La Iglesia se unió a la celebración del Día de la Independencia con fuertes llamados a la construcción de una Argentina «fraterna, libre, solidaria y reconciliada «, en medio de las fuertes disputas políticas que encierran al país en las restricciones por la pandemia y la recesión económica.
Mientras el cardenal Mario Poli dijo en la Catedral metropolitana que «el ideal de una Argentina con fraternidad, solidaridad e inclusión está muy lejos de haberse alcanzado» , el arzobispo de Tucumán, Carlos Alberto Sánchez, pidió «deponer intereses mezquinos e individualistas, para construir una Argentina libre, solidaria, pacífica y reconciliada». Lo escuchaba en la catedral tucumana el gobernador Juan Manzur .
Sánchez, nombrado arzobispo de Tucumán hace tres años por el papa Francisco, dijo que la situación sanitaria exige «el distanciamiento, pero no al alejamiento y la indiferencia ante cada situación de vida».
Pidió a Dios en el tedeum que » nos libre de la pandemia y de tantos males que sufrimos en nuestra sociedad» y «nos ilumine para vivir este tiempo de oscuridad y desconcierto, buscando y encontrando alternativas superadoras, en la escucha al pueblo santo de Dios y al Evangelio».
Llamó a «poner todas nuestras energías y capacidades al servicio del bien común, deponiendo nuestros intereses mezquinos e individualistas «. Y pidió al Señor que «nos encienda el corazón en la caridad efectiva y sacrificada, para que los argentinos vivamos en paz, justicia y libertad, acrecentando la esperanza con el encuentro fraterno y comprometido».
«La sensación de esclavitud, el encierro de la cuarentena nos ha evidenciado que estamos llamados a vivir en libertad, pero una libertad responsable, que mira elige y decide en pos del bien de todos. Es la libertad que soñaron los fundadores de nuestra patria y que declararon los congresales en Tucumán», señaló el arzobispo Sánchez.
Metas pendientes
Por su parte, en una misa por la patria celebrada en la catedral porteña, a puertas cerradas, Poli afirmó que » la independencia y la libertad proclamada hace dos siglos por los congresales de Tucumán no siempre se tradujo en tiempos de paz y progreso para todos «. Y dijo que «el ideal de vivir la Argentina como una gran familia, donde la fraternidad, la solidaridad y el bien común incluyan a todos los que peregrinaron en su historia está muy lejos de haberse alcanzado».
Señaló, así, las asignaturas pendientes del combate contra la pobreza y la exclusión, una de las principales preocupaciones de la Iglesia frente a la crisis actual.
«Los obispos, cuando se cumplieron 200 años de la Independencia, decíamos que los congresales pensaron en nosotros. Y no cabe duda de que somos la razón de la sacrificada y riesgosa entrega de sus vidas, tiempo e intereses que sin titubeos nos ofrecieron», afirmó Poli en la homilía.
«En medio de la pandemia que nos afecta a todos hoy retomamos el sagrado legado que nos dejaron los hombres de Tucumán y con esperanza cristiana le pedimos a la Virgen de Itatí que ponga bajo su manto la familia humana para superar la prueba de la enfermedad y nos siga iluminando el camino para construir una patria más justa, fraterna y solidaria»», dijo el cardenal primado, al referirse al avance del coronavirus.
Acompañado por el obispo Javier Sucunza, vicario general de la arquidiócesis, y el padre Alejandro Russo, rector de la Catedral, Poli cerró la misa por la patria con la entonación del Himno nacional.
En la misa se rezó » por los funcionarios y dirigentes públicos para que sin descanso trabajen por el bien común, recordando que deben gobernar para el pueblo» . También se oró por los afectados por el coronavirus y «por todos los que sufren distintos niveles de pobreza, para que puedan vivir sin exclusiones y diferencias».
Reconocido historiador de la Iglesia, Poli recordó especialmente la devoción por la Virgen de Itatí recordó que las sesiones del Congreso de Tucumán de 1816 comenzaron con una misa dedicada al Espíritu Santo.
«Este día tiene un color dominante: el azul y blanco. Son los que lucen en el manto de la Virgen de Itatí y los que flamean en la bandera que nos identifica a los argentinos. Son los colores que nos legó Manuel Belgrano y hoy más que nunca los hacemos nuestros, al evocar la gesta de la Independencia nacional», afirmó el arzobispo, en alusión a la fecha patria. (La Nación – Por Mariano De Vedia)