El diputado nacional criticó la estrategia política de la mesa chica de Cambiemos y la comparó con el comportamiento de la ex presidenta Cristina Kirchner durante su gestión.
Martín Lousteau enfrenta a inicios del 2019 la misma encrucijada que debió sortear en la campaña para las elecciones legislativas de 2017, cuando renunció a su cargo de embajador argentino en Washington: definir si el rumbo de su espacio, Evolución, será dar pelea interna dentro del frente Cambiemos o, caso contrario, plantear una alternativa por afuera del oficialismo.
«Me encantaría ver a muchos dirigentes construyendo un núcleo muy fuerte socialdemócrata, de izquierda moderna dentro de Cambiemos; no se si eso va a ocurrir porque no veo esa vocación en Cambiemos», reconoció el ex ministro de Economía en esta entrevista con Infobae en donde, además, habló de una posible convergencia con Ricardo Alfonsín, Miguel Lifschitz y Margarita Stolbizer, cuestionó la política económica de oficialismo y explicó su pedido para volver a instancia de comisión la ley conocida como «anti barra bravas» que impulsó el Gobierno en sesiones extraordinarias de Diputados.
¿Por qué se opuso a debatir en el recinto la ley «anti barras»?
Nadie se opuso a que debatiéramos nada, todo lo contrario. Hubo un proyecto de ley con el cual todos teníamos diferencias con el contenido, todos los diputados, pero estábamos de acuerdo con que necesitamos una ley para que sea un instrumento de la lucha contra los barras. De hecho la Cámara de Diputados aprobó por 201 a 3 abstenciones la ley en general, pero después hay que debatir artículo por artículo el contenido especifico de los instrumentos que le vamos a dar al Ejecutivo para poder combatir a los barras como un elemento más, porque después tendrías que hacer otras cosas.
Entonces, cuando empezamos a puntar articulo por artículo había un montón de diferencias. Estamos tratando con materia penal y no pueden estar mal redactados La discusión se empezó a empantanar y muchos de nosotros, la enorme mayoría, hasta del bloque del oficialismo, pensábamos que no solo no estábamos legislando bien sino que era una suerte de papelón cómo estaba teniendo lugar la discusión.
¿Piensa que hubo utilización política por parte del Gobierno al presentar esta ley en extraordinarias frente a lo que había pasado en el Superclásico?
Hace mucho que la clase política responde espamódicamente a los problemas. En general, para todos los problemas en lugar de dar respuesta desde la gestión lo primero que hace es ‘saquemos una ley’ y yo estoy de acuerdo con que tenemos que tener una ley, con endurecer las penas, pero también es cierto que no podemos sacar una mala ley a las apuradas por un contexto; no es lo que tenemos que hacer como legisladores, no es lo que tiene que hacer la política.
¿Y qué medidas complementarias se pueden tomar en este tema?
No basta con la ley. Es un poco oportunista decir que con esta ley hubiésemos resuelto todo. Yo viví en un país que resolvió el problema de los hoolingans , que el Reino Unido, es una caracterización distinta del barrabrava, que en Argentina es una asociación criminal, delictiva, que tiene connivencia con la policía, con la política, con la justicia. Lo que veo es que en la provincia de Buenos Aires hay un combate un poco más fuerte de los barras que en la cuidad de Buenos Aires, y eso que tienen las mismas leyes y los mismos instrumentos. Si no hacés inteligencia criminal, si no haces la ruta del dinero, cada vez que detienen a un barra por un tema, generalmente tiene alguna relación con la política si es que no tiene un contrato en alguna dependencia en la administración pública.
¿Considera, como afirmó varias veces el presidente Mauricio Macri, que lo peor de la «tormenta» que afectó al país en materia económica ya pasó?
No me gusta caracterizar a los problemas de Argentina como un problema de tormenta; Argentina vive dentro de una tormenta. Me parece que es un problema de diagnóstico, porque hace muco que nos vienen ocurriendo las mismas cosas, a veces la tormenta se agrava , pero no es una lluvia pasajera. Argentina tiene problemas severos, se están manifestando hoy en una economía que no solo no crece sino que ahora cae, con inflación muy alta, un tercio de los argentinos en la pobreza, con un riesgo país que básicamente es la duda con respecto a la solvencia y capacidad del país para pagar su deuda que esta subiendo, con un dolar que subió un 100 por ciento en un año, ninguna de estas cosas es normal. No es una tormenta que vino del exterior sino que es una reacción de los extranjeros y de los argentinos frente a la incapacidad de la clase dirigencial de enderezar el rumbo de la economía y la sociedad argentina con un destino cierto.
Pero el Gobierno habló de factores externos, o de internos como la sequía que afectó al campo…
Cuando llueve, cuánto te mojás depende de dónde estés y qué hayas elegido llevar. Cuando uno mira los eventos internacionales a quien afectaron más, Argentina es el país más afectado, algo te tiene que decir. En segundo lugar, hay cosas que no tienen que ver con el mundo externo, como el nivel de inflación, caída de producto. Frente a la tormenta de la corrida cambiaria, el Gobierno tenía dos debilidades muy grandes, déficit fiscal muy alto y déficit de cuenta corriente muy alto. Esos dos problemas en Argentina no se corrigieron por vocación del Estado, sino en contra del Gobierno, lo que pasó es que fuiste forzado a devaluar, y con la devaluación pusiste retenciones que te mejoraron el frente fiscal , y el Gobierno estuvo peleando, perdiendo reservas para no devaluar. Entonces tenía un error de diagnóstico, de cuál era el tipo de cambio que debía convivir en la Argentina».
¿Piensa que el Gobierno, Macri y su mesa chica, tiene en cuenta las visiones críticas dentro del mismo espacio?
No veo que haya más apertura que antes, los que reclamamos que Cambiemos se tenía que abrir seguimos en el mismo lugar, pero también tenés miembros de PRO reclamando que el Gobierno se tiene que abrir y eso no pasa. Es una coalición que tiene que volver a tener una discusión interna que le permita a la sociedad elegir matices, reequilibrar diagnosticos y después, una vez que decide la sociedad, la coalición tiene la posibilidad de debatir internamente cómo eso se plasma en políticas públicas que todos tienen que apoyar.
Se viene uño electoral, entonces ve que la tendencia del oficialismo es a cerrarse cada vez más…
No veo síntoma de apertura a pesar de todas las dificultades que ha enfrentado el Gobierno y del mal año, y no veo esa vocación de abrirse a otros diagnósticos, de convocar para el futuro. Hubo un momento en que Cristina Kirchner dijo ‘si no les gusta nuestro gobierno armen un espacio político y ganen las elecciones’, eso mismo se lo escuché a (Juan José) Aranguren y a (Susana) Malcaorra cuando eran ministros. Eso te está indicando algo.
¿El objetivo para el 2019 será avanzar en un frente con Alfonsín, Lifschitz y Stolbizer o insistir para disputar la interna dentro de Cambiemos?
A pesar de que no estoy en Cambiemos siempre he dicho que debería ampliarse. Me encantaría a muchos de estos dirigentes construyendo un núcleo muy fuerte socialdemócrata, de izquierda moderna dentro de Cambiemos. No sé si eso va a ocurrir porque no veo esa vocación y a medida que Cambiemos se referencie en una sola persona, el presidente de la nación, es más chico de lo que podría ser, eso es algo que han señalado Monzó y Frigerio, y yo desde afuera.
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