La presidente de la Asociación Civil Luchemos por la Vida reflexionó sobre la necesidad de hacer efectivas las leyes de tránsito para salvar vidas, en la Semana Mundial para la Seguridad Vial.
Del 20 al 26 de mayo se conmemora la Semana Mundial para la Seguridad Vial, que promueve Global Alliance of NGOs for Road Safety (Alianza Global de ONGs para la Seguridad Vial), con intención de concientizar sobre la necesidad de cumplir con las leyes de tránsito para evitar muertes y salvar vidas.
La Asociación Civil Luchemos por la Vida, junto a un grupo de ONGs, y con apoyo de Naciones Unidas y la Organización Mundial de la Salud (OMS), organiza el Coloquio Virtual Iberoamericano “Leyes que salvan vidas, reducción a 30 km/h en calles”, que se realizará este miércoles 22 de mayo, a las 17.30, de forma virtual (ver apartado).
“¿Por qué es este fuerte llamado mundial? Porque reducir las velocidades máximas en las zonas urbanas, con alta circulación de peatones, ciclistas y vehículos, requiere la protección de todos, en especial la de los más los vulnerables. La sola disminución de la velocidad de 40 km/h a 30km/h, reduce en dos tercios las muertes en el tránsito, según han comprobado diferentes estudios internacionales”, aseguraron desde el organismo.
La velocidad excesiva respecto a lo establecido en la Ley de Tránsito, la ingesta de alcohol al volante que viola la Ley de Alcohol Cero, así como la falta de hábito de uso obligatorio de cascos por parte de motociclistas y el uso del celular al conducir, son las principales causas de muerte en eventos viales en el país. En 2023 murieron en promedio 17 personas por día en siniestros de tránsito, sin contar las que quedan con secuelas por las lesiones sufridas. En la provincia de Buenos Aires, la cifra marcó 1.875 fallecimientos en rutas y calles.
Estas transgresiones podrían modificarse con un cambio de conducta ciudadana, con la convicción de considerar las normativas vigentes y el respeto por el otro que requiere la vida en comunidad. La cuestión está en cómo se logra, ya que pareciera que la mera existencia de las leyes no es suficiente.
María Cristina Isoba, Licenciada en Psicología y Presidente de la Asociación Civil Luchemos por la Vida, reflexionó sobre estas cuestiones en una charla con DIB, y precisó que “para que una ley realmente sea efectiva se necesita su implementación a través de la observación y fiscalización de la conducta de las personas en la vía pública, y de la sanción que debe acompañar al que no cumple con la norma”. En esa línea, afirmó: “No alcanza con tener la ley firmada y aprobada, se necesita en las calles, y es ahí donde tenemos un problema no solo en la provincia de Buenos Aires sino en todo el país”.
Isoba puso énfasis en que, para que la conducta de las personas se modifique y la ley se haga efectiva, es necesario que haya controles visibles todo el año, no solo en campañas de verano o en fechas de feriados, y tampoco solamente en rutas, sino también en las calles de las ciudades, donde se circula cotidianamente.
“La cantidad de controles son insuficientes, si no se ven los controles generalizados y frecuentes en las zonas por donde la gente que pasa y si nunca te paran, ese ‘por las dudas’ de cumplir las normas empieza a ser un ‘no pasa nada’, y la idea es que las personas piensen que si toman alcohol o exceden la velocidad van a tener muchas probabilidades de que vayan a detenerlas, o labrarles una multa, o les vayan a impedir seguir conduciendo”, subrayó la especialista. “El objetivo de las leyes es que cambien las conductas de las personas, pero tienen que hacerse efectivas en las calles; si la ley no está presente con controles en las calles, es una ley muerta”, sintetizó.
