Hasta hoy, en el país se contabilizaban 1.975 casos de coronavirus. Según cifras del Ministerio de Salud, el número de infectados creció a razón de 6% diario durante la última semana y recién ayer se duplicaron los casos que se registraban el 30 de marzo. Cuáles son las razones y por qué una decisión inapropiada en este punto puede hacer que disparen los casos de manera abrupta.
El último reporte del Ministerio de Salud da cuenta de que en la Argentina los casos de coronavirus ascienden a 1.975 y que la cantidad de personas que arrojaron resultado positivo al test de COVID-19 creció un 6% diario durante la última semana.
El día 30 de la epidemia (lunes 30 de marzo) había 966 casos en el país, esto significa que llevó 11 días que se duplicara el número de infectados, lo que confirma -según expertos consultados por Infobae- que la curva de contagios en la Argentina “se estaría aplanando”. “El aumento promedio de casos de un día para el otro durante toda la última semana demuestra que la velocidad de crecimiento de contagio se mantiene constante y por esto no es exponencial”, tal el añorado objetivo de las medidas de contención y supresión que tomó el Gobierno nacional desde la aparición del primer caso en el país.
“Son muy pocos los países donde el número de casos se duplica cada más de siete días; el dato no hace más que sugerir que la curva está plana”. El médico neurólogo Conrado Estol analizó para Infobae un fenómeno en el que poco lugar queda para la especulación. “Aún haciéndose un testeo menor al que debiera hacerse por la cantidad de habitantes, la realidad indica que los centros de salud no tienen un gran número de infectados”, consideró.
Y tras señalar que “en Europa y los Estados Unidos tuvieron recientemente períodos en los que la cantidad de infectados y muertes se duplicaban en sólo uno o dos días”, Estol destacó que “por eso ahora en los Estados Unidos miran como un éxito que los casos se dupliquen cada ocho días, lo que sugiere que su curva puede empezar a aplanarse luego de un largo período de crecimiento exponencial con las graves consecuencias que se vieron”.
“Creo que en ese países como Nueva Zelanda, que tomó medidas similares a las que se implementaron acá, y en la Argentina se está demostrando que el gradualismo no funciona y que para frenar esta pandemia se debe reaccionar drásticamente con todos los recursos de aislamiento en forma repentina”, opinó Estol, quien enumeró los puntos de encuentro entre aquel otro territorio del hemisferio sur tan lejano al argentino, pero cercano en cuanto a las políticas ante este tema: “Cerraron las fronteras completamente el jueves 19 de marzo, el mismo día que acá se impuso el aislamiento obligatorio y decidieron aislar a toda la población durante cuatro semanas, que equivalen a dos ciclos de contagio (en la Argentina se cumplen el jueves 16)”.
Además, resaltó que en ese país “a los pocos días de declarar el aislamiento empezaron a notar que los casos curados superaban a las nuevas infecciones”.
“En general los casos se duplican cada 48 o 72 horas, lo que habla de que en la Argentina se está dando una curva de ascenso suave que, a diferencia de otros países, no tuvo hasta el momento un crecimiento exponencial”. Para el médico infectólogo Eduardo López, “eso es bueno y demuestra que el aislamiento está siendo efectivo”.
Sin embargo -según él- “para verificar esto y que sea sostenido en el tiempo, teniendo en cuenta que esta enfermedad se presenta en el 80% de los casos de manera leve, se debería testear más para saber cómo está circulando el virus en la comunidad, especialmente en los seis distritos donde se asume que hay circulación comunitaria, como son la ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense, Chaco, Córdoba, Santa Fe y Ushuaia”.
El médico que integra el comité que asesora al Gobierno en la emergencia sanitaria recordó la recomendación del director de la OMS de “testear, testear, testear y quedarse en las casas”. “Hay que testear más; estamos en 270/280 test por millón de habitantes y la cifra resulta relativamente baja si se compara con países como Chile o Uruguay”, insistió el infectólogo, para quien “detectar precozmente a las personas que presentan síntomas leves y aislarlos evita que esa persona siga contagiando a otras”.
Para él, “una manera de optimizar la cuarentena sería hacer más testeos para detectar asintomáticos y pacientes leves y aislarlos”.
En la misma línea se manifestó la médica infectóloga Paula Rodríguez Iantoro, quien destacó que en la Argentina se está “ante los primeros resultados de la primera cuarentena, que demuestra que se está teniendo una aparición estable de casos, que son alrededor de 100 o menos diarios”.
