«La gente perdió el miedo» y comenzó a cuidarse menos, expresó Teresa García, y lo relacionó con que en la Argentina «no se vieron las fotos más temidas porque no tuvimos camiones frigoríficos en la puerta de los hospitales como en Italia”
La ministra de Gobierno bonaerense, Teresa García, afirmó este miércoles que si la provincia de Buenos Aires continúa con «este ritmo» de contagios de coronavirus, «para mediados de agosto» tendrían «el 90 por ciento de camas ocupadas«, al tiempo que expresó la «preocupación» por esta proyección que le fue transmitida por especialistas del área.
«Si seguimos a este ritmo, una especialista nos dijo que para mediados de agosto tendríamos el 90% de camas ocupadas”, dijo García en declaraciones formuladas a la radio AM 750.
Agregó que en la administración provincial existe «preocupación» por la cantidad de contagios de coronavirus debido a que, como consecuencia, «la ocupación de las camas de internación se está acelerando».
Atribuyó ese hecho a que «la gente perdió el miedo» y comenzó a cuidarse menos, y lo relacionó con que, en la Argentina, «no se vieron las fotos más temidas porque no tuvimos camiones frigoríficos en la puerta de los hospitales como en Italia”.
En este marco, resaltó la necesidad de «insistir con las características de la enfermedad», que es muy contagiosa y que tiene una posibilidad de sobrevida «del 50 por ciento, una vez que el paciente contagiado en terapia intensiva».
De cara al fin de la prórroga del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), el próximo lunes, el gobernador Axel Kicillof mantuvo ayer una reunión «con más de 40 expertos, para analizar la situación en la provincia» y hoy tendrá un encuentro con su par porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y mañana con intendentes.
“La preocupación tiene que ver con cuánto resiste el sistema de salud. Si no hubiera una disparada de casos, el escenario posible es mantener las cosas como están», explicó García.
La funcionaria resaltó que la enfermedad «no está vencida, porque es muy contagiosa y letal» y, si bien reconoció que «la gente está harta» del aislamiento y eso generó «una flexibilización natural por parte de la población que decidió salir a la calle», insistió en que «hay que terminar con las reuniones sociales, con el picadito de fútbol y con la foto con jugadores”.