Un acontecimiento que reunió a chicos de distintos puntos del país, bajo un denominador común: la música
Días atrás, por primera vez, Catamarca fue la anfitriona del Seminario de la Orquesta Infantil Argentina Manuel Belgrano, un acontecimiento único, que reunió a chicos de distintos puntos del país, bajo un denominador común: la música, señaló en un informe, que hemos utilizado como base de este artículo, la periodista Adriana Romero (Portal web El Esquiú).
Para adentrarnos en este mundo tan particular, señala la nota, dialogamos con María Graciela Calderón (Chascomús), miembro de la fundación del Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Argentina (Soijar); y Luis Castro (Catamarca), director de la orquesta Enrique Ocampo del programa Coros y Orquestas de la provincia.
María Graciela Calderón destacó que la fundación Soijar es “una organización sin fines de lucro, creada en el año 2005, a partir de la experiencia de la orquesta escuela de Chascomús -la primera del país, nacida por iniciativa de María Valeria Atela, hace 20 años- para capacitar las orquestas que ya existen y necesitan un rumbo para su crecimiento, o crear otras nuevas con la metodología denominada orquesta escuela. Es una propuesta que utiliza la música como instrumento de educación ciudadana y promoción humana de cada uno de los niños y jóvenes que ingresan a nuestros proyectos y en muchos casos, incluso, sus entornos familiares. Un verdadero trabajo de transformación social muy fructífero cuyos logros son visibles y por eso es muy reconocido”.
Sobre la proyección de la propuesta, afirma que “desde la fundación tenemos orquestas referentes, que desarrollan esta metodología en los distintos lugares, y orquestas asociadas participantes, que van a algún evento en particular, pero no a todos. Por ejemplo, Luis es nuestro referente porque hace muchos años viene desarrollándose en esta metodología, y estamos trabajando muy fuerte para que en Catamarca todos los niños puedan tener estas posibilidades”.
Al respecto, Luis Castro, que estuvo en Chascomús donde vivió en carne propia esta metodología maravillosa e hizo una diplomatura de la fundación Soijar en convenio con la Universidad de San Martín para luego volver a Catamarca a multiplicar, destacó que “en la orquesta catamarqueña se han juntado todas las orquestas del programa: Enrique Ocampo, San Jorge y Santa Lucía de Siracusa, esta última con una fila de bronces muy especial, porque también están integrados chicos ciegos y disminuidos visuales”.
Para el joven profesor de violín formado en esta metodología, “es un orgullo enorme que podamos tener un seleccionado infantil y juvenil, una de las primeras veces que Catamarca tiene un semillero tan grande. Es una orquesta con un total de 50 chicos que están formándose fuertemente todos los días”.
Valores para toda la vida
La referente nacional pone el acento en los valores, que constituyen el eje de la formación centrada en la persona, tales como “la solidaridad, la disciplina, el compañerismo, entender cuándo uno es protagonista y cuándo mi protagonismo es el silencio para que el otro se destaque. Esto es muy valioso porque aunque los chicos no sean músicos son excelentes profesionales de lo que eligen, trabajadores de los oficios que eligen, excelentes madres y padres de familia. Nosotros somos orgullosos mamás y papás al ver cómo se transformaron, cómo se superaron”.
Calderón describe el trabajo socioeducativo que despliegan a partir de la implementación del programa.
“Trabajamos en la mayoría de los casos con población vulnerada en sus derechos, en un 80 por ciento de los chicos los vamos a buscar, elegimos un barrio, una escuela compleja, un comedor, con constituciones de violencia o de extrema pobreza, y el otro 20 por ciento lo dejamos para la inscripción abierta. En la mayoría de los casos, los chicos están vulnerados”, relata María Graciela.
Y completa su visión, señalando que “desde el primer día se les enseña una nota y ese mismo día tocan en la orquesta, sin conocimientos musicales previos, todos arrancan juntos. No importa de dónde venís ni cómo te vestís, se hacen amigos, y tenemos las experiencias más hermosas de integración, no sólo la experimentan ellos sino que lo dicen”.
Escuelas de ciudadanía
Desde esta perspectiva, las orquestas “son escuelas de ciudadanía, porque si todos en la política, en cada lugar donde trabajamos nos diéramos cuenta de lo importante que es el trabajo en equipo, como hacen los chicos, que se miran, afinan y hasta que no están todos en la misma sintonía, si no dieron todos la nota justa, no arrancan, imagínate qué fácil sería todo”, expresa.
Resalta que “lo que uno recibe lo traslada a su proyecto, eso también es parte de cómo trabajamos, no es formación individual sino crecimiento personalizado, pero siempre paralelo al crecimiento colectivo”.
Violinista chascomunense
Valentina Santiago tiene 15 años y pertenece a la orquesta escuela de Chascomús.
“Estoy en el grupo desde hace cuatro años. Llegué a la orquesta porque iban por los colegios y unas amigas ya concurrían. Así empecé”, cuenta.
“Ahora toco el violín, cuando empecé tocaba la viola. Me gusta mucho, la mayoría de mi tiempo lo paso con el violín” Para mí, la música es todo”.
“Venir acá es muy importante, cuando nos vemos nos contamos todo lo que pasó”, dice sobre la vinculación con sus compañeros.
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