Sin embargo, para la coordinadora médica de Helios Salud, “esto puede tener el sesgo de no estar testeando todavía a todos los pacientes, dado que se va modificando la definición de caso sospechoso”. “Hace unas semanas, para ser sospechoso se necesitaba tener el nexo epidemiológico de haber viajado al exterior o estado en contacto con alguien que había llegado de viaje y a partir del 30 de marzo se considera caso sospechoso al paciente febril con signos respiratorios que resida o que se haya desplazado por las ciudades donde hay circulación comunitaria del virus (CABA, conurbano bonaerense, tres ciudades en Córdoba, Chaco, Ushuaia y Santa Fe)”.
“Entonces, al haber modificación de la definición de caso se va a empezar a testear más gente, y al testear más vamos a tener un número de casos mayor para dividir y ver realmente cuántos de los que testeamos son positivos -analizó la especialista-. En la actualidad estamos teniendo un 17/18% de positivos de todos los testeos, es decir que vamos a poder empezar a ver si realmente estamos pudiendo controlar la epidemia en la Argentina cuando tengamos menos del 10% de todos los testeos positivos”.
Para ella, “esto quiere decir que por ahora es muy temprano para sacar alguna conclusión; esto se va definiendo paso a paso, cuando cada una de las medidas van teniendo un impacto, que se ve a la semana o 15 días aproximadamente”. “Como vemos y creemos que las medidas están impactando bien creo que hay que seguir por esta línea; tomar una medida inapropiada en este momento puede hacer que suceda lo que no sucedió hasta ahora, es decir que aumenten exponencialmente los casos”, concluyó.
Tres razones que explican el comportamiento de la curva argentina
Con los datos sobre la mesa, para Estol es claro que las causas son «muy concretas y objetivas».
Para él, el aplanamiento de la curva que se observa en la Argentina “fue consecuencia de tomar la decisión de aislamiento físico el 19 de marzo en forma muy temprana comparado con todos los países del hemisferio norte. El acatamiento de esta medida, la higiene frecuente, la distancia física entre quienes salen, y el uso de máscaras caseras indicado a nivel nacional, son sin duda los factores que llevaron a alcanzar este difícil logro”.
«No hubo país en el mundo que haya instalado el aislamiento tan temprano como la Argentina”, sostuvo.
“Esas tres cuestiones fueron clave -opinó-. Eso más las medidas de supresión de cerrar colegios y universidades, gimnasios, cines, shopping y suspender espectáculos masivos”.
Estol destacó que “a los países que les fue mejor, una vez que tomaron esas medidas y obtuvieron una curva plana durante dos periodos de 14 días de contagio comenzaron a ver más prudente relajar medidas”. Y auguró: “Si somos exitosos en el desafío de mantener una curva plana, la Argentina será un ejemplo que brille en una época muy oscura”.
La extensión del período de aislamiento obligatorio decidida en las últimas horas y anunciada anoche por el presidente Alberto Fernández “debería consolidar los resultados actuales”. “El resto depende de que la población cumpla con las indicaciones, tal como lo hizo durante las últimas tres semanas”.
¿Y después de la cuarentena, qué?
“El aislamiento social debe ser mantenido a través del tiempo y flexibilizarlo cautamente, mientras se estudia cómo se expresa el número de casos”, opinó López, quien señaló que “a los países que levantaron la cuarentena rápido y para todos al mismo tiempo no les fue bien”.
Para él, “se debe empezar por habilitar a funcionar las industrias cuyos trabajadores pueden tomar distancia de un metro y medio fácilmente, como la construcción, los pequeños comercios, que pueden limitar el ingreso de clientes o los restaurantes y bares, que bien pueden comenzar a hacer delivery y si abren al público debieran hacerlo con dos mesas de distancia”.
“Hay que hacer funcionar de a poco el resto de las actividades mirando siempre de cerca el comportamiento en el transporte público -sostuvo-. Habrá que flexibilizar los horarios de trabajo en las empresas y asegurarse que no se acumule gente en colectivos, subtes y trenes; de otro modo, todo el esfuerzo de la cuarentena podría perderse en unos pocos días”.
Sin embargo, López fue categórico al asegurar que “lo que no negociaría es la salida de los mayores de 65 años, la vuelta de espectáculos masivos, la apertura de aeropuertos y demás pasos fronterizos y la vuelta a clases”. “Especialmente en las zonas donde el Ministerio de Salud asume que existe circulación comunitaria de la enfermedad”. (Fuente Infobae – Por Valeria Chavez)