Se trata de una asociación ilícita dedicada a vaciar cuentas bancarias a través de un virus informático. Se logró individualizar a los once integrantes de la banda que en el país era liderada por un joven de 24 años de Mariano H. Alfonzo.
La Justicia desbarató la célula argentina de una organización criminal internacional dedicada a vaciar las cuentas bancarias de personas a través de un virus informático. Una larga investigación logró individualizar a los once integrantes de la banda que en el país era liderada por un joven de 24 años de la localidad de Mariano H. Alfonzo, partido de Pergamino.
De acuerdo con el diario La Opinión, el fiscal Nelson Mastorchio indagó a tres de los integrantes de la banda para imputarles el delito de “Asociación Ilícita y Defraudación Informática reiterada”, que tiene un máximo de diez años de prisión. El máximo líder es un brasileño que tiene orden de captura de Interpol y es quien acumula el mayor porcentaje de dinero obtenido por la célula local, estimado en más de 110 millones de pesos.
La banda tenía una organización piramidal. La base eran todas las víctimas a quienes lograban instalarle un virus informático en sus ordenadores y así acceder a las claves bancarias. En el segundo escalón estaban los “prestacuentas”, cuyos nombres e identidades fueron usados para obtener CBU bancarios adonde transferir el dinero y girarlo al padre y al hermano del joven de Alfonzo. Este y sus dos familiares se encargaban de convertir el dinero en criptomonedas que luego derivaban como activos al líder brasileño en lo más alto de la pirámide criminal, consigna La Opinión.
La maniobra se hacía con mucha celeridad y entre que despojaban del dinero a las víctimas de las cuentas, hasta que llegaba la ganancia a Brasil, podían pasar no más de veinte minutos. Cada eslabón de la cadena tenía su porcentaje de ganancia y el máximo dividendo se giraba al jefe brasileño.
La investigación se desarrolló con la denominación de Copacabana porque el máximo líder reside en la zona de esa conocida playa de Río de Janeiro.
José María Cifuentes, funcionario judicial de la Fiscalía encargado de la oficina de Cibercrimen, explicó que “Grandoreiro” era el virus troyano utilizado para acceder a las cuentas bancarias en las computadoras de las personas damnificadas. “‘Grandoreiro’ es un virus troyano que se puede llegar a descargar en una computadora de cualquiera de nosotros que no tenga antivirus pago. Al no contar con una protección en el ordenador, el virus queda instalado en forma pasiva. En el momento en que la víctima ingresa a una página bancaria, real, no clonada, el virus interpreta que está entrando a una cuenta bancaria y se activa. Y de esa manera le pide usuario contraseña y token. En ese momento se apaga la computadora, o se tilda y el usuario la tiene que apagar. En ese interín es que acceden al home banking de la persona damnificada y la despojan del dinero”, describió el funcionario judicial, en diálogo con La Opinión.
La causa se inició el 30 de diciembre de 2023, cuando un ciudadano de Buenos Aires advirtió que le habían sacado 500 mil pesos. La causa pasó a la Fiscalía de Pergamino cuando determinaron que el cabecilla realizaba el ardid desde su residencia en la localidad de Mariano H. Alfonzo”, contó Cifuentes. En marzo del año pasado recibieron la causa y al mes siguiente allanaron la morada del principal sospechoso.
Desde su residencia en Copacabana, el brasileño denominaba a los integrantes de la célula argentina como “Los Chicos”, quienes infectaban las computadoras de las víctimas. “Una vez que ingresaban a las cuentas: la plata se transfería de las cuentas de los damnificados a los “prestacuentas” que eran los operadores según los nombres que se dan en la organización. Estos miembros de la banda se quedaban con el 10% del producido de la maniobra y el resto era enviado al sujeto de Mariano Alfonzo. El joven de la localidad pergaminense convertía en criptomonedas la plata de la estafa, le enviaba el 70% a la cabeza en Brasil y se quedaba con el 30% que después distribuía entre su hermano y su padre”, reconstruyó Cifuentes.