Gianluca y Santino nacieron el 20 de septiembre del año pasado. Eran gemelos, cada uno pesaba 1,8 kilos, su estado general era bueno y podían respirar por sus propios medios. Recién el 22 de junio de 2019 estuvieron por primera vez en dos lugares distintos, separados. 44 profesionales de la salud trabajaron durante nueve horas en un quirófano de la Fundación Hospitalaria para dividir sus cuerpos: eran siameses isquiópagos, estaban unidos por el periné y compartían genitales, aparato digestivo y sistema urinario.
Se trató de una intervención quirúrgica sin precedentes en el país. La primera operación de separación de siameses tipo isquiópagos, uno de los tipos del nacimiento de bebés unidos por el cuerpo. Sus padres, Evelyn y Jonatan Figueroa, recibieron la noticia a los tres meses del parto en la primera ecografía obstétrica. Eran gemelos que estaban unidos a la altura de la pelvis.
Automáticamente consideraron el embarazo como de alto riesgo. Con 17 semanas de gestación, la obra social los derivó a la Fundación Hospitalaria, desde donde se hizo un seguimiento especial. Se realizaron interconsultas entre especialistas experimentados para que a la semana 22 del embarazo, la doctora María Junes le colocara un «pesario de Arabin» (dispositivo intravaginal) a la madre en procura de prevenir un parto prematuro y conducir la gestación a un parto programado sin complicaciones.
«Desde un principio, cuando nos enteramos que venían gemelos y siameses, fue algo duro, difícil de procesar. No sabíamos que iba a pasar con el embarazo», contó Evelyn, con Santino en brazos, al canal TN. «Después de recorrer varios lugares llegamos acá y nos atendieron muy bien. Me cuidaron muchísimo. Gracias a esos cuidados llegamos a las 34 semanas de embarazo, que nacieron ellos».