El avance de la pandemia
Son dos de los distritos en los que decidieron prohibir o limitar las salidas recreacionales. Los datos surgen de las estadísticas oficiales. Además, la pregunta que sigue abierta: ¿llegará el pico de casos o es un mito?
A pesar de todo (la cuarentena, la incertidumbre, la pobreza en alza…) la marea de cifras sobre coronavirus en Argentina parece estar encontrando algún orden. Las cifras registradas evidencian que el ansiado “pico” que tanto se busca amesetar tal vez no tenga la forma de un monstruo de irrefrenable alcance nacional, sino que se manifieste como picos intensos pero geográficamente aislados en los distritos que en las últimas semanas tuvieron un aceleramiento en el ritmo contagios por Covid-19. Esto es, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires.
De ahí que con Santa Fe y Córdoba, los dos distritos en los que prácticamente vive la mitad de la población del país hayan rechazado las “salidas recreativas” que anunció el fin de semana el presidente Alberto Fernández. En palabras del vicejefe del Gobierno porteño, Diego Santilli, no se habilitaron porque “los casos siguen en aumento”.
Para quienes están en el detalle, esos dichos parecen contradictorios. Ocurre que a nivel nacional la foto no es exactamente la de un aumento sino más bien la de una desaceleración. En palabras de Pablo Groisman, matemático e investigador de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA-Conicet, “la curva se está desacelerando. Una forma linda de verlo es con los gráficos que mostraba el Presidente, que indicaban cuánto tardaban en duplicarse los casos. Es un fenómeno que no se puede cambiar porque la pandemia supone crecimiento exponencial: el tema es cada cuánto se duplican los casos. Al principio esto ocurría cada 3 días, luego cada 10 y ahora cada 17 días. Si no hubiese habido cuarentena y la duplicación siguiera siendo cada 3 días, tendríamos unos 50.000 infectados”.
En cambio, estamos llegando a los 4.000. Más allá de que en la última semana se sumó casi un cuarto del total, 951 nuevos infectados que marcaron un nuevo récord de contagios, cuando se mira la “panorámica” semana a semana, el porcentaje de casos nuevos (respecto del total de acumulados) está en franco descenso.
Así, mientras del 30 de marzo al 5 de abril hubo un 89% más de infectados que la semana anterior, del 6 al 12 de abril bajó al 42%; del 13 al 19, al 33%; y la última semana, a menos de 30%.
Si bien es cierto que este escenario “dinámico” podría modificarse sustancialmente por la liberación paulatina de la cuarentena, es un hecho es que jurisdicciones como Buenos Aires o CABA viven realidades paralelas.
Día a día
En un repaso por los boletines que difunde el Ministerio de Salud de la Nación se puede ver que la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tuvo, en la última semana (la «epidemiológica» N°8), un alza porcentual importante de contagios, en contraste con la baja que ese distrito había tenido en las semanas epidemiológicas 6 y 7, seguramente producto del aislamiento obligatorio.
Así, el domingo 5 de abril se registró un 70% más de nuevos casos que una semana atrás. El 12 de abril ya se vio el impacto de la cuarentena y esa cifra bajó al 33% (respecto, siempre, de la semana anterior). El 19 de abril siguió el descenso y tocó el piso del 20% de nuevos casos sobre el total acumulado. Pero ya este domingo se reportó un 42% más de casos. En esta última cifra resuenan las palabras de Santilli citadas arriba.
A la provincia de Buenos Aires le toca una realidad similar. El 5 de abril se podía recoger un 82% de nuevos casos sobre el acumulado una semana antes. Una semana después, el 12 de abril (cuarentena mediante), bajó al 44%. Pero ya el 19 de abril empezó a subir otra vez y desde hace dos semanas se registra un 52% de nuevos casos respecto de la semana anterior.
¿Y Córdoba y Santa Fe? Esas provincias también fueron refractarias a la propuesta presidencial de distender el aislamiento domiciliario, pero los porcentajes no ayudan a entender la medida.
De hecho, en las últimas cuatro semanas, Córdoba pasó de aumentar sus nuevos casos de coronavirus en un 90% el 5 de abril (respecto de la semana anterior) a sólo el 5% este domingo. En Santa Fe, el descenso fue del 95% al 9% actual. La cautela eventualmente habría que vincularla con que esas provincias albergan a Córdoba capital y a Rosario, las dos ciudades más pobladas del país después de Buenos Aires.
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Como sea, la ciudad y la provincia de Buenos Aires funcionan como «casos testigo». Al superar con comodidad el porcentaje de casos nuevos en el país, evidencian que abrir leventemente la «canilla» del aislamiento no es para nada gratuito.
¿El pico es un mito?
Una de las preguntas que cada tanto retorna es cuándo será el pico, que a esta altura parece un mito.
Javier Farina, infectólogo de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) fue claro: “Si todos los días tengo entre 100 y 200 nuevos casos, como pasa ahora, porcentualmente cada vez va a representar menos en el total de acumulados. O sea, los 100 no representan hoy lo mismo que hace un mes. Pero que en una semana hayas tenido 900 casos también habla de la magnitud de la epidemia. Significa que esto también va a ser una tendencia y que va a ser difícil sostener que todas la semanas haya sólo 900 casos. Por las características de transmisión de este virus y por el R0 («R cero»), que es un factor multiplicador, a la larga, también va a favorecer que esta curva incline su pendiente hacia una verticalidad. Lo que queremos evitar es que esto se dé en un período corto de tiempo”.
Lo del R0 -la tasa de reproducción de contagios– es todo un tema. En la ciudad de Buenos Aires, la tasa es de 1,35. O sea que por cada infectado se contagian una persona más y «un cachito». El Ministerio de Salud de la Nación no ofrece un cálculo global del país y en la provincia de Buenos Aires dijeron a este medio: “No estamos calculando ese dato. Pensamos empezar a estimarlo pero tenemos que cerrar la metodología”.
Parecerá abstracto, pero conviene intentar entenderlo porque de ahí se desprenderá la magnitud del “pico” de contagios.
Como explicó Groisman, un modelo con el que se ve todo esto clasifica a los individuos según distintas categorías: “Calificás a la población entre suceptibles, infectados y removidos”.
“Lo de removidos es un concepto poco agradable porque incluye tanto a los recuperados como a los fallecidos. Eso impresiona un poco. Pero matemáticamente están en la misma categoría porque no contagian”, explicó.
Así, “o somos suceptibles de infectarnos -algo que en este momento le pasa a 44 millones de personas- o estamos infectados y por lo tanto podemos contagiar a otros”. Ahí es donde cobra relevancia el R0.
Según el matemático, “el pico es el pico de personas infectadas (o sea, el total difundido en los partes oficiales, menos los recuperados y fallecidos) que está infectando a otros en este momento. En una epidemia, la curva siempre crece al principio, pero llega a un pico máximo, que es el número más grande de infectados que puede haber a la vez. La idea es que ese pico sea lo más bajo posible”. Es decir, que haya la menor cantidad de infectados al mismo tiempo infectando a otros.
Por eso, los países que mantienen el R0 entre cero y uno, tienen una situación prácticamente controlada, ya que no todos los infectados contagian a otra persona. Para Groisman, “tiene sentido pensar que se darán picos altos en ciertos distritos donde la cosa está más complicada. Todo depende de las medidas que se tomen… si siguiéramos con cuarenta total, el pico tardaría mucho en llegar, pero, como ya se sabe, no es viable hacer algo así”. (Clarín – Por Irene Hartmann) PS