Si hay un ministro que ha sufrido desgaste en el gobierno de Mauricio Macri es José Aranguren. El ministro de energía fue quien movilizó los aumentos de tarifas que tienen en vilo al todo el país, a los gobernadores y a los intendentes.
Las estadísticas del propio ministerio contradicen a su titular y lo dejan expuesto. El ex CEO de Shell no da pie con bola, a su conocida explicación de porque no trae sus ahorros al país habrá que sumarle otra.
“En un mercado libre cuando hay una caída brusca del precio de los hidrocarburos desaparece la inversión, hay corrimientos en puestos de trabajo y desempleo en la actividad: es lo que pasó en el mundo” explicó Aranguren en 2016 para defender el aumento del precio de las naftas.
Las estadísticas muestran otra realidad. Según el Centro de Economía Política Argentina “entre diciembre 2015 y abril 2018 la evolución del precio de la nafta súper registra un aumento de 108,5%” y que encima “la producción de petróleo crudo en Argentina cayó de 84.613 metros cúbicos diarios en diciembre de 2015 a 77.281 metros cúbicos diarios al cierre de diciembre de 2017, lo que representa una declinación del 9% en el bienio 2016-2017”.
CEPA da cuenta también que las reservas de petroleo “comprobadas cayeron un 9,5% mientras que las reservas probables y posibles cayeron en 8,6% y 15,9% respectivamente” y que “las reservas de gas de Argentina, al igual que las de petróleo, reflejan una caída en 2016 respecto del año anterior. Las reservas comprobadas cayeron un 4% mientras que las reservas probables y posibles cayeron en 7,4% y 14,8% respectivamente”.
Pero lo más alarmante se da en el plano de las inversiones: “Las inversiones totales en el sector Upstream (exploración y producción) cayeron considerablemente en los últimos dos años. En 2017 se invirtió un 37,6% menos que en año 2015 en Argentina (tanto en gas como en petróleo)”.
Si bien es cierto que ha habido una caída en el precio internacional de los hidrocarburos, Aranguren defendía el aumento de precios indicando de que generarían mayor inversión. La realidad, y su ministerio, no parecen darle la razón.
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