El dirigente radical participó del Ciclo de Entrevistas organizado por estudiantes de la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA) – Críticas a Javier Milei – La crisis que atraviesa el radicalismo – Y la propuesta de un gobierno de unidad para una nueva etapa
Federico Storani participó de una conferencia de prensa organizada por estudiantes del Posgrado en Periodismo de Investigación que la Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA) organiza junto a la Universidad del Salvador (USAL), en la que fue muy crítico de la figura de Javier Milei. «Hay un movimiento global de derecha pero a nosotros nos tocó el peor, el más soez, el más ignorante y el más bruto. El que presume ser el más inteligente e instruido pero no lo es. Y el que tiene temas personales, serios y graves, de su primera infancia y por maltrato en su juventud.”, declaró.
El dirigente radical también se refirió a los problemas que atraviesa la UCR. «Mi partido está atravesado por una crisis. Nosotros hemos tomado una medida que me parece muy positiva, muy buena, muy sana, que es desafiliar y apartar a aquellos que han traicionado y claudicado nuestros principios. Nosotros hemos empezado la purga necesaria para que el radicalismo sea un partido como lo deseaba Raúl Alfonsín, y nosotros compartíamos: una fuerza socialdemócrata moderna que sirva a la democracia», destacó Storani en el Ciclo de Entrevistas a cargo de Rodrigo Lloret, director de Perfil Educación y rector de la USBA, la universidad del Grupo Perfil.
– ¿A qué atribuye el actual estado del radicalismo?
– Es el estado, en general, de la sociedad argentina, que atraviesa muy particularmente a los partidos políticos y a su sistema. Una cosa que digo, sin sectarismo alguno, es que ojalá se tratase únicamente del radicalismo, puesto que se resolvería de alguna manera mucho más sencilla. Pero atraviesa a toda la sociedad. Mi partido está atravesado por una crisis. Nosotros hemos tomado una medida que me parece muy positiva, muy buena, muy sana, que es desafiliar y apartar a aquellos que han traicionado y claudicado nuestros principios. Nosotros hemos empezado la purga necesaria para que el radicalismo sea un partido como lo deseaba Raúl Alfonsín, y nosotros compartíamos: una fuerza socialdemócrata moderna que sirva a la democracia. Esperemos que otras fuerzas hagan lo mismo, porque también está lleno de peronistas este gobierno. A saber, todo el menemismo. También están los gobernadores de Catamarca y Tucumán, que están apoyando con sus diputados a los proyectos que empuja Javier Milei. También está Daniel Scioli, que ha sido dos veces gobernador de la provincia de Buenos Aires, vicepresidente de la nación y candidato a presidente de la nación por el justicialismo.
– Alfredo Cornejo, Luis Naidenoff y Luis Petri, por nombrar algunos, se manifestaron en contra de apartar a los radicales díscolos. ¿Qué les responde?
– El radicalismo siempre ha tenido distintos sectores, algunos más conservadores y otros más progresistas. Así surgió el partido, con divisiones como personalistas y antipersonalistas, concordancia e inconcordancia, Intransigencia y Renovación, y luego Renovación y Cambio con Alfonsín. La Coordinadora, en la que el hablante participó, es otro ejemplo. El problema actual no es de intolerancia, sino de falta de disciplina y ética. El proyecto del radicalismo buscaba recomponer los haberes jubilatorios, tratándose en comisiones con asesores, quienes demostraron que no comprometía el equilibrio fiscal ni la gobernabilidad. Sin embargo, algunos diputados que lo defendieron con discursos encendidos cambiaron su voto, y se ha revelado que hubo prebendas involucradas, como el caso de Pedro Galimberti, quien renunció para que una diputada del PRO tomara su lugar y asegurara el apoyo al veto, siendo recompensado con un cargo en el Ente Binacional Salto Grande. Muchos de los que votaron en contra terminan su mandato el año próximo y priorizan intereses personales, buscando integrar futuras listas de La Libertad Avanza. Ante tales conductas, yo creo que deben ser sancionados. Petri, siendo parte del Gobierno, actuó por cuenta propia sin autorización, al igual que Cornejo, quien pasó de ser kirchnerista a estar en las antípodas, lo que el hablante considera oportunismo. Este grupo recalcitrante y conservador incluye a Valdés, Cornejo, Sanz, Abad y Petri. Yo me identifico con un radicalismo más popular y militante, como el de Martín Lousteau, los sectores juveniles, universitarios y la Organización de Trabajadores Radicales y lo sectores liderados por Manes.
– ¿Cómo define usted a Javier Milei?
