivel nacional y sirven para que la dispersión de la oposición les ayude a lograr el triunfo. Por eso leyeron con detenimiento la negativa de Grindetti a la alianza que le propuso libertaria.
Kicillof cree además que la dinámica interna que impone la conducción de Máximo Kirchner a La Cámpora y el PJ bonaerense, sumada a el tipo de cierre de listas que propició, está cimentando un núcleo duro de dirigentes en torno suyo que antes no existía. El ejemplo extremo de eso es la figura del ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés “Cuervo” Larroque. Pero hay muchos otros: la Mesa de Ensenada completa, Gabriel Katopodis.
Ese es el trasfondo de una convicción: “No hubo patrón de corte de boletas” por parte de los intendentes, dice. Significa que no existió un plan sistemático par atraicionarlo, aunque admiten que varios sacaron más votos que él y que el Presidente, lo que puede implicar un reparto “amplio” de boletas como mecanismo de preservación. “La intención de voto promedio era 60% para intendentes, 40% para gobernador y 25% para presidente”, está bien como quedó, justifican cerca del Gobernador.
El resto de la estrategia es más conocida: ir en busca de los que no votaron, que en la provincia también fueron muchos: 33,6%. Aunque caben algunas precisiones. Kicillof sabe que el costado económico es obviamente el más delicado, el que puede desplomar a Massa y acaban con su proyecto de reelección. Por eso profundizará todas las medidas de refuerzo indirecto de ingresos que pueda. La más conocida son los descuentos de cuenta DN; la atención a los sectores más postergados “por abajo” –entrega de comida por ejemplo-, la menos publicitada; las paritarias estatales, la más costosa. Y hay una que aún se guarda bajo siete llaves, que apunta directo a la clase media, es oscuro objeto de deseo del peronismo. (DIB) Por Andrés Lavaselli