Coronavirus: alarma oficial por el aumento de contagios en el área metropolitana

Las cifras de Covid-19 de los últimos días encendieron las alarmas en los despachos gubernamentales . Con el récord de ayer y más del 90% de los nuevos casos concentrados en la ciudad y el conurbano bonaerense , todo indica que el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) podría hacer torcer el rumbo de la epidemia y revertir los buenos resultados que se venían registrando.

Aunque los funcionarios advierten que es necesario esperar unos días para hacer proyecciones más certeras, reconocen que este salto en las estadísticas los obliga a replantear los modelos que usan para tomar decisiones epidemiológicas.

«Todo esto se evalúa dentro de 10 o 12 días, cuando veamos cómo viene el número de casos. La transmisión puede haber aumentado un poco, pero eso se verá dentro de unos días», planteó el ministro de Salud, Ginés González García. Fernán Quirós, su par del gobierno de la ciudad, ya anticipó: «Entre mayo y junio vamos a tener un aumento significativo de casos. Eso significa que el subsector público de la ciudad tendrá una ocupación diaria de unas 3000 camas. En el peor momento, estimamos unos 300 casos nuevos por día para el sistema público». Quirós también descuenta que si el aumento se acelera habrá que volver a un aislamiento más estricto.

Entre otras cosas, la dificultad de contar con proyecciones numéricas precisas deriva de que los casos confirmados en las últimas horas son cuadros que empezaron hace cuatro o cinco días. «Es esperable que en las próximas dos semanas siga habiendo un aumento. En los barrios populares, el número de reproducción (R, a cuántas personas les transmite el virus cada confirmado) debe estar en 1,5 -destaca el infectólogo Eduardo López, miembro del comité asesor del Poder Ejecutivo-; es decir que cada dos casos confirmados hay tres contagiados. Además, el índice de positividad es altísimo: de 370 casos sospechosos testeados, más de la mitad fueron positivos. Al que detectamos hoy ya infectó a alguien. La enseñanza que dejan los últimos brotes en asentamientos e instituciones es que el virus está circulando y no queda restringido a esos lugares. No olvidemos que el 26% contagia hasta 72 horas antes de empezar con síntomas».

Rodrigo Castro, director del Laboratorio de Simulación de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, va más allá: «Considerando la nueva dinámica que comenzó a dominar en la última semana en CABA, el ajuste de modelos indica que el número efectivo reproductivo Rt oscila alrededor de 2,3, un incremento a casi el doble respecto del valor estabilizado luego del inicio del aislamiento social preventivo y obligatorio que rondaba un valor de 1.2 -afirma-. Con esto, de no haber una intervención decisiva en la situación de los aglomerados de mayor fragilidad social y sanitaria, los modelos indican que podría darse una duplicación de casos en plazos del orden de 10 a 15 días».

Reclasificación
Para hacer más sensible el testeo y que no se «escapen» casos, el Ministerio de Salud de la Nación volvió a modificar el criterio de «caso sospechoso»: ahora cualquier persona que tenga 37,5° de temperatura, tos, dolor de garganta, dificultad para respirar, alteraciones del olfato o el gusto, neumonía o cuadro respiratorio agudo grave de causa desconocida, y que en los últimos 14 días haya estado en contacto con casos confirmados o tenga un historial de viaje fuera del país, resida o haya viajado a zonas de transmisión activa del virus, o presente dos o más de esos síntomas y sea personal del equipo de salud, o trabaje en instituciones cerradas o de internación prolongada, sea integrante de las Fuerzas Armadas, o resida en barrios populares y pueblos originarios, o brinde asistencia a adultos mayores, deberá ser aislada y testeada al tercer día de la aparición de los síntomas.

El dato más llamativo es el vertiginoso aumento de casos en el distrito porteño. Quirós lo atribuye a una política más activa de búsqueda: «No estoy seguro de si en la ciudad hay más enfermos, o es que los estamos identificando más. Desde el martes aumentamos significativamente los testeos. Un cuidador del parador de Retiro nos dio positivo y tomamos la decisión de testear a todos los usuarios. De 96, 90 nos dieron positivo y eran todos asintomáticos. Esos 90 no hubieran estado nunca en la estadística. Solo en el sistema público estamos haciendo entre 600 y 900 tests por día».