– Producto de las últimas elecciones, tenemos como emergente lo que yo catalogo como representante de un partido conservador con sesgos fuertemente autoritarios, o bien, un embajador de la extrema derecha. Eso se debe a una concurrencia de factores. La política cimenta su prestigio sobre la base de la ejemplaridad, un pilar fundamental en la vida política de las democracias liberales, y faltó mucha ejemplaridad. También fue por la falta de respuestas a demandas que la sociedad realiza. Cuando no hay ejemplaridad ni eficiencia, se gesta un cóctel explosivo que termina con un emergente como el que hoy tenemos en el gobierno. Es por eso que yo creo que una sociedad fragmentada, rota, con mucha bronca, legítima en muchos casos, votó un emergente de estas características. Cualquiera que lea Steve Bannon, verá que ya en aquel entonces señalaba con muchísima elocuencia, que había que intoxicar de mierda todos los medios de comunicación y las redes, porque eso era lo que tenía que predominar. No es el único caso. Vemos a Orbán en Hungría, vemos a Meloni en Italia, vemos a Marine Le Pen en Francia. Y vemos en las elecciones del Parlamento Europeo un auge de la extrema derecha. Es lo que nos está tocando por esta época. Hay un movimiento global de derecha pero a nosotros nos tocó el peor, el más soez, el más ignorante, el más bruto. El que presume ser el más inteligente e instruido pero no lo es. Y el que tiene temas personales, serios y graves, de su primera infancia y por maltrato en su juventud.
– Usted habló de los problemas que enfrentó Milei en los primeros años de su vida. Un antecedente que, para algunos críticos, le ha dejado secuelas psíquicas. ¿Usted cree que Milei es apto para gobernar en la Argentina?
– Eso no lo sabría responder porque ni siquiera nosotros sabemos si somos idóneos, como pide la Constitución. Como señalaba, Javier Milei no es ni muy muy ni tan tan. Mucha gente le atribuye los malos modos a la personalidad de Milei; semejante a lo que se denomina como teoría subjetivista. Yo no creo que sea tan así. También inciden factores sociales, económicos, y políticos. Sobre todo, tiene un odio especial hacia las mujeres. Tiene su genio muy marcada. Del mismo modo que cultiva mucho algunas cuestiones de violencia. Milei era maltratado por su padre, y también por su madre. Cuando tenía exámenes lo presionaban, y le decían que lo estudiaba en una porquería. La cercanía que tiene con su hermana se debe a que encontró cierto amparo en ella. Cuando le preguntan si prefiere a las personas o los perros, él dice clara y enfáticamente que a los perros. En sus perros vuelca su mayor afecto. Está en su derecho, pero también tiene una conformación ideológica. Se sustenta en algunas teorías desde el punto de vista político económico muy vulnerables, como la Escuela Austríaca. También la doctrina de Milton Friedman, el neoliberalismo. A propósito de Friedman, una periodista canadiense Naomi Klein hace más de veinte años que teorizó sobre la doctrina del shock. Para aplicar hasta las últimas consecuencias las medidas neoliberales es necesario un shock, y el primer efecto del mismo es la paralización. Por miedo. El mayor temor que hoy aparece es, esencialmente, a perder el trabajo. Entonces, esta situación es lo que estamos hoy padeciendo. Por lo tanto, hay una concurrencia de factores. Hay algunos rasgos de personalidad, aquí el subjetivismo y también hay factores económicos, sociales, y planes que no tienen nada de nuevo.
– ¿Qué pensaría Raúl Alfonsín sobre un presidente como Milei?
– Vale la pena recordar que Milei hace un rechazo absoluto de lo que se se denomina el pacto o consenso democrático. Él y su vicepresidenta, Victoria Villarruel. A nosotros nos costó muchísimo consolidar las bases de ese pacto democrático con el Juicio a las Juntas militares. Hace poco se conmemoró un nuevo aniversario de la entrega del Informe del Nunca Más, por parte de Ernesto Sabato a Alfonsín, un documento que sirvió de base a la acusación fiscal que llevó adelante Julio César Strassera. Tras haber recuperado la democracia, luego de una durísima dictadura, creo yo que Alfonsín no se hubiera imaginado lo que estamos viviendo hoy. De haber tenido la oportunidad de vivir, Alfonsín estaría al lado nuestro. No tengo ninguna duda. Él nos dejó un legado, su discurso de Parque Norte, tal vez, su última contribución ideológica se refirió a la democracia participativa, fuertemente participativa. A la ética de la solidaridad. Al cuestionamiento a la reforma del Estado, que no era sino pura privatización. Por supuesto, también el anclaje dentro del esquema socialdemócrata moderno. Ese discurso de Parque Norte está plenamente vigente para nosotros.
– Hace poco usted dijo estar trabajando en un frente anti Milei. ¿Qué fuerzas lo compondrían?
