El proceso de desinflación se revirtió este año. El salto del dólar y la suba de tarifas y combustibles derrumban las metas oficiales.
Las condiciones vulnerables de la economía doméstica y factores externos más adversos cambiaron el panorama en menos de un mes y obligaron a recalcular todas las previsiones con más pesimismo.
«La reciente suba del dólar repercutirá en la economía local, tanto en el plano nominal (inflación) como en el real (PBI). Por esto, corregimos la estimación de inflación para 2018 a la zona de 24 por ciento, siempre y cuando no haya nuevas sorpresas cambiarias», señaló un informe de la consultora Ecolatina.
El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, reconoció que «evidentemente, si el tipo de cambio se deprecia, algo de traspaso a precios hay» y anticipó que la inflación de mayo será «un poquito más alta que la esperada», aunque se mostró confiado en que va a ser «más baja que la de abril».
Desde enero de este año la inflación interanual superó el umbral de 25% y para abril y mayo se mantiene en esos niveles. Si la inflación de abril llega a 2,4%, el acumulado interanual alcanzará el 24,8 por ciento. Y si en mayo se sitúa en un 2%, el acumulado de 12 meses regresará a 25,7%, pues en mayo de 2017 la inflación había sido solo de 1,3 por ciento.
En cualquier caso, el proceso de desaceleración de la inflación, que tocó un piso de 21,6% anual en julio de 2017, quedó interrumpido hace unos diez meses.
LOS PRECIOS SE DUPLICARON
Desde que Mauricio Macri asumió la Presidencia la inflación acumuló un 100 por ciento. Para este cálculo se toma en cuenta una inflación del 3,8% en diciembre de 2015, según el índice Congreso, el 40,3% de inflación acumulado en 2016 según este indicador, otro 24,8% en 2018 medido por el INDEC, y un 6,7% en el primer trimestre de 2018. Para abril las consultoras estiman el incremento general de precios en un promedio de 2,4%, y una tasa cercana a 2% en mayo. El dato oficial de abril se conocerá el 15 de mayo próximo.
Es cierto que en el primer tramo del mandato la economía padeció la inercia inflacionaria que venía de la gestión anterior, por la emisión de moneda y los contratos pendientes de dólar futuro, que significaron una enorme masa de pesos que debió emitir el Banco Central bajo la conducción de Federico Sturzenegger.
Se añadió el atraso cambiario y tarifario, cuya reversión obligó a una pronunciada devaluación del peso para salir del «cepo» y una inflación muy elevada más allá de la absorción de liquidez a través de las LEBAC. Además, la voluminosa colocación de deuda en los mercados del exterior demandó la emisión de pesos del BCRA para comprarle esas divisas al Tesoro, que luego se volcaron a la economía a través del gasto público.
«En el corto plazo, nuestro escenario base es que la inflación se desacerará ligeramente en mayo, pero el pass through del alza del dólar impedirá romper el nivel de 2% mensual y seguirá añadiendo riesgo de alza», refirió un informe de JP Morgan.
Un informe del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), dependiente de la UMET, refirió que «la inflación de los trabajadores fue del 2,9% en abril, acumulando un 26% en los últimos doce meses. En el primer cuatrimestre de 2018, la inflación acumulada fue del 10,0%».
IET decidió revisar su estimación de inflación para el año, «desde el 21% que había previsto cuando comenzó 2018 -cuando no se preveía una suba del dólar como la que efectivamente ocurrió en estos cuatro meses- a un 24,5 por ciento».
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