Ecuación simple: alcohol cero al volante
De acuerdo a información brindada por el Ministerio de Transporte bonaerense a esta agencia, durante la temporada de verano, hubo fuerte presencia de agentes especializados de la Dirección Provincial de Fiscalización, Control de Tránsito y la Seguridad Vial en las rutas y caminos bonaerenses, como así también en los accesos a los principales centros turísticos.
Los operativos apuntaron al control vehicular, asistencia y concientización vial, y a potenciar la campaña de Alcohol Cero al Volante con testeos de alcoholemia. Este último aspecto arrojó números muy favorables: en comparación a 2023, se redujeron los casos positivos en un 68%.
La Ley de Alcohol Cero rige desde el 1º de enero de 2023 en la provincia de Buenos Aires, en consonancia con la normativa nacional, a la que adhieren 18 provincias y más de 40 municipios. El parque vehicular de la provincia de Buenos Aires representa el 38% de los vehículos y el 28% de las motos que circulan por el país y, según datos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), casi 5 millones y medio de bonaerenses cuentan con una Licencia Nacional de Conducir vigente.
“La provincia de Buenos Aires es un territorio muy grande, no se puede generalizar porque hay ciudades que están más comprometidas que otras con la seguridad vial. No es lo mismo el Conurbano bonaerense que las ciudades del interior, pero hay falencias porque también faltan recursos económicos”, indicó Isoba. “Los alcoholímetros cuestan dinero, hay que capacitar a la gente que hace controles de alcoholemia, porque no es cuestión de poner la pipeta y listo, pueden dar falsos negativos si se hace mal el control. Tenemos ese problema como regla general. ¿Es reversible la situación? Claro, pero hay que tomar la decisión política de poner todos los recursos para optimizar”, recalcó.
“El problema con la Ley de Alcohol Cero es el mismo de la Ley de Tránsito en general, dónde están los controles, a cuántas personas han sancionado por beber y conducir o por exceder la velocidad, la gente sigue saliendo a cenar, a bailar, los jóvenes y los grandes, después se suben a la moto o se suben al coche y si no les pasa nada naturalizan la acción”, remarcó.
Experiencia, aprendizaje y conducta
“¿Cómo nos movemos en el tránsito? Como nos movemos en la vida. Si bebemos y agarramos el auto y creemos que no nos va a pasar nada, que vamos en el auto un poco más rápido porque queremos llegar antes y no pasa nada, porque el auto da y no nos pasa nada, se crea una conducta. Esto genera un aprendizaje de probabilidades, como decimos los psicólogos: aprendemos en función de la experiencia”, explicó Isoba.
“Un chico joven comienza a conducir, con cuidado, con temor, y con el tiempo va relajándose y va tomando conciencia. La conducción es una acción compleja, pero está bastante automatizada, entonces ese chico empieza a hacer lo que le parece conveniente. Si quiere llegar antes aprieta el acelerador, y si no hay ningún control no pasa nada. Este aprendizaje de probabilidades es un hecho subjetivo y se apoya en lo social, si el resto de la gente hace lo mismo, se reafirma como conducta”, indicó.
Para cerrar, reflexionó: “¿Quién puede cambiar esta realidad? La ley efectiva en calles y rutas. Con los más chicos hay que trabajar en la concientización, pero lo más importante es que la ley esté presente en las calles y rutas. Los siniestros de tránsito no son una fatalidad, no es ‘me tenía que tocar a mí’, tienen causas precisas y se pueden evitar”.
Para agendar
La Asociación Civil Luchemos por la Vida lleva más de 30 años trabajando en la temática de la seguridad vial. A través de su página web se puede establecer contacto para convocatorias, charlas en escuelas y en empresas. Sitio web: Luchemos por la Vida.
El próximo miércoles 22 de mayo a las 17.30 se realizará vía plataforma Google Meet el Coloquio Virtual Iberoamericano “Leyes que salvan vidas, reducción a 30 km/h en calles”. Inscripción: por mail a info@luchemos.org.ar.
Por Ana C. Roche, de la redacción de DIB