El equipo del Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres” logró un hallazgo al que catalogó como “asombroso”, por la importancia de las piezas encontradas y el estado general de la escena, que permite recrear cómo eran algunas interacciones entre especies y su hábitat hace miles de años.
Los especialistas encontraron una estructura que, por sus características, se asemeja a una pequeña madriguera prehistórica, con los restos de un guanaco juvenil en su interior, que presentaba además fracturas y marcas de dientes en sus huesos, que evocan directamente a sus posibles depredadores, posibles habitantes reales de la cueva.
El hallazgo se produjo en una vieja cantera ubicada en un campo propiedad de la familia Peters, en la localidad de Ingeniero Moneta, partido de San Pedro.
“Lo primero que vimos en el terreno fue una astilla de hueso fósil que nos dio la primer pista. Al excavar el lugar, empezamos a notar que allí había numerosos fragmentos de distintos elementos esqueléticos de un guanaco de corta edad. Fragmentos del cráneo, las mandíbulas, muchos pedacitos de las extremidades y varias costillas. Era sólo una parte del esqueleto pero todo parecía triturado”, indicó José Luis Aguilar, Director del Museo y miembro de la expedición. “Al pasar los días empezamos a notar que todas las piezas fósiles estaban diseminadas en un área muy reducida, como si estuviéramos en el piso de una cueva. Y efectivamente, así lo terminamos confirmando al finalizar la excavación”, aseveró.
De acuerdo a las primeras estimaciones realizadas por el equipo, el lugar tenía unos 2,80 meros, hacia adentro, y un ancho de unos 2 metros con una entrada o ingreso, más reducida. Asimismo, según consignaron desde el museo en un comunicado, todos los huesos astillados del guanaco estaban depositados en esa especie de “palangana ovalada” y cubiertos por un antiguo barro color verdoso que, probablemente, era consecuencia de alguna lluvia fuerte o inundación.
“Cuando empezamos la preparación de todos los fósiles recuperados y a analizarlos detenidamente, empezamos a observar marcas y fracturas que pueden ser vinculadas al accionar de un mamífero carnívoro o carroñero, posiblemente un félido o cánido de pequeño tamaño. Claramente, comprendimos que habíamos descubierto lo que pudo haber sido el refugio de un animal que había llevado partes de un guanaco muerto en los alrededores para consumirlo. Al haber restos de un solo animal y no una acumulación de varios, creemos que pudo haber sido una madriguera de crianza transitoria que luego de unos días fue desocupada, quedando los restos del guanaquito, en su interior”, apuntaron sobre la escena hallada.
Estudio en detalle con especialistas de la UNS
Los materiales hallados están siendo estudiados por el doctor Rodrigo Tomassini y su equipo, desde una perspectiva tafonómica. Tomassini es investigador del INGEOSUR (CONICET)-Universidad Nacional del Sur, de Bahía Blanca.
El especialista indicó que “el análisis tafonómico de la asociación en su conjunto, así como de cada resto en particular observando las características de todas las marcas presentes, y del contexto sedimentario en el que se recuperaron, nos permitirá interpretar el origen de la acumulación y evaluar entre distintos mamíferos los posibles productores. Este tipo de hallazgo no es para nada habitual en el registro fósil de nuestro país y resulta de gran interés por la información que puede aportar sobre las relaciones tróficas del Pleistoceno medio”.
El equipo que logró el hallazgo estuvo conformado por José Luis Aguilar, Walter Parra, Javier Saucedo, Julio Simonini, Jorge Martínez y Augusto Moleón. (DIB) ACR