Según el ministro, hay dos escenarios posibles: que el aumento se deba principalmente a más testeo (y si eso fuera así se volvería a los números de hace dos semanas) o que se trate efectivamente de un cambio en la pendiente.

Del otro lado de la avenida General Paz, Nicolás Kreplak, viceministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, ausculta la situación epidemiológica en el otro término de la ecuación metropolitana, el conurbano, que se extiende como un continuo con múltiples vasos comunicantes a la entrada de la ciudad. Con mayor población, pero menos de la mitad de confirmados, por ahora la «curva» en esa zona parece mantenerse bastante estable. «Realizamos una vigilancia activa en los territorios -afirma-. Hacemos entre 700 y 1000 tests por día y tenemos una tasa de positividad que ronda del 5 al 6%. Pero el problema que surgió en el Barrio Mugica nos preocupa porque puede terminar en más contagios en la provincia. Para mí, no tendría que haberse abierto el comercio. Se puede abrir cuando bajan los casos, no cuando suben. Si no, es pan para hoy y hambre para mañana, porque vamos a tener que volver atrás».

También los científicos que analizan datos fruncen el ceño frente a la curva ascendente. «Que en una epidemia va a haber un pico es obvio, porque la cantidad de gente susceptible al virus es finita. En algún momento la cantidad de gente que se enfermó es tanta que cada vez quedan menos susceptibles -explica el físico Jorge Aliaga, exdecano de Exactas/UBA, que todos los días publica un análisis de los datos que se dan a conocer-. Como veníamos, con un crecimiento muy suave, el pico hubiera ocurrido dentro de décadas. Obviamente, no es que la enfermedad iba a durar décadas, pero se ganaba tiempo hasta que hubiera una vacuna con las menores muertes posibles».

Acerca de si el número de nuevos casos aumenta porque se testea más, Aliaga opina que entonces debería ser muy bajo el porcentaje de positividad. «No parece ser el caso: aumentó la positividad al 11% y, en los barrios vulnerables, el 60% da positivo. Eso es altísimo. Corea para abrir llegó al 3% de positividad. Hay un aumento muy fuerte de la velocidad. Y ya vimos en todos lados que cuando se dispara fuerte es muy difícil de parar».

Según Roberto Etchenique, químico analítico de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, si uno deja al virus libre a su dinámica natural, lo esperable es que suba mucho el número de casos y no baje hasta que se haya infectado una gran parte de la población. «Dejar que haya contagio liberando parcialmente la cuarentena, ver qué ocurre y apretar las condiciones de aislamiento para que vuelva a bajar es posible, pero muy peligroso, ya que depende de la realidad social, e incluso si es exitoso, implica una cantidad de muertos, que son siempre un porcentaje de los infectados totales».

El bioinformático de la Universidad Nacional de Córdoba Rodrigo Quiroga, investigador asistente del Conicet, considera que es importante intensificar el rastreo de contactos en la ciudad de Buenos Aires: «Las provincias que realizaron mayor rastreo de contactos, como Córdoba, Santa Fe y Jujuy, son las que lograron ‘aplastar la curva’ y llevar los casos prácticamente a cero. Son también las que tienen menor índice de positividad. Las que tienen mayor circulación del virus tienen mayor positividad, se podría decir que están un paso atrás del virus (CABA, Buenos Aires, Río Negro y Chaco)».

Finalmente, para el físico Hernán Solari, especialista en modelos epidemiológicos, «ante un panorama de incerteza no se pueden esperar aciertos, hay que decidir si equivocarse por defecto o por exceso. Ir detrás de la epidemia o salirle al encuentro. Si se aplicara el criterio de búsqueda activa desde el inicio del brote, podría controlarse. La opción es: ¿aislar personas en exceso o sufrir las consecuencias de un fuerte brote? No podemos elegir ‘no equivocarnos’, pero podemos elegir cómo y eso hace diferencias en vidas». (La Nación – por Nora Bär)