Juan González tenía 78 años y en su familia aseguran que no estuvo en contacto con nadie que haya viajado al exterior. Los vecinos temen por la cadena de contagio – Udaondo está ubicado en el partido de Cañuela a la vera de la ruta provincial 215, entre San Miguel del Monte y Brandsen
Juan González era peón rural y tenía 78 años. Su muerte, confirmada el martes, dejó en estado de shock a todo Udaondo, un pequeño pueblo de apenas 400 habitantes perteneciente al partido de Cañuelas, y encendió el pánico en las últimas horas al confirmarse que fue por coronavirus.
González es una de las dos víctimas fatales de la pandemia en suelo bonaerense que informó el jueves el ministerio de Salud. Los resultados de los estudios que se realizaron en el Instituto Malbrán confirmaron lo que en esa localidad a la vera de la ruta provincial 215 todos temían.
Si el virus doblega a metrópolis tan grandes como Nueva York, Madrid o París, qué podría hacer con este minúsculo paraje de apenas 20 manzanas. Esa duda le quita el sueño a la mayoria de sus habitantes.
La víctima, que vivía con su esposa, un hijo y un nieto a poco más de 500 metros de la estación ferroviaria, tuvo fiebre y fue visitada en el campo por trabajadores de la unidad sanitaria del pueblo, pero el domingo sus familiares decidieron llevarlo al hospital de San Miguel del Monte porque tenía dificultades respiratorias y desde allí fue trasladado al Cuenca Alta de Cañuelas, que es de mayor complejidad.
Si desde que se supo que el de Juan González era un caso sospechoso en las calles de Udaondo casi no había movimiento, por estas horas es poco menos que un pueblo fantasma.
Todos sus habitantes se vieron obligados a repasar rápidamente en su memoria si es que habían estado en contacto con algún familiar o persona cercana a la víctima.
Aún es un gran misterio cómo fue que González se contagió. En un primer momento se pensó que los dueños del campo podrían haber transmitido el virus cuando lo visitaron días antes para pagarle el sueldo, y hasta trascendió que habían regresado días antes desde Italia, pero desde el municipio de Cañuelas lo negaron.
El lema siempre vigente de «pueblo chico, infierno grande» se cumplió con creces, y las especulaciones y rumores corrieron en minutos por las no más de veinte manzanas de una localidad que por estas horas está virtualmente bloqueada.
Desde la delegación municipal trabajaron para rearmar rápidamente «el rompecabezas con cada uno de los movimientos y contactos que tuvo» la víctima y le aseguraron a Clarín que «todos están aislados», pero entre los vecinos se repiten las elucubraciones y también algunos cuestionamientos por considerar que no se activó el protocolo a tiempo.
Advierten que desde que lo llevaron al hospital de Monte y hasta que lo trasladaron a Cañuelas, sus familiares estuvieron en contacto con mucha gente del lugar.
Esta mañana llegó al pueblo María Delia Pené, epidemióloga del hospital de Monte y entrevistó a quienes estuvieron en contacto con la víctima y sus familiares. «La gente está asustada pero los aislamos a todos rápidamente», intentó llevar tranquilidad Emanuel Sáenz, el delegado municipal.
«Nadie, ninguno de sus familiares han tenido síntomas y están todos bien», insistió más tarde en declaraciones radiales al Grupo Tiempo Digital.
La muerte de Juan González es casi el único tema del que se habla en ese pequeño pueblo ubicado entre Monte y Brandsen. La posible cadena de contagio, las responsabilidades por la demorada activación del protocolo y ahora también la imposibilidad de salir para abastecerse como hacen habitualmente.
La provincia de Buenos Aires concentra, junto a la Ciudad, la mayoría de los casos confirmados de coronavirus, y en el Gobierno temen que el virus se propague velozmente cuando comience con fuerza la circulación comunitaria en las zonas más densamente pobladas.
Pero Udaondo, con apenas 400 habitantes y unas pocas familias, vive con pánico por la presencia cercana del virus que aterroriza al mundo. (Fuente Clarín – Por Gerardo Puig)