– Yo estoy nucleado en algo que se llama Foro por Una Nueva Democracia. Nuestra primera reacción fue incluso antes del advenimiento del gobierno de Milei, para repudiar el discurso de odio, porque eso empezó mucho antes de que llegara Milei. El discurso del odio, de la intolerancia, de la falta de respeto. La legitimidad democrática es indivisible. Vale tanto para un diputado, como para el propio presidente. La democracia además de ser una forma legítima de constituir un poder como mediante la expresión de la soberanía popular también es un concepto indivisible. De hecho, la Argentina ha cambiado con bastante frecuencia. A veces elige a unos, a veces elige a otros. Se alternan en el ejercicio del poder. Por lo tanto, la pluralidad democrática debe ser estrictamente respetada.
– ¿Su espacio estaría dispuesto a unirse con otras fuerzas?
– Yo creo que hay que tomar algunas experiencias, unas demostraciones empíricas de lo que se ha hecho en momentos de agravada crisis institucional. Como fue la experiencia de la salida de la crisis del 2001, donde hubo dos grandes actores políticos. Raúl Alfonsín, por un lado, pero también Eduardo Duhalde. Fue posible establecer un gobierno de coalición, que inauguró un periodo virtuoso a partir de la salida de la Convertibilidad, que abrió lugar al crecimiento de la economía: primero con Remes Lenicov y posteriormente con Roberto Lavagna. Fue el último periodo de crecimiento importante de la economía. Por lo tanto, eso es posible. Me refiero al justicialismo, que ideológicamente también es anti Milei. Yo no creo que haya que perder la identidad. Cada uno debe conservar su individualidad. Eso no es incompatible con que podamos tener líneas convergentes, nosotros abrevamos de un pensamiento socialdemócrata moderno. Existen muchos sectores del peronismo, también de origen popular, que abrevan un pensamiento socialcristiano. Debemos tener puntos de coincidencia y encontrar denominadores comunes para que esos luego se conviertan en políticas de Estado, y dotarlas de carácter institucional. Entre las propuestas que yo he hecho en su momento está la creación de un Consejo Económico y Social constituido por los trabajadores, por los empresarios, por los diferentes credos religiosos, por las universidades nacionales, por diferentes movimientos y actores sociales. De este modo surgen los denominadores comunes para elevar al Parlamento, y así lograr políticas de Estado legítimas. Por ley. Esto es lo que al menos muchos de nosotros estamos trabajando. No es fácil. No es sencillo. Hay que defender. Hay que vencer muchos prejuicios que todavía existen de todos lados, y hay que tratar de construir con amplitud. Del desastre que va a dejar este tipo se va a salir con un gobierno de unidad nacional.
– ¿Por qué tantos sectores populares votaron al supuesto emergente?
– Milei se presentó cómo abanderado del cambio. El cambio es un concepto neutro. Puede ser positivo o negativo, pero es neutro. Este cambio es muy negativo. Se le suele malatribuir lo novedoso al cambio. Esto no es nuevo, este mismo plan ya se ensayó con Martínez de Hoz en el año 1976. Le corren un punto, le ponen una coma, y es el mismo discurso de Martínez de Hoz con la dictadura. También se ensayó con Menem-Cavallo, con la convertibilidad. También se ensayó en buena medida con Macri. La única autocrítica que hizo Mauricio Macri con Vargas Llosa, que las cosas se hicieron gradualmente. En esta oportunidad se hace de manera brutal e inhumana, mediante el shock. Y lo están llevando adelante de esa manera, pero yo hago un mal pronóstico de este gobierno.
– Agradecemos su participación en este Ciclo de Entrevistas con estudiantes de la Universidad del Sur de Buenos Aires y le damos la posibilidad de cerrar con un comentario final.
– Estamos viviendo un proceso de recesión muy agudo casi de depresión económica y la inflación se mantiene a lo largo de cuatro meses consecutivos por sobre el 4%; lo cual es muchísimo para el nivel de recesión que atraviesa la sociedad argentina. Por lo tanto, la resistencia desde el punto de vista social y político va a ir creciendo. El péndulo va a ir volviendo y nos va a dar una oportunidad. Tenemos que aprovecharla para hacer una cosa mucho más significativa, igualitaria, y justa para nuestro país. Hay que estar muy atento en estos días. Estoy convencido que el péndulo viene volviendo. Los ciclos pasan, y en este momento van a pasar muchísimo más rápidamente. Creo yo que la popularidad de Milei se va a ir desgastando muy rápidamente porque afecta muchos intereses. Javier Milei no ha tenido éxito, ni aún en aquellos puntos donde se decía más fuerte como el tema económico.
Luciano Iván, Paola Ramirez, y Nicolás González
Estudiantes de la Facultad de Comunicación
Universidad del Sur de Buenos Aires (USBA)
(Fuente: Perfil)