Si no hay cambios de última hora, el Gobierno comunicará hoy la extensión de la cuarentena hasta el 24 de mayo, el ingreso a la fase de «reapertura progresiva» en la mayor parte de la Argentina, y una habilitación parcial de actividades industriales y comerciales en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde el confinamiento seguirá siendo más estricto que en el resto del país.
El anuncio lo hará el Presidente, en la residencia de Olivos. Se evalúa convocar a una conferencia de prensa, para que no queden dudas de los pormenores de la decisión, como ocurrió hace dos semanas. La idea de Alberto Fernández es que la comunicación de las medidas, todavía sin horario confirmado, se haga de manera conjunta con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
El Presidente se reunió ayer con los dos, por separado, para analizar los desafíos que presenta la apertura parcial de la cuarentena en el AMBA, donde se concentra más del 60 por ciento de los casos. Conscientes de que el confinamiento debe continuar con estrictas medidas de prevención, el jefe de gobierno porteño abogó por la reapertura gradual de comercios y el gobernador bonaerense, de construcción privada y de fábricas industriales en el Gran Buenos Aires.
Del diálogo con el resto de los gobernadores se encargó el ministro del Interior, Eduardo «Wado» De Pedro. Por la residencia de Olivos también pasaron el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Transporte, Mario Meoni, a cargo de una misión decisiva: evitar las aglomeraciones en trenes, colectivos y subtes del AMBA.
Las salidas de esparcimiento, incluidas por el Presidente en los últimos anuncios, seguirán como una prerrogativa de cada jurisdicción. La Ciudad de Buenos Aires analiza autorizar paseos breves en horarios bien definidos. La provincia de Buenos Aires advirtió que no lo tiene como prioridad, pero analizará el tema con los intendentes, para autorizar solo en municipios donde no haya riesgos.
En el entorno de Kicillof advierten que, pese a la grave situación económica, no hay una demanda social mayoritaria para avanzar con una apertura generalizada. Se apoyan en una encuesta encargada por el gobierno provincial que indica que el 81% de los consultados en el conurbano respondió que se sentiría «nervioso» si se levantara la cuarentena, «porque aún hay peligro». En tanto que el 14 por ciento se manifestó a favor del levantamiento.
Para avanzar en la reapertura gradual de actividades, el Presidente podría flexibilizar el artículo 3 del decreto que dispuso la última prórroga de la cuarentena, en función de ampliar las excepciones a los conglomerados de más de 500.000 habitantes. En los del interior del país, como gran Mendoza, gran Rosario y gran Santa Fe, la tasa de duplicación de contagios supera los 25 días, en línea con el promedio del país. Las cifras cambian en el AMBA, donde la reapertura será más lenta.
En el gobierno de Kicillof aspiran a que el gobierno nacional habilite más de mil fábricas, en su mayoría del Gran Buenos Aires, que presentaron protocolos de funcionamiento. Esa lista, que fue elevada al ministro de Producción, Matías Kulfas, incluye empresas de diferentes rubros, como automotriz, autopartes, química, petroquimica, plástica, metal mecánica, cemento, textil, indumentaria y calzado.
La cantidad no está del todo definida. Contempla a toda fábrica que haya presentado un protocolo, siempre que haya resultado aprobado, por lo que el listado puede ampliarse con el correr de los días. La prioridad del gobernador bonaerense es empezar a reactivar el aparato productivo para atenuar el impacto económico de la cuarentena. En el caso de los comercios, las habilitaciones se otorgan de manera individual, siempre por medio de la presentación de un protocolo de funcionamiento.
La gran preocupación, tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en la provincia, sigue siendo el transporte público. Kicillof no confía en los esquemas de uso escalonado, por horario. Cree que se puede generar un caos difícil de controlar. Por eso decidió priorizar la reactivación de la industria y colocó en otro escalón de actividades al comercio y las salidas de esparcimiento. (La Nación)