Sr. Director
Escribo en momentos en los cuales considero que estamos transcurriendo una etapa de destrucción inédita del país, pensado el mismo como el conjunto de presentes y futuros de sus habitantes.
A mi entender, no solo abarca lo económico, lo educativo, lo social y lo ambiental, sino que también alcanza a su histórica identidad como pueblo y Nación.
Resulta incomprensible (entre muchas otras) la resolución de la “pareja presidencial Milei” en abandonar la tradicional política de neutralidad argentina en los conflictos bélicos, lo cual nos acerca a una peligrosidad injusta para todos y todas.
Además, pretenden alejarnos de nuestra lograda identificación con los Derechos Humanos, la cual es reconocida mundialmente.
Ahora los “Mileis”, van por los valores de la construcción colectiva y la solidaridad entre los argentinos.
Pretenden desde el gobierno nacional que nos volvamos individualistas, egoístas, “Mono emprendedores” y huérfanos de comunidades que organicen una política en común. Y me refiero a la política real. La única a mi entender. Aquella que solo responde y procura el bien común. Alejada de egos y mediocridades del ombligo propio. La antítesis de la A-Política del gobierno nacional.
No hay que equivocarse. Sólo procuran la destrucción del bien común a través de las debilidades que exhibe la política del hoy. Si así no fuera, no reprimirían obreros, estudiantes y hasta jubilados. Lo que estamos viviendo No Es Democracia. Un acceso legítimo a través de los votos, no habilita a la destrucción cotidiana de lo común, de lo identitario, de la soberanía del país y de los derechos de los ciudadanos y ciudadanas que lo habitan.
Nos quieren convencer bajo la hipótesis de Steve Bannon (un ex asesor de Trump condenado por violencia y promotor del recordado asalto a la Casa Blanca por delincuentes disfrazados de búfalos) de que hay que “inundar todo de mierda” (SIC) para hacer que en la política todos, todas y el todo parezca la mismo y sea repugnante. Pero los que creemos que la política es el camino a la verdadera construcción en sociedad, no solo no somos iguales, sino que también respetamos nuestras diferencias honestamente expuestas. No le deben caber dudas ni a Trump, ni a Bolsonaro ni a los “Mileis”, que también estamos dispuestos a defender la construcción en común de nuestros derechos, persiguiendo el bien de las mayorías populares y no de los simples acumuladores de capital. Y también deberán tener en cuenta lo que algunos y algunas pensamos en coincidencia con un referente gremial histórico como Ricardo Pignanelli (Sec. Gral. SMATA), quien en la UTN de Haedo expresaba que no debíamos dejar que se apoderen de las palancas de desarrollo en común que aún disponemos. Suelos fértiles, agua potable, energías alternativas, recursos renovables y no renovables y los recursos humanos capacitados, todo lo cual constituyen los elementos suficientes y necesarios (palancas del desarrollo nacional según sus palabras) para construir un país con pleno empleo para sus 46 millones de habitantes, creciendo en paz y con justicia social.
También comparto su temor de que si no somos lo suficientemente inteligentes y generosos entre quienes pensamos similar, tendremos que resignarnos a “perder el último tren histórico” para la construcción del país que anhelamos y merecemos.
Dr. Oscar A Ruiz
Investigador CONICET
Profesor UNSAM