CÓRDOBA.- Desde hace un mes los contagios de coronavirus se nacionalizaron. En abril solo uno de cada diez estaba fuera de la ciudad de Buenos Aires y Buenos Aires; ahora un tercio está en las provincias. La nueva tendencia impone desafíos y cambia la agenda de la mayoría de los gobernadores, que venían administrando la cuarentena y pasaron a enfrentarse con urgencias de un sistema de salud al borde del colapso y decisiones de retroceso en la flexibilización, lo que genera mal humor y reacciones sociales.
Jujuy, Mendoza, Córdoba, Santa Fe y Río Negro están entre las que más casos registraron en las últimas semanas. La estrategia difiere entre los gobernadores y sus decisiones tienen vínculo directo con la fortaleza del sistema de salud. Para el sociólogo Marcos Novaro en esta nueva situación la «tendrán que remar bastante» el Presidente y los mandatarios.
«Hasta ahora la mayor entrega de recursos a Buenos Aires estaba más o menos justificada por la centralidad de la pandemia, más allá de que la explicación real es que ahí se debe sostener al kirchnerismo, había una coincidencia entre Covid-19 y el interés electoral, que ahora está desapareciendo», dice a LA NACION.
Gerardo Morales fue el gobernador que flexibilizó más rápido actividades, pero hace un mes en Jujuy se empezaron a multiplicar los casos y encendieron la alarma del sistema sanitario. El sector público tiene 120 camas de terapia intensiva y sumó unas 190 privadas en todo el territorio. Como la ocupación oscila entre 95% y 100%, el ministro de Salud, Gustavo Bouhid, confirmó que hay unos 30 pacientes en sus casas con oxígeno. La Nación envió terapistas, epidemiólogos y sanitaristas en diferentes oportunidades y la provincia prometió sumar unos 200 profesionales más. Las actividades no esenciales están canceladas en las zonas de picos de contagios.
Distinto es el caso de Córdoba, donde Juan Schiaretti mantiene las habilitaciones (gastronomía, comercios, shoppings, gimnasios, centros de estética, deportes al aire libre) y reactivó las reuniones familiares. La estrategia es atacar los brotes con el bloqueo de la zona (sea un barrio o una localidad completa) y la imposición de un cordón sanitario estricto; ese aislamiento se extiende desde unos días a un mes.
Córdoba cuenta con 882 camas críticas (con respiradores), la mitad del total de las de terapia. Nación envió 193 equipos desde el inicio de la pandemia y la provincia compró el resto. Esta semana, además, la administración local contrató a 500 especialistas para reforzar la atención en terapias y en el Laboratorio Central, donde se hacen los análisis; los terapistas de establecimientos provinciales cobrarán un adicional de $40.000 mensuales por cuatro meses. Del total de camas de terapia está ocupado el 36,6% (21% de ese global son casos de coronavirus).
Los niveles de hisopados y testeos son diferentes entre las provincias, incluso fue dispar el nivel de adhesión al nuevo concepto de caso sospechoso que estableció la Nación a comienzos de agosto (contactos estrechos sin necesidad de realizar un estudio de PCR). Adoptar la definición o no va de la mano de las posibilidades de diagnosis con hisopados de cada jurisdicción.
«En esta ‘segunda ola’ parece que no aprendimos de lo que dejó la primera: la clave es aumentar el rastreo, el testeo y el aislamiento. Hay menos recursos, el aguante es menor y la capacidad de hacer la cuarentena en serio, también. Muy complejo a lo que se enfrenta la dirigencia», subraya Novaro y agrega que Fernández es «un Papá Noel pobre, visita pero hay poco margen para distribuir».
Río Negro triplicó la cantidad de camas de terapia intensiva desde el inicio de la pandemia; los hospitales sumaron 65 respiradores provistos por Nación y otros 50 comprados con fondos propios. Hay 188 camas de terapia entre públicas y privadas y 16 para niños (se incorporaron en capital e interior). La ocupación es del 95% en el Alto Valle y «siempre hay disponibilidad» en Bariloche y Viedma (unas 30 libres). La estrategia es «aislamiento estricto y controlado» de los casos confirmados; «búsqueda oportuna» de contactos estrechos y aislamiento; cancelación de actividades masivas y comunicación «efectiva y permanente» de la importancia de los cuidados individuales.
«El gobierno nacional tiene dos instrumentos para influir sobre las autoridades provinciales: la asignación de recursos no coparticipables, y el endeudamiento -describe Rosendo Fraga-. Generalmente han sido recursos eficaces para alinear legisladores en el Congreso, como también sucede hoy. Al incrementarse los contagios en las provincias, sucede lo que tuvo lugar meses atrás entre la Nación y CABA, cuando desde la Casa de Gobierno responsabilizaban a Rodríguez Larreta por un incremento de casos que entonces era superior al del Gran Buenos Aires hasta que se empezó a hablar del AMBA. Ese fue el momento de mayor cooperación entre Presidente y jefe de gobierno».
Para el analista hay un tercer momento: cuando los resultados porteños mejoraron y superaron ampliamente a los bonaerenses, entonces «hubo una actitud de confrontación por parte de Nación y el Presidente pasó a criticar la mayor riqueza del distrito. La cuestión es simple: buscar a quién tiene la culpa de que la pandemia escale o no se solucione». Con las provincias se está en la primera etapa, la Rosada las responsabiliza de la escalada «pero el país es uno, los datos nacionales influyen en toda la opinión pública y en la imagen del país. Creo que esto abrirá paso a una etapa de mayor cooperación».
En el caso de Mendoza, también la ocupación de camas de terapia se agravó; aunque las fuentes oficiales no pasaron los datos -como sí lo hicieron los otros distritos-, la provincia tiene unas 350 críticas y alrededor del 70% están en uso. Fernández visitará al gobernador Rodolfo Suárez (iba a ser el lunes pero la suspendió); la Nación respondió a su pedido de ayuda y envió 30 respiradores, 40 monitores, 50 bombas de infusión y 3000 kits de protección personal. Suárez mencionó públicamente que compró respiradores en marzo, pero no llegaron porque la Rosada centralizó el reparto.
Si bien la decisión de Fernández era correr a la pandemia del centro de la agenda y concentrarse en lo que viene, sus dos próximos viajes al interior serán a distritos golpeados y gobernados por la oposición, Mendoza y Jujuy. Estuvo en Santa Fe hace unos días, pero el motivo fue la hidrovía. Las visitas se enmarcan en la coordinación y cooperación por el Covid-19, pero también son un gesto político hacia mandatarios radicales cuyas posiciones en temas de interés para la Rosada son menos contundentes que las que quieren los legisladores de su partido.
Santa Fe -los departamentos Rosario, San Lorenzo, Constitución, Caseros y General López volvieron a cuarentena estricta- cuenta con 954 camas críticas; el mayor índice de ocupación es en el Gran Rosario, donde ronda el 80% promedio entre el sector público y